Las fotos ¡®online¡¯ de tu hijo son un negocio
Koppie Koppie vende tazas con fotos de ni?os cogidas de la red para suscitar una reflexi¨®n sobre los problemas de la privacidad en Internet
Valen 15,95 euros y cualquiera puede comprarlas. Son tazas de desayuno con fotograf¨ªas de ni?os y hasta beb¨¦s. Pero no se trata de modelos o actores infantiles. Se trata de fotos capturadas de Internet. Y venderlas es perfectamente legal.
Dimitri Tokmetzis (Utrecht, 1975), periodista, y Yuri Veerman (?msterdam, 1982) es el d¨²o responsable de esta estramb¨®tica tienda, Koppie Koppie. En realidad su idea no es vender tazas, sino invitar a reflexionar sobre c¨®mo al subir fotos personales a la red podemos estar permitiendo su uso comercial, probablemente sin saberlo. Ellos afirman que al hacer una cuenta de Flickr, por ejemplo, se acepta una licencia Creative Commons para que esas fotos sean reutilizadas con fines comerciales. ¡°No es solo una tienda, sino una campa?a de concienciaci¨®n. Aceptamos t¨¦rminos y condiciones de un sistema muy complejo que no comprendemos y del que deber¨ªamos ser conscientes¡±, afirma Veerman. Sin embargo, el director de Flickr, Bernardo Hern¨¢ndez, explica que el funcionamiento no ese. "Todas las fotograf¨ªas que se suben a sus cuentas son privadas, por defecto". "Para que se puedan usar de forma comercial", resalta, "el usuario tiene que dar su permiso expreso, cambiando el tipo de licencia a Creative Commons".? Y no es f¨¢cil hacerlo, hay que desplegar expresamente las pesta?as en las que se encuentran las otras opciones de licencias diferentes a la privada, la establecida por defecto. Por lo tanto, las fotos obtenidas por Koppie Koppie habr¨ªan recibido la autorizaci¨®n para su uso comercial de quien las colg¨® en la red. "En los 10 a?os que llevamos funcionando", prosigue Hern¨¢ndez, "nunca nadie ha modificado sin darse cuenta esta licencia para que sean las fotos usadas sin su consentimiento".
Tokmetzis y Veerman se sienten funambulistas en el alambre. ¡°Un padre nos dijo: ¡®Entiendo vuestra iniciativa, pero podr¨ªas haberlo hecho con im¨¢genes de adultos, y no de ni?os. Claro que si lo hubi¨¦ramos hecho as¨ª, t¨² y yo no estar¨ªamos teniendo esta conversaci¨®n ahora¡±, afirma Veerman. Los dos creadores de Koppie Koppie admiten estar usando conscientemente la voracidad de los medios por el morbo para lanzar su mensaje. ¡°Aunque nos ha sorprendido mucho el ¨¦xito del proyecto. No esper¨¢bamos despertar tanto inter¨¦s¡±, admite Tokmetzis.
La idea de Koppie Koppie forma parte de un proyecto m¨¢s amplio llamado Iedereen Spion, una campa?a de publicidad holandesa para concienciar sobre la necesidad de defender la privacidad en el mundo digital. ¡°El proyecto consiste en conectar profesionales de campos diversos para ver si surge la magia y se les ocurre alguna idea para una campa?a¡±, detalla Veerman. ¡°A nosotros solo nos llev¨® una media hora conseguir la nuestra¡±, comenta, riendo, Tokmetzis. Toda la informaci¨®n de este proyecto se puede encontrar en la p¨¢gina web de Koppie Koppie, adem¨¢s de un art¨ªculo (que est¨¢ en holand¨¦s) escrito por Tokmetzis para el diario digital De Correspondent sobre la iniciativa.
Koppie Koppie es solo una muestra de los enormes problemas que existen con la protecci¨®n de la privacidad en Internet y el uso comercial de lo que se vuelca en la red. Estos emprendedores no aportan ideas que ayuden a buscar alguna soluci¨®n: ¡°Pero es el primer paso", afirma?Tokmetzis. "Y persigue que se exija que las compa?¨ªas sean honestas y dejen de utilizar la informaci¨®n personal para ganar dinero. Lo que hay detr¨¢s de esa comercializaci¨®n de los datos privados es que su es el precio que se paga por acceder a contenidos gratuitos en la red", asevera. Este periodista denuncia que los datos personales que el internauta acepta compartir para su explotaci¨®n comercial, son en algunas ocasiones subastados a compa?¨ªas como aseguradoras que luego los emplean para evaluar cu¨¢nto deben de cobrarle a un cliente por su p¨®liza en funci¨®n de lo que saben de ¨¦l gracias a estas compras.
Nada es gratis en Internet y muchas veces el precio a pagar son tus datos" Dimitri Tokmetzis, periodista y cofundador de Koppie Koppie.
Preguntados por las soluciones, estos creadores ven b¨¢sicamente tres v¨ªas: medir mucho qu¨¦ informaci¨®n se sube a la red, renunciar a ciertos servicios o pagar por ellos. ¡°A Facebook le cuesta unos dos euros al a?o cada usuario. Simplemente pagando dos euros podr¨ªas evitar que Facebook te monitorice para que le compense dar el servicio¡±, afirma Tokmetzis.
En Espa?a, la Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos (AEPD) recomienda extremar la precauci¨®n cuando se trata de compartir im¨¢genes de menores: "Si los progenitores no van repartiendo fotograf¨ªas de su hijo por la calle, incluyendo adem¨¢s su nombre u otros datos, no parece l¨®gico que lo hagan en una plataforma de Internet. Hay que destacar adem¨¢s que los padres tienen la especial responsabilidad de proteger el derecho a la protecci¨®n de datos de sus hijos", se?ala un portavoz de esta agencia.
Pero puede que a?Koppie Koppie le quede poco tiempo de vida. ¡°Ahora que hemos conseguido captar el inter¨¦s de relevantes medios de comunicaci¨®n, la cerraremos pronto¡±, asegura Veerman. La tarea para la que se cre¨® ha cumplido ya su funci¨®n, y, por supuesto, si unos padres solicitan la retirada de una taza con la cara de su hijo, la borramos de la web. Pero estos emprendedores recuerdan que se trata de una tienda real (aunque los beneficios ir¨¢n para beneficencia) y que, por el momento, todav¨ªa se pueden comprar estas tazas.
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