El desplante de SnapChat a Facebook traer¨¢ cola
Algunas cifras indican que la adicci¨®n a la primera red social ha dado paso a la fatiga, al menos entre algunos internautas
Cuando Evan Spiegel contempl¨® el futuro de su empresa, Snapchat, no vio a Facebook. Vio otra cosa, algo mucho m¨¢s grande, una red social que pod¨ªa existir por s¨ª sola fuera de Facebook.
Facebook sigue siendo la red social dominante y ha constituido un pretendiente atractivo para muchas empresas de nueva creaci¨®n. Es probable que Snapchat la rechazara en parte porque cre¨ªa que pod¨ªa conseguir mucho m¨¢s que los miles de millones que Facebook estaba dispuesta a pagar.
Pero ese desaire presagia tambi¨¦n un posible futuro en el que Facebook ya no sea el lugar de la Red al que la gente acude por defecto para establecer contactos. El r¨¢pido ascenso de nuevas empresas como Snapchat en el paisaje cambiante de las redes sociales denota un cambio en c¨®mo y d¨®nde nos gusta pasar el tiempo.
Asimismo, el desplante revela un cambio de percepci¨®n sobre Facebook en el sector tecnol¨®gico. A medida que la deshilvanada nueva empresa se convierte en una compa?¨ªa gigantesca, a las m¨¢s j¨®venes que se consideran disruptivas no les resulta tan atractiva la envergadura de Facebook, por no mencionar que muchas de ellas intentan ofrecer alternativas a esta red social.
A pesar de la preponderancia de la p¨¢gina, algunas cifras indican que la adicci¨®n a Facebook ha dado paso a la fatiga, al menos entre algunos internautas. Un estudio del Pew Internet and American Life Project descubri¨® que la mayor¨ªa de los usuarios en alg¨²n momento han hecho una pausa de varias semanas en el servicio; citan como razones el tedio y la irrelevancia de su contenido. Entre la crucial franja demogr¨¢fica de los j¨®venes (con edades comprendidas entre los 18 y los 29 a?os), que fueron los primeros en impulsar Facebook, un 38% asegura que este a?o espera pasar menos tiempo utilizando la p¨¢gina.
Puede que esa fatiga tambi¨¦n haya empezado a extenderse entre los programadores que crean aplicaciones en la plataforma de Facebook.
El negocio de la empresa depende de las relaciones laborales con esos programadores. En sus primeros a?os, cortejaba cuidadosamente a creadores de aplicaciones como los dise?adores de juegos, entre ellos Zynga. Pero m¨¢s tarde cambi¨® las normas para que resultara m¨¢s dif¨ªcil que las aplicaciones se volvieran virales. Recientemente ha intentado recuperar a los programadores con unas condiciones m¨¢s favorables.
Para cualquier empresa tan grande como Facebook, encontrar nuevas fuentes de crecimiento supone un desaf¨ªo. Sus directivos han utilizado las adquisiciones para fomentar ese crecimiento.
Facebook ha tenido buen ojo para empresas emergentes que han triunfado en ¨¢mbitos en los que desea entrar, como Instagram, una aplicaci¨®n para compartir fotograf¨ªas que adquiri¨® en 2012 por unos 1.000 millones de d¨®lares. El servicio, que en aquel momento contaba con 30 millones de usuarios, ahora tiene m¨¢s de 150 millones.
Instagram es eminentemente aut¨®nomo, pero utiliza los recursos y la experiencia publicitaria de Facebook a la vez que ayuda a su empresa matriz a comprender que las fotos y el v¨ªdeo est¨¢n transformando las redes sociales.
Ambas empresas encajaron bien, pero la compatibilidad de Facebook con Snapchat no estaba clara. Snapchat, una aplicaci¨®n de mensajer¨ªa para m¨®viles, se basa en la no permanencia de los contenidos y ofrece privacidad.
Facebook anima a sus internautas a compartir m¨¢s. La oferta por Snapchat parece un intento de Facebook por recuperar parte de su factor de modernidad. Ahora que los m¨¢s j¨®venes prefieren Snapchat, que, seg¨²n dice, procesa a diario casi tantas fotos como Facebook, puede que la empresa haya tomado la delantera.
Christopher Poole, de 25 a?os y fundador del foro 4chan, dice que la agresiva persecuci¨®n a Snapchat por parte de Facebook podr¨ªa dejar entrever una especie de crisis de identidad. ¡°?Significa que est¨¢n dispuestos a aceptar una alternativa a la identidad de Facebook o que se sienten tan amenazados por ella que estar¨ªan dispuestos a abandonar su propio coto?¡±, se pregunta.
Este art¨ªculo ha sido escrito por Jenna Worth-man, Vindu Goel y Nicole Per-loth.
? 2013 New York Times News Service
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