La mensajer¨ªa de los tel¨¦fonos amenaza a las redes sociales
Twitter y Facebook prueban que no entienden la comunicaci¨®n por el m¨®vil
Las redes sociales ya no son un escaparate de retratos adolescentes. Son j¨®venes, pero no inconscientes. Saben que en ese territorio la privacidad no existe y, para colmo, las comparten con profesores y familiares. Su nuevo medio natural son las aplicaciones de mensajer¨ªa, ¨ªntimas y cercanas. Es cierto que estos programas ya exist¨ªan en el ordenador, y que el m¨®vil siempre tuvo SMS, pero nunca se estuvo tan cerca de un contacto hasta que se combinaron ambas opciones. El cat¨¢logo es amplio. En cualquier iPhone o Android se pueden instalar hasta 24. iMessage viene por defecto en los m¨®viles de Apple. Line se diferencia con pegatinas c¨®micas. Whisper, por crear un supuesto anonimato. WhatsApp, por ser el m¨¢s austero. Snapchat, por la imposibilidad de guardar lo recibido. Tango, KakaoTalk o WeChat son pr¨¢cticamente cl¨®nicos.
En Es complicado. La vida social de los adolescentes, la autora, Danah Boyd, investigadora de Microsoft y profesora de Harvard, da algunas de claves. Considera que estas aplicaciones son una v¨ªa de escape. Les da la libertad que no les brinda una vida llena de actividades extraescolares, entregas de trabajos y ex¨¢menes.
Esta explosi¨®n de los servicios de mensajer¨ªa ha pasado del p¨²blico juvenil al ¨¢mbito profesional, donde Confide tiene un papel relevante, y ya es el equivalente a Snapchat en los negocios. Impide las capturas de pantalla y el contenido tiene fecha de caducidad.
David Ebersman, director financiero de Facebook, lo reconoc¨ªa en el informe a los accionistas de octubre de 2013: "Contemplamos c¨®mo decrecen los usuarios diarios, sobre todo entre los m¨¢s j¨®venes". Boyd lo considera un ciclo natural. Al igual que sucedi¨® con MySpace, son los j¨®venes los primeros en abandonar. El proceso se repite con cada nueva generaci¨®n de internautas.
La consultora On Device llev¨® a cabo una encuesta a m¨¢s de 3.700 usuarios en todo el mundo para mostrar c¨®mo esta nueva ola de aplicaciones estaba robando p¨²blico a las redes sociales. Alistair Hill, su consejero delegado, cree que la clave est¨¢ en la agenda de contactos: "No hay barrera de entrada. No hay que a?adir a nadie o aceptarlo, sino que es directo y sirve para las diferentes aplicaciones". Seg¨²n el contacto sea profesional, comercial o amigo, se escoge la forma de mensajer¨ªa.
Redefinici¨®n constante
De las redes sociales actuales, Twitter est¨¢ en redefinici¨®n permanente. Naci¨® con vocaci¨®n de ser un servicio de mensajer¨ªa, como se ve claramente en el esquema inicial que dibuj¨® Jack Dorsey. Pretend¨ªa construir una plataforma para contar a los compa?eros de empresa qu¨¦ se estaba haciendo. Era algo as¨ª como el chat de grupo para verlo en el ordenador o en SMS, de ah¨ª la limitaci¨®n de 140 caracteres. Por entonces, 2006, no era m¨¢s que un proyecto paralelo de Odeo, una plataforma dedicada a subir sonidos a Internet, el equivalente a los blogs con sonido. Una idea que se desvaneci¨® tan pronto como Apple lanz¨® su plataforma de podcasts. Odeo dej¨® de tener sentido y Twitter pas¨® a primer plano.
