Juguetes ¡®online¡¯: entretienen pero controlan
Disney, Mattel o IBM desarrollan mu?ecos conectados a Internet, que han provocado pol¨¦micas por la privacidad infantil
Es un viejo sue?o de los cuentos de hadas. Desde El soldadito de plomo a Toy Story, la fantas¨ªa ha fabulado con qu¨¦ ocurrir¨ªa si los mu?ecos tuvieran vida, si en lugar de ser inertes peluches pudieran interactuar con la realidad. Una nueva generaci¨®n de juguetes est¨¢ llevando esto a la pr¨¢ctica. El problema es que el medio que permite la magia es Internet.
La semana pasada se reaviv¨® la pol¨¦mica con Hello Barbie. La popular rubia de Mattel planea una nueva versi¨®n con la habilidad de contestar a las preguntas de sus due?as. Costar¨¢ unos 70 euros y a¨²n no se ha desvelado cu¨¢ndo saldr¨¢ a la venta. El debate ha surgido porque, una vez se activa la conversaci¨®n con ella, la Barbie comienza a grabar al ni?o y almacena este archivo en la nube.
Tal habilidad ha llevado a Campa?a por una Infancia Libre de Publicidad ¡ª(Campaign for Comercial Free Childhood, CFC) colectivo estadounidense que defiende una ni?ez sin explotaci¨®n publicitaria¡ª a levantar una campa?a para que Mattel anule la producci¨®n de la mu?eca. Susan Hill (Detroit, 1948), fundadora y directora ejecutiva de CFC, explica por qu¨¦: ¡°Cuando los ni?os juegan, revelan la intimidad de su vida. Usan el juego para resolver cosas que les suceden y les preocupan. Y hasta ahora los que escuchaban este juego como mucho eran aquellos que los aman, su familia. Que una corporaci¨®n est¨¦ escuchando tambi¨¦n no s¨¦ si es legal, pero no me parece ¨¦tico¡±.
La respuesta de ToyTalk ¡ªla compa?¨ªa que elabora el sistema de conversaci¨®n de la Barbie para Mattel¡ª sobre sus protocolos de seguridad es detallada: ¡°No hay personas implicadas con el proceso que hace hablar a Hello Barbie. M¨¢s a¨²n, ToyTalk no tiene ninguna manera de identificar a un ni?o en concreto, ya que el ¨²nico dato que tenemos es el correo que ha mandado el padre dando consentimiento a nuestro sistema¡±, explica Oren Jacob, CEO de ToyTalk, quien apostilla tambi¨¦n que no est¨¢n guardando la localizaci¨®n GPS del mu?eco. Mattel, por su parte, ha declinado ampliar su respuesta respecto a la pol¨¦mica con la mu?eca m¨¢s all¨¢ de su declaraci¨®n oficial, en la que afirman que cumplir¨¢n con ¡°todas las normativas¡± y que incluyen ¡°numerosas medidas para garantizar que la informaci¨®n almacenada se mantenga segura¡±.
Los fabricantes afirman que solo los padres escuchar¨¢n lo que se grabe
El caso es que dichas medidas convencen a expertos en seguridad como Ken Munro (Oxford, 1973), que hacke¨® en directo para la BBC otra mu?eca, Mi amiga Cayla de Vivid Toys, para demostrar lo que, en su opini¨®n, era un pobre trabajo en este campo: ¡°No tengo ning¨²n problema con Hello Barbie. Estoy al tanto de los protocolos de seguridad que est¨¢n siguiendo y creo que est¨¢n haciendo bien su trabajo¡±. Por su parte, CFC piensa seguir con la campa?a y dar tiempo a Mattel para que ¡°paren la producci¨®n¡± de la Hello Barbie antes de emprender acciones mayores, como ya lograron hacer con la l¨ªnea de mu?ecas de Hasbro The Pussycat Dolls, contra las que cargaron por sexismo, logrando que la empresa cancelara su lanzamiento. La Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos (AEPD) no puede pronunciarse a¨²n sobre este caso en concreto, pues la mu?eca no ha llegado al mercado espa?ol. Pero recuerda la preocupaci¨®n general de la AEPD sobre la protecci¨®n al menor: ¡°La normativa espa?ola establece que no se pueden tratar datos de menores de 14 a?os, salvo cuando se tenga el consentimiento de padres o tutores. La protecci¨®n de los datos personales de los menores es un tema que preocupa especialmente a la Agencia, tanto cuando la informaci¨®n o las im¨¢genes son publicadas por ellos mismos como cuando son sus padres los que lo hacen. En este ¨²ltimo caso, hay que destacar adem¨¢s que los padres/madres tienen la especial responsabilidad de proteger el derecho a la protecci¨®n de datos de sus hijos¡±.
