Bloomfits regala valores (humanos)
Santi Costa ha creado el antinegocio, una web donde se ofrecen objetos y servicios sin esperar nada a cambio
![Santi Costa con su equipo de Bloomfits.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/N7V36AKI6KEMGGMIVWULOG45VI.jpg?auth=55d789d2cd5e8f478e808ce467de9c28f5cf8627f6e7f443c50927ea57758066&width=414)
¡°Regalo gu¨ªa de Berl¨ªn¡±, ¡°necesito bici para fin de semana¡±, ¡°?alguien puede recogerme a la ni?a del cole?¡±. Mensajes como estos pueden encontrarse en Bloomfits, una aplicaci¨®n para smartphones donde las cosas, las habilidades y los servicios se regalan porque s¨ª.
En tiempos del reciclaje, de la segunda mano, de los trueques y los minicr¨¦ditos, Bloomfits va m¨¢s all¨¢: el regalo desinteresado.
¡°Yo tengo algo y me sobra porque no lo utilizo, pues lo pongo a disposici¨®n de mi c¨ªrculo de amistades¡±, cuenta Pep S¨¢nchez, un fan de esta aplicaci¨®n de la generosidad hasta el punto de invertir en este modelo de negocio basado en el antinegocio. ¡°La diferencia con otros servicios es que no se espera nada a cambio. Ese es el secreto¡±. Pep ha ofrecido decenas de objetos, entre ellos el calientabiberones y las sillitas de su ni?a, que nunca volver¨¢ a usar; pero hay otra clase de servicios. ¡°Me iba de vacaciones a Islandia y me daba rabia gastarme un dineral en ropa de abrigo para unos d¨ªas. Puse el mensaje en Bloomfits y un buen amigo me la prest¨®¡±.
Esta idea temeraria de Bloomfits (en ingl¨¦s y espa?ol) ha salido de la mente de Santi Costa (Bonmat¨ª - Girona, 1975). ?l ha hecho el camino inverso de lo que est¨¢ tambi¨¦n de moda: tras diez a?os en Silicon Valley ha vuelto a su tierra, Girona, donde ha creado una empresa que busca, principalmente, el beneficio humano; del resto ya se ver¨¢. ¡°Estamos funcionando con el cerebro y el coraz¨®n; yo busco la satisfacci¨®n del alma¡±, explica Costa. ¡°El sistema nos ha inculcado la necesidad de comprar y comprar. El fin de semana vamos a los centros comerciales a consumir porque nuestro cuerpo lo necesita para sentirse bien. Es como inyectarse en vena el consumismo, por que de lo contrario tenemos mono. Pero abusamos y como sucede con los antibi¨®ticos, al final pierden su efecto. Vivimos de fuera hacia dentro y con esta aplicaci¨®n quiero fomentar la vida interior para conseguir la satisfacci¨®n externa".
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6AUSQQBQHOOW7AKDNDDMF4T6N4.jpg?auth=efb47843ce451b18e95a8acb5264f8d91b31adb5b294ad71678291489e8b1132&width=414)
¡°El regalo de un objeto o de un servicio, en realidad es el primer paso. Se trata de que la gente tenga una satisfacci¨®n personal, que se relacionen las personas. Lo importante es el contacto humano, la experiencia que se vive al hacerle un favor que a ti, por otra parte, no te supone nada¡±, explica Costa. ¡°Regalar la gu¨ªa de Berl¨ªn da pie a hablar del viaje y recibir interesantes consejos por parte de un amigo¡±.
En el piso de Costa trabaja todo el equipo de Bloomfits. Albert Mart¨ªn (Moneytrackin¡¯), Jordi Mant¨¦ (Seleqto) y Pep S¨¢nchez (Meristation) son los tres socios emprendedores que le acompa?an en este desaf¨ªo al orden econ¨®mico establecido. El dise?o corre de la mano de Mar¨ªa Roade.
A los c¨ªrculos de Bloomfits hay que entrar por invitaci¨®n. Cada cual da acceso a las amistades y familiares que quiera. ¡°Y estos otros pueden dar acceso a otros, pero tu siempre tienes la llave de qu¨¦ objetos o servicios ofreces y tambi¨¦n eliges su destinatario¡±, explica el desarrollador Mart¨ªn.