A medida que gan¨® popularidad, la privacidad qued¨® diluida. Se convirti¨® en el lugar para proclamar a los cuatro vientos qu¨¦ se estaba haciendo. Comunicaci¨®n de uno a muchos, con la capacidad multiplicadora del bot¨®n de retuit y el reclamo de tener informaci¨®n de primera mano de famosos, cantantes y deportistas. El lugar perfecto para compartir enlaces y bromas, pero el enemigo natural de la intimidad.
Las redes sociales quedan relegadas para comunicar de uno a muchos, para que algo sea p¨²blico y obtenga difusi¨®n. La conversaci¨®n m¨¢s personal ha encontrado su hueco al margen, y va en el bolsillo. Mat Honan, analista de la revista Wired, considera que el m¨®vil es el campo de batalla para hacer negocio en los pa¨ªses emergentes: "Su primer contacto con Internet es a trav¨¦s del tel¨¦fono. No sorprender¨ªa que, por su gran utilidad, su adopci¨®n superase a las redes sociales".
Facebook perdi¨® el encanto entre las nuevas generaciones desde el momento en que llegaban a un lugar ya conquistado. Ese halo de frescura despareci¨® al quitar el requisito inicial: tener una cuenta de correo de una universidad. Con 2.700 millones de usuarios, Facebook disfruta de p¨²blico, publicidad muy segmentada, tiempo de navegaci¨®n dentro de la p¨¢gina, todo lo que los inversores desean, pero tambi¨¦n sufre la desafecci¨®n de sus futuros clientes.
Zuckerberg busca la salvaci¨®n transformando Facebook en un conglomerado de tecnolog¨ªa. Compr¨® Oculus Rift para tener un pie en el mundo de la realidad virtual, pero tambi¨¦n hizo un gran desembolso, 13.200 millones de d¨®lares (9.700 millones de euros) para hacerse con WhatsApp, una aplicaci¨®n con un crecimiento estimado de un mill¨®n de nuevos usuarios al d¨ªa en el momento de la compra. Los analistas lo consideraron una compra defensiva. Por un lado, WhatsApp evitaba salir a Bolsa y estar bajo las exigencias de los inversores. Por otro, ratificaba que Facebook Messenger no convence ni a sus fieles.
Slingshot, presentado hace menos de un mes es una vuelta de tuerca por intentar subirse al carro: para poder ver lo que env¨ªa el remitente hay que enviar una foto a modo de prenda.
Los usuarios buscan un contacto inmediato y, sobre todo, privado
Mientras, Microsoft mira de reojo este fen¨®meno. A finales del siglo pasado lider¨® el campo con Messenger. Fue su apuesta para plantar cara a ICQ, solo para duchos en inform¨¢tica, y AOL, l¨ªderes en EE UU. Entonces el mundo digital giraba alrededor del ordenador. Con el m¨®vil como asignatura pendiente, sus intentos por sumarse han sido a golpe de talonario. Primero con Skype, l¨ªder en llamadas de voz, aunque irrelevante a la hora de compartir texto. Despu¨¦s con Yammer, un temprano competidor de Twitter, que se ofrece como complemento a la intranet corporativa. El caso de Google es todav¨ªa m¨¢s alarmante. Hangouts quiere ser videollamadas, mensajes de texto en el m¨®vil y chat en el ordenador al mismo tiempo, pero no es relevante en ninguno de los aspectos.
Amazon se mantiene al margen. No as¨ª Rakuten, el gigante japon¨¦s del comercio electr¨®nico, que compr¨® Viber por 658 millones de euros. Hiroshi Mikitani, su consejero delegado, pretende hacerlo rentable a?adiendo ofertas de compra a los 300 millones de usuarios activos. Son los ¨²nicos, ¡ªjunto a Line, que factur¨® 27,4 millones de d¨®lares (20 millones de euros) en venta de pegatinas virtuales¡ª que ofrecen un modelo de negocio realista. Ni WhatsApp, ni Snapchat, ni Confide, ni ninguna de las citadas presenta inter¨¦s por ser rentable.
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