La pregunta esencial que las compa?¨ªas quieren justificar es por qu¨¦ hacer los juguetes parte del Internet de las cosas (IoT) ¡ªel paradigma tecnol¨®gico de convertir cada objeto cotidiano en parte de la Red¡ª. Desde Elemental Path ¡ªstart-up asociada a IBM que logr¨® un Kickstarter de m¨¢s de 250.000 euros con sus juguetes inteligentes CogniToys y logr¨® vender en preventa 2.300 unidades de su mu?eco¡ª lo ven como una oportunidad para elevar el peluche a otro nivel: ¡°Si piensas en cualquier mu?eco cl¨¢sico, la interacci¨®n solo ocurr¨ªa en la imaginaci¨®n del ni?o. Ahora podemos ofrecer un juguete que cuando el ni?o le habla, ¨¦l le responde¡±, explica John Paul Benini (Nueva York, 1981), cofundador de Elemental Path.
Esta conversaci¨®n tiene un prop¨®sito marcadamente educativo. El mu?eco, un dinosaurio sonriente, har¨¢ todo tipo de preguntas al ni?o relativas a sus gustos. Y recordar¨¢ las respuestas para ense?arle acerca de sus campos favoritos. ¡°Por ejemplo, si le gusta el f¨²tbol, nuestro juguete le contar¨¢ hechos sobre el deporte¡±. Pero tambi¨¦n podr¨¢ servir como refuerzo al estudio. Seg¨²n sus creadores, su dinosaurio est¨¢ preparado para dar cualquier respuesta acad¨¦mica traducida a un vocabulario que se adapta al ni?o y que adem¨¢s var¨ªa seg¨²n la edad: ¡°No es lo mismo el l¨¦xico que maneja un chaval de cinco a?os que uno de siete. La respuesta del juguete variar¨¢ seg¨²n estos par¨¢metros¡±. Su juguete llegar¨¢ a manos de los due?os que lo han adquirido en preventa a finales de noviembre, a tiempo para la campa?a navide?a.
En cuanto a seguridad, CogniToys afirma que las conversaciones o geolocalizaci¨®n (las coordenadas GPS de un hardware conectado a la red) no se almacenan, que jam¨¢s se utilizar¨¢ la informaci¨®n para marketing y que todos los datos que va guardando el mu?eco est¨¢n encriptados y que ni siquiera son accesibles para el empleado. Solo los progenitores del ni?o pueden acceder a esta biblioteca de su hijo a trav¨¦s de una aplicaci¨®n que les permitir¨¢ tanto monitorizar el aprendizaje de su hijo como acceder a estos datos que ha guardado el mu?eco. Benini a?ade que una legislaci¨®n m¨¢s detallada ayudar¨ªa tanto a fabricantes como a consumidores: ¡°Si las gu¨ªas que definen el marco legal en que trabajamos son m¨¢s detalladas, los padres se sentir¨¢n m¨¢s seguros y nosotros podremos crear nuestros productos sabiendo claramente cu¨¢les son las reglas de juego. Creemos que la tecnolog¨ªa es una magia maravillosa que te permite hacer casi cualquier cosa. Pero sabemos tambi¨¦n que poder hacer algo no significa deber hacerlo¡±.
