¡®Podcast¡¯, vigentes 10 a?os despu¨¦s

En sus inicios, en 2004, no sab¨ªan c¨®mo llamarlo. Si guerrillamedia, audiobloggin o podcasting, acr¨®nimo que al final gan¨® en su forma abreviada: ¡®podcast¡¯, que se refiere a las emisiones de audio en la Web. Con la aparici¨®n de los smartphones, esta herramienta tecnol¨®gica ¨Cque era de uso casi exclusivo de los radioaficionados- se ha popularizado entre las grandes cadenas de comunicaci¨®n que hoy en d¨ªa se enfrentan a la entrada de Google en el terreno de la m¨²sica online y de Apple en el mundo de la radio por Internet.

No hay un registro de las radios espa?olas en Internet, los expertos solo aseguran que las existentes se dividen en tres: las que transmiten m¨²sica o contenido noticioso las 24 horas, que son cada vez menos por lo caro del mantenimiento y la poca rentabilidad; las que se especializan en podcasts; y por ¨²ltimo las mixtas, que tienen tanto programaci¨®n en directo y como podcasts.

Fernando Berl¨ªn, director y fundador de la primera radio espa?ola en Internet Radiocable, explica que para emitir en directo se paga a la proveedora de Internet por la cantidad de oyentes que se quiere tener, entre m¨¢s audiencia m¨¢s ancho de banda se necesita, por lo que se requiere de un ¡°amplio¡± soporte publicitario para mantenerlo. Mientras que en el caso de los podcast, son fragmentos de audio que se pueden descargar en cualquier momento y es raro que coincidan muchos oyentes.

Desde el lado de las audiencias, solo existe un estudio de la Asociaci¨®n de Medios de Comunicaci¨®n (AIMC), publicado en mayo de 2012 que muestra que m¨¢s de 11 millones de internautas al mes escuchan radio por Internet. Siendo ¡°el consumo de podcast muy peque?o en comparaci¨®n con el directo¡±, seg¨²n el documento. Sin embargo, para Berl¨ªn est¨¢ situaci¨®n ha comenzado a cambiar con la aparici¨®n de los smartphones, ya que ¡°hasta ahora ofrec¨ªamos audio para que la gente tuviera compa?¨ªa mientras trabajaba¡±, pero con el tel¨¦fono m¨®vil ¡°tienes un transistor en el bolsillo¡±, por lo que los podcasts ¡°est¨¢n creciendo much¨ªsimo¡±, dado que las personas se descargan los programas para escucharlos cuando quieran.

En el estudio se refleja que el ordenador port¨¢til es el dispositivo m¨¢s usado para escuchar radio online, con un 48% del consumo, seguido de la PC de sobremesa con un 29%, luego est¨¢ el tel¨¦fono m¨®vil con un 13% y las tabletas tienen un 8%, seg¨²n el estudio, que a?ade: ¡°El 67% del tiempo de escucha es consumido en el hogar, el 25% en el trabajo, y el restante lo hace mientras se desplaza¡±.

M¨¢s de 11 millones de personas al mes escuchan radio por Internet, seg¨²n un estudio de 2012 de la AIMC

Sonia Blanco, profesora de ciencias de la comunicaci¨®n en la Universidad de M¨¢laga, afirma que la ventaja, fortaleza y atractivo del podcast, es que se puede consumir ¡°mientras corremos, paseamos al perro o incluso conducimos¡±, aunque hasta hace muy poco las radios comerciales espa?olas ¡°finalmente se han introducido muy bien y ya hay programas como La Script (de Cadena Ser) que dicen tener mejores resultados en su formato podcast que en su emisi¨®n por ondas¡±.

Los podcasts de programas de la Cadena Ser como Nadie sabe Nada y Milenio 3 est¨¢n entre los m¨¢s destacados y buscados en la p¨¢gina iTune Store, uno de los sitios en Internet m¨¢s populares para descargar contenidos de audios.

Elisa Escobedo, presidenta de la Asociaci¨®n Espa?ola de Radio Online (AERO), asegura que las radios peque?as deben aprovechar los podcasts para competir en el mundo de Internet, ya que el formato musical y hablado en directo ¡°ha quedado m¨¢s para el entorno de los grandes grupos de comunicaci¨®n¡±.

Dentro de los podcasts, explica Escobedo, los radioaficionados deben especializarse en temas, ya sea de salud, deportes, medioambiente, dado que esto les asegura un segmento de oyentes. Adem¨¢s, seg¨²n Berl¨ªn, este formato es econ¨®micamente m¨¢s sostenible y encaja ¡°muy bien¡± en los h¨¢bitos de las nuevas audiencias, ya que ¡°es raro que un internauta pase las 24 horas esperando un programa¡±.