Inform¨¢tica en femenino
Walter Isaacson, el bi¨®grafo de Steve Jobs, rinde homenaje a las mujeres pioneras de la tecnolog¨ªa, como Grace Hopper
No cabe duda de que el conjunto heterog¨¦neo de emprendedores, innovadores, hackers (piratas inform¨¢ticos) y otros gur¨²s que com¨²nmente identificamos como l¨ªderes de la revoluci¨®n inform¨¢tica est¨¢ mayormente compuesto por hombres. Gates, Jobs, Wozniak, Hewlett, Packard, Ellison, Zuckerberg¡ Los grandes apellidos de la industria est¨¢n asociados a nombres masculinos. Sin embargo, son muchas de las mujeres que han contribuido al desarrollo de la computaci¨®n, a pesar de que ellas no son recordadas tan a menudo.
Ahora, el periodista Walter Isaacson, quien fuera el bi¨®grafo de Steve Jobs, pretende dar justo cr¨¦dito a algunas de estas mujeres, adem¨¢s de a otros personajes cuyas contribuciones no se han valorado como se debiera. En su ¨²ltimo libro?The Innovators ("los innovadores") repasa la complicada historia de la revoluci¨®n digital, tratando de dar a cada C¨¦sar lo que es suyo.
Una de las pioneras a las que el libro concede un mayor reconocimiento es Grace Murray Hopper, quien es ya todo un s¨ªmbolo entre las programadoras estadounidenses. En su honor se celebra anualmente la Grace Hopper Conference, tambi¨¦n conocida como la gran ¡°celebraci¨®n de las mujeres en la computaci¨®n¡±. Su anterior edici¨®n, celebrada en octubre de 2014, reuni¨® a 8.000 programadoras.
Hopper fue la encargada de escribir el primer manual de programaci¨®n de la historia, adem¨¢s de perfeccionar otras muchas funciones b¨¢sicas de los ordenadores modernos, como el uso de subrutinas, y de acu?ar el t¨¦rmino?debugging, aplicado a eliminar los errores de un programa. En su caso, el bug (que se traduce como "bicho") fue una polilla que se qued¨® atascada dentro de los componentes mec¨¢nicos del ordenador, ocasionando que ¨¦ste dejara de funcionar.
Las mujeres que se interesaron en la inform¨¢tica durante la Segunda Guerra Mundial dieron importancia al software
Isaacson habl¨® acerca de Hopper y su legado en una conferencia celebrada hace unas semanas en la Facultad de Ingenier¨ªa y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Harvard, un evento destinado a resaltar la aportaci¨®n de las mujeres a las ciencias de la computaci¨®n y que conmemoraba el cumplea?os de esta pionera, celebrado el 9 de diciembre.
Seg¨²n Isaacson, si bien los hombres estaban obsesionados con mejorar el hardware y en fabricar m¨¢quinas cada vez m¨¢s potentes, las mujeres que se interesaron en la inform¨¢tica durante la Segunda Guerra Mundial dieron m¨¢s importancia al desarrollo del software, es decir, a las instrucciones que le dicen a la m¨¢quina lo que tiene que hacer. En estas instrucciones estaba la clave para transformar los ordenadores en herramientas realmente ¨²tiles.
Grace Hopper, una profesora de matem¨¢ticas en la Universidad de Vassar, estar¨ªa llamada a convertirse en una de estas pioneras. Procedente de una familia acomodada del Upper West Side de Manhattan, su abuelo era ingeniero civil y su madre, profesora de matem¨¢ticas. Obtuvo su doctorado en Matem¨¢ticas en la Universidad de Yale en 1934.
Cuando los japoneses atacaron Pearl Harbor, Hopper, quien a los 36 a?os no ten¨ªa hijos y consideraba que su vida era aburrida, dej¨® su trabajo y a su marido, un profesor de literatura, y se alist¨® en la Marina. Fue destinada a trabajar con el profesor Howard Aiken en Harvard, quien era responsable militar del ordenador Mark I, una bestia electromec¨¢nica de unas cuatro toneladas y media y el primer ordenador programable. La contribuci¨®n de Hopper fue la de desarrollar su lenguaje de programaci¨®n y, adem¨¢s, de escribir su manual de instrucciones.
Seg¨²n Isaacson, la principal cualidad de Hopper era su habilidad para dominar tanto el arte como la ciencia. ¡°Ella dec¨ªa que si no puedes explicar los conceptos de ingeniar¨ªa y matem¨¢ticas, no vas a ser bueno en ello. Yo pienso que esa era una de las cualidades que le permiti¨® ser una buena programadora, porque era capaz de hablar esos lenguajes con claridad, explicarlos de una forma clara y transformarlos a su vez en algoritmos igualmente claros¡±, dijo.
Una de las cualidades que aport¨® Hopper, opina Isaacson, fue su capacidad para colaborar con otros. ¡°Ten¨ªa la capacidad de los hackers modernos para combinar irreverencia y esp¨ªritu colaborativo. Fueron estas habilidades las que crearon un espacio para el pensamiento y la acci¨®n independiente¡±, algo que tendr¨ªa en com¨²n con las siguientes generaciones de programadores.
Aiken, quien en un principio no estaba muy conforme con tener que incluir a una mujer dentro de su cuerpo de oficiales, pronto hizo a Hopper no solo su jefa de programadores, sino su representante oficial. A?os m¨¢s tarde, sol¨ªa recordar con orgullo las contribuciones que ella hizo al nacimiento de la programaci¨®n. ¡°Grace era un buen hombre¡±, lleg¨® a declarar a modo de cumplido.
Un mundo de hombres
Tras la charla de Isaacson, tuvo lugar un panel en el que cuatro estudiantes femeninas hablaron acerca de las dificultades que se plantean a las mujeres a la hora de desarrollar una carrera en la inform¨¢tica, discutiendo acerca de c¨®mo se ha desarrollado su inter¨¦s en la materia y el tipo de est¨ªmulos que han recibido desde su infancia.
Actualmente, solo un 30% de los estudiantes de inform¨¢tica de Harvard son mujeres. En Espa?a, seg¨²n el ¨²ltimo informe La Universidad en Cifras, tan solo un 26% de mujeres sigue carreras de ingenier¨ªa, siendo la inform¨¢tica una de las ramas m¨¢s desiguales. Las participantes destacaron la gran importancia de algunas mujeres que trabajan en estos campos como modelos a seguir, adem¨¢s del apoyo que para ellas supuso el haber encontrado a una comunidad de mujeres con una mentalidad similar para el desarrollo de sus carreras.
Asimismo, las conferenciantes instaron a los hombres a romper las barreras existentes a trav¨¦s de peque?as acciones, como incluir a sus compa?eras en las conversaciones sobre tecnolog¨ªa, plantear la conciliaci¨®n familiar como una demanda laboral en lugar de dejar el peso a las mujeres y acceder a discutir de manera abierta las diferencias de g¨¦nero existentes.
La conferencia finaliz¨® con un mensaje a favor de fomentar la diversidad en la industria, ¡°no porque sea pol¨ªticamente correcto, sino porque la diversidad de opiniones es importante y emp¨ªricamente es la mejor forma de lograr el ¨¦xito¡±.
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