Juguetes de cerebro humano
Sean las marcas que lo avalen IBM, Mattel o Disney, los juguetes parlanchines no son un nuevo salto cualitativo en la realidad virtual. Tienen un cerebro humano. Un equipo de guionistas est¨¢ detr¨¢s de lo que contestan los juguetes. John Paul Benini, cofundador de ToyTalk, explica c¨®mo funciona para su dinosaurio: ¡°El sistema autom¨¢ticamente reconoce la voz del ni?o y extrae las preguntas o tareas en formato de texto. Si no pertenecen a la biblioteca de la que ya hemos respondido, podemos dise?ar nuevas respuestas y subirlas a la Red para que el mu?eco ampl¨ªe su interacci¨®n¡±.
Que los juguetes hablen con sus due?os es solo un primer paso de la revoluci¨®n. Nada menos que Disney se encuentra trabajando ya en c¨®mo elevar la interacci¨®n entre ni?os, mu?ecos y ficci¨®n al siguiente nivel. En una estanter¨ªa de un equipo de investigaci¨®n de la compa?¨ªa sito en Z¨²rich, siete mu?ecos peludos de vivos colores aguardan. Parecen totalmente convencionales, pero cuando Lito Kriara (Creta, 1984) activa un bot¨®n, comienzan a contar una historia manteniendo una conversaci¨®n entre ellos. ¡°Y da igual que los movieras por toda la casa. Est¨¢n conectados en red y seguir¨¢n conversando entre ellos. Nuestro objetivo es mejorar el ocio de una persona en su casa para que las experiencias ya no se limiten a solo un videojuego, una app en su m¨®vil o un mu?eco cada uno por su lado¡±, detalla esta investigadora de Disney. Otros proyectos en los que se encuentran trabajando incluyen un etiquetado en radiofrecuencia que permite que los mu?ecos de los due?os puedan interactuar entre s¨ª y asociarse con otros objetos, como por ejemplo una wearable. Y tambi¨¦n un sistema de comunicaci¨®n sin cables a trav¨¦s de la luz, haciendo que al toque de la varita de un hada se ilumine un vestido, que una tablet narre un cuento cuando se enciende una l¨¢mpara o que los coches de Cars conversen con r¨¢fagas de sus faros. Disney Research Zurich demostrar¨¢ sus progresos en la conferencia Llevando el Internet de los juguetes a la vida en el evento tecnol¨®gico MobySys 2015 que se celebrar¨¢ en Florencia del 18 al 22 de mayo de 2015.
El futuro de los coches, la ropa y los complementos, las tazas de caf¨¦ y hasta los juguetes pasan por lo online. Y hay dos caras de c¨®mo tomarse este tr¨¢nsito. Ken Munro prefiere verlo como una oportunidad: ¡°El Internet de las cosas va a llegar nos guste o no. Yo veo los juguetes conectados como una oportunidad muy estimulante a nivel educativo. La verdadera cuesti¨®n para m¨ª es que las compa?¨ªas se tomen verdaderamente en serio la seguridad, porque los riesgos potenciales son al menos tan duros como los de dejarle el m¨®vil a un ni?o¡±. Susan Hill, fundadora de la asociaci¨®n estadounidense que trata de parar la Hello Barbie antes de que llegue a las tiendas, da la cruz de la moneda: ¡°?Qu¨¦ pasa si un ni?o dice que est¨¢ en peligro o que est¨¢ sufriendo abusos y una corporaci¨®n lo graba? ?Y por qu¨¦ tenemos que creer que no usar¨¢n los datos para fines publicitarios? Estas funciones online dejan que una gran compa?¨ªa entre en la intimidad de la infancia. Y eso da miedo¡±.
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