Me siento estafado

Hace apenas tres a?os compr¨¦ un flamante iPad. Era (y sigue siendo) una maravilla. Puedo leer el peri¨®dico, tuitear, ver partidos de f¨²tbol y conocer las ¨²ltimas noticias de mis amigos australianos. Estar a la ¨²ltima me cost¨® 799 euros; pero, ?qu¨¦ diablos!, me aseguraba montarme en la cresta de la ola tecnol¨®gica y no quedarme en la prehistoria anal¨®gica.

El cacharro es fabuloso. Tiene aplicaciones de todos los colores (muchas de ellas gratis), su pantalla es generosa, el teclado es grande y ofrece todo tipo de bondades para el usuario. El lado malo es que no tiene entrada USB, pero este detalle es una minucia si lo comparamos con todas las ventajas que me ofrece.

Otra cualidad importante es que se actualiza ¨¦l solito. Cuando una aplicaci¨®n saca una versi¨®n m¨¢s avanzada, con solo darle a un bot¨®n ya la tenemos disponible en nuestra tableta, lista para su uso. Pero hete aqu¨ª que los responsables de la marca de la manzana han decidido sacar al mercado una nueva versi¨®n del sistema operativo (el software que hace funcionar el aparato) y que ese iPad, el que usted y yo tenemos, ya no se puede actualizar. De la noche a la ma?ana, es un aparato antiguo. Se ha quedado obsoleto.

Ning¨²n consumidor medio en su sano juicio hace una inversi¨®n importante de dinero en un cacharrito que en apenas tres o cuatro a?os va a ser m¨¢s inservible que un v¨ªdeo betamax. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si en su televisi¨®n apareciese un mensaje antes de su programa favorito diciendo: ¡°?Atenci¨®n! Esta serie no puede ser emitida en su pantalla porque su televisi¨®n no soporta la versi¨®n 7.4. Lo sentimos. Permanezcan atentos a otra pantalla¡±.

Desgraciadamente, esto no pasa solo con el iPad. Quien tenga un tel¨¦fono iPhone 3 (en cualquiera de sus variantes) o un reproductor de m¨²sica iPod se quedar¨¢ igual de obsoleto.

El mensaje que Apple lanza a sus clientes es algo as¨ª como: ¡°Si no puede actualizar nuestros productos, no merece pertenecer a nuestro club¡±. Una verdadera l¨¢stima y qui¨¦n sabe si un importante error estrat¨¦gico, porque en el mercado hay otras opciones, algunas de ellas m¨¢s asequibles y con sistemas operativos que no discriminan por raz¨®n de edad. Yo, como consumidor, me siento estafado.