El se?or de las sorpresas
El alem¨¢n Uwe Gruenewald lleva 20 a?os creando los minijuguetes que aparecen en el interior de los huevos Kinder Ha lanzado ya m¨¢s de 8.000 modelos diferentes
San Kinder tiene barbita de chivo y sonrisa permanente. Echando un euro, obra el milagro de que la familia juegue unida en torno a un huevo de chocolate con sorpresa. Uwe Gruenewald lleva 20 a?os creando los mu?equitos que se esconden en los huevos de Ferrero. ¡°Y quiero seguir as¨ª. No me canso. El reto de seguir sorprendiendo es insuperable para un dise?ador¡±. Gruenewald (Fr¨¢ncfort, 1966) trabaja entre Alemania e Italia, pero esta semana imparte un taller en la Escuela Superior de Artes y Dise?o de Matosinhos (ESAD), pr¨®xima a Oporto.
Viaja cargado de sus minijuguetes, que tambi¨¦n le persiguen en casa. ¡°Forman parte de la familia, claro; mis hijos son los primeros que testan lo que yo hago; gracias a ellos s¨¦ si la sorpresa funciona o no¡±. Desde 1974, la casa madre, Ferrero, ha lanzado m¨¢s de 8.000 juguetes distintos, 200 al a?o; hipop¨®tamos, cocodrilos, coches, pitufos, rompecabezas, robots y elefantes ocupan por entero la vida profesional de Gruenewald, que antes se dedicaba a crear accesorios de sonido.
Ahora, ha acabado las novedades de 2018, ¡°de las que no puedo hablar¡±. Su mente debe prever los cambios en los gustos infantiles. ¡°Cuando comenz¨® el huevo sorpresa no hab¨ªa Internet ni consolas de videojuegos ni m¨®viles, as¨ª que tambi¨¦n ha cambiado la filosof¨ªa del dise?o, pero el objetivo se mantiene: sorprender, que el ni?o, al romper el chocolate, diga ah!!! Es crear un acontecimiento, una ilusi¨®n, como comprar la loter¨ªa¡±.
El reto de seguir sorprendiendo es insuperable para un dise?ador¡±
Para muestra de la evoluci¨®n, ense?a los Twinshead, mu?ecos con un cordoncito para colgar del m¨®vil. ¡°La cabeza se separa del cuerpo y se intercambia con otros cuerpos; al girar la cabeza se produce un ruidito que encanta a los ni?os¡±. Mientras manipula al Twinsheads Pirata se le ve feliz, como si no lo hubiera inventado ¨¦l hace ya unos a?os. ¡°En cada ejemplar hay un doble juego. Este elefante tiene una cara graciosa, pero adem¨¢s en su mano lleva una taladradora. Esa iron¨ªa no la cogen los ni?os, pero s¨ª sus padres. Siempre busco al menos una doble intenci¨®n¡±. Gruenewald dirige un equipo de 12 personas que se dedica a pensar e imaginar; otro equipo se encarga de la producci¨®n, que ha pasado de un proceso casi manual al de la tecnolog¨ªa 3D, que elimina pr¨¢cticamente cualquier error o defecto.
La sorpresa a veces es un mu?eco de una sola pieza. ¡°Hay ni?os que gustan m¨¢s de estos, no depende tanto de la edad como de los caracteres¡±. Tambi¨¦n piensa en el sexo del consumidor. ¡°La actitud es diferente seg¨²n el objeto. Si una ni?a descubre un coche, no le entusiasma, pero lo acepta, juega con ¨¦l; pero si a un ni?o le toca un anillo, directamente lo tira. Por eso lanzamos en algunos pa¨ªses una l¨ªnea para ni?as¡±. Si las modas y los gustos infantiles han cambiado en estas cuatro d¨¦cadas, las limitaciones en las que se mueve el dise?ador se mantienen inalterables: su objeto debe entrar en una c¨¢psula de cuatro por dos cent¨ªmetros y su coste no rebasar unos c¨¦ntimos de euro.
En Internet, la kindermania no tiene fronteras. ¡°El r¨¦cord de las subastas es un pitufo con flauta, por el que se pagan 10.000 euros¡±. Que Gruenewald consiga mantener la sorpresa es fundamental para la econom¨ªa de Ferrero, pues los huevos suponen el 40% de las ventas en m¨¢s de 100 pa¨ªses, aunque no en EE?UU, donde est¨¢n fuera de la ley. Tampoco en Europa se permiten alimentos infantiles con objetos incomibles, pero el bur¨®crata mostr¨® su corazoncito y redact¨® una excepci¨®n a medida de Gruenewald: ¡°Es que los huevos son ya una leyenda¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.