C¨®mo funciona
Se fotograf¨ªa el objeto que se pretende prestar o regalar: un vestido para una boda o el ¨²ltimo libro le¨ªdo, por ejemplo. Se le da un nombre y se decide cu¨¢l de los circulos pr¨®ximos tendr¨¢ acceso a ¨¦l: familia, amigos, trabajo o todos a la vez. ¡°Es como un enorme almac¨¦n virtual de objetos de valor, ya que no los dejar¨ªas a cualquiera¡±, explica el equipo, ¡°a cambio de poner unas poquitas cosas, tienes acceso a cientos de objetos que no tendr¨¢s que comprar jam¨¢s¡±. Hay quien presta intangibles o directamente su tiempo, ¡°Doy conversaci¨®n en ingl¨¦s¡± o ¡°Te ayudo a instalar parquet¡±.
La parte m¨¢s ¨²til es la de colgar un ¡°Necesito¡±. Con el mismo procedimiento, los allegados reciben una alerta en el m¨®vil y, dado que la reciben de gente que les importa, dan respuesta de inmediato. ¡°?Alguien me recomienda un restaurante en Madrid?¡±, ¡°?Ten¨¦is una Wii para probarla?¡±, son mensajes de lo m¨¢s habituales.
La aplicaci¨®n hace seguimiento de a qui¨¦n y cu¨¢ndo se prestaron los objetos, por lo que ya se puede confiar en que todo lo que sale de casa alg¨²n d¨ªa volver¨¢, con la misma forma o con otra muy distinta, pero igual de necesaria.
Por el momento, Costa esta tirando de sus ahorrillos, herencia de su paso por Slide y Google. ¡°Llega un momento, verdaderamente, en que te planteas lo del dinero. Efectivamente has aprendido las lecciones de Silicon Valley y sabes c¨®mo conseguir m¨¢s, pero el dinero no lo es todo¡±. Y en ese momento, Costa decidi¨® volverse a Girona con su mujer norteamericana Christy y su hija Mia.
Costa, mec¨¢nico de profesi¨®n inicial, que hab¨ªa emigrado a California en busca de trabajo y dinero, regresaba a su pueblo para intentar encontrar algo que le faltaba. ¡°Quiz¨¢s relaciones sociales, conversaciones que no versaran sobre dinero¡ no s¨¦, pero de repente todo aquello, el sol, la buena vida, la buena casa, un trabajo c¨®modo, no te llena¡±.
Costa estuvo en la direcci¨®n de Slide, una startup creada por Max Levchin, fundador de Paypal. Slide era una herramienta que incrustaba las fotos de los internautas en sitios como MySpace y Facebook. ¡°En 2008 m¨¢s de 155 millones de usuarios al mes dedicaban cientos de horas a nuestras aplicaciones¡±. El ¨¦xito acab¨® llamando la atenci¨®n de Google que compr¨® la empresa por 182 millones de d¨®lares y a la mayor¨ªa de sus empleados, a los que dio acciones por otros 46 millones. Tras un a?o y medio en Google y Youtube como destino final, Costa dijo basta.
Si Richard Gere tiene a su Dalai lama, Costa se mira en la vida de Dee Hock, el creador de Visa. ¡°Consigui¨® poner de acuerdo a todos los bancos del mundo y luego desapareci¨®¡±. A los 54 a?os de edad, Dee Hock se retir¨® a cultivar un trozo de tierra en la costa del Pac¨ªfico. ¡°Durante a?os tem¨ª mucho y trat¨¦ de mantener a raya a las cuatro bestias que inevitablemente devoran a su cuidador: el ego, la envidia, la avaricia y la ambici¨®n¡±, escribi¨® Hock. ¡°En 1984 romp¨ª todas las relaciones con el mundo empresarial, convencido de que estaba haciendo el mayor negocio de mi vida, cambiando dinero por tiempo, cargo por libertad, y ego por satisfacci¨®n; convencido de que las bestias estaban definitivamente enjauladas¡±. Santi Costa ha creado el antisistema, Bloomfits, el sitio del beneficio espiritual.
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