?Tienen alma los perros robot?
En febrero se celebr¨® en Tokio el ¨²ltimo funeral para despedir a 19 mascotas inteligentes, con todos los honores de las ceremonias budistas m¨¢s cl¨¢sicas
El funeral que se celebr¨® hace unos d¨ªas en el templo de Kofuku-ji, al este de Tokio, cont¨® con todos los honores de las ceremonias budistas m¨¢s cl¨¢sicas. Ard¨ªan las varillas de incienso y un monje recitaba sutras, o textos sagrados, por las almas que hab¨ªan dejado este mundo. Incluso aquellos a los que se honraba se encontraban de cuerpo presente, cuidadosamente dispuestos y etiquetados con sus nombres y lugar de procedencia. Aunque no eran personas, ni siquiera seres vivos: eran perros robot.
En 1999, Sony lanz¨® una l¨ªnea de estos artefactos, los primeros robots de compa?¨ªa dotados de inteligencia artificial. Los llam¨® Aibo, una contracci¨®n de Robot de Inteligencia Artificial y tambi¨¦n la palabra japonesa para las mascotas. Los aparatos, dise?ados para adquirir personalidades, capaces de expresar emociones, moverse e incluso hablar ¡ªlos modelos nuevos¡ª, causaron sensaci¨®n. Seg¨²n figura en la p¨¢gina web del gigante electr¨®nico, en los 20 primeros minutos los japoneses compraron 3.000 unidades. Pese a su precio, 250.000 yenes (1.850 euros), Sony lleg¨® a vender 150.000 Aibos.
En un Jap¨®n donde la religi¨®n tradicional encuentra esp¨ªritus en los objetos inanimados, sus due?os encontraron que pod¨ªan encari?arse con ellos como si fueran perros de verdad. Adem¨¢s, su mantenimiento era mucho m¨¢s sencillo que el de un can aut¨¦ntico: sin facturas de veterinario, gastos de alimentaci¨®n ni necesidad de buscar alternativas para su cuidado si el due?o se marchaba una temporada.
Pero el coste de producci¨®n era muy alto y Sony vio que era dif¨ªcil competir con imitadores m¨¢s baratos. En 2006 dej¨® de fabricar los artefactos, aunque mantuvo un taller de reparaciones para el mantenimiento de los que hab¨ªa vendido. El taller dej¨® de funcionar hace un a?o. Los desesperados due?os de unos robots ya entrados en a?os y propensos por tanto a averiarse encontraron alternativa en otra empresa, A-Fun, especializada en reparar las maquinarias de estas mascotas. Seg¨²n declaraba el ingeniero jefe de la empresa, Hiroshi Funabashi, a la agencia AFP, ¡°la palabra reparaci¨®n no se aplica a estos casos¡±. ¡°Para la gente que tiene Aibos, no son en absoluto aparatos dom¨¦sticos. Piensan en ellos como en un miembro de la familia¡±.
Con los 'muertos' de cuerpo presente, un monje recitaba textos sagrados en el templo
Las reparaciones pueden ser largas y costosas. Sin repuestos disponibles, los propietarios de estos canes electr¨®nicos se encuentran a merced de que otros due?os donen los ¨®rganos de sus mascotas irreparables. La lista de espera ronda los 180 Aibos, seg¨²n la p¨¢gina web howisjapan.com. Muchos amos son miembros de grupos de redes sociales dedicadas a intercambiar informaci¨®n sobre piezas disponibles o el mantenimiento de sus perros robot.
El ¨²ltimo funeral se celebr¨® este febrero para despedir a 19 Aibos de diferentes generaciones. ¡°Sus propietarios pueden percibir su presencia y su personalidad, creemos que en alguna parte tienen un alma¡±. El sacerdote budista que ofici¨® la ceremonia se declar¨® ¡°interesado por este modo de rendir homenaje a las nuevas tecnolog¨ªas mediante una ceremonia muy tradicional¡±. Para este a?o Softbank, la principal compa?¨ªa de m¨®viles japonesa, aliada con la especialista francesa en rob¨®tica Aldebaran, tiene previsto empezar a comercializar su androide Pepper. Con un precio inicial de venta al p¨²blico de 198.000 yenes (1.512 euros), el robot est¨¢ programado para interactuar con su propietario y hacer el papel de compa?ero para los solitarios, profesor para los ni?os o asistente a la hora de salir de compras.
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