Dar voz a los sordos no es un juego
La programadora Angela Mar¨ªa Nardolillo ha creado un proyecto para ayudar a sordos en situaci¨®n vulnerable
Viajar por todo el mundo en su infancia le abri¨® los ojos. Su padre era miembro del CID, el servicio de investigaci¨®n del Ej¨¦rcito de Estados Unidos. De Alemania a Italia, con largas temporadas en Washington y Nueva York, la vida de ?ngela Mar¨ªa Nardolillo (Frankfurt, 1980) dio un giro cuando en la adolescencia comenz¨® a perder audici¨®n. Hoy no oye por el o¨ªdo izquierdo y ha perdido cierta capacidad por el derecho. Cuando se le habla, en espa?ol o ingl¨¦s, mira atentamente a la boca y mantiene una conversaci¨®n con normalidad, pero se siente mucho m¨¢s a gusto con el lenguaje de signos.
Una amiga lejana de sus padres les recomend¨® una universidad, Gallaudet, para chicos con problemas de audici¨®n y le cambi¨® la vida. El primer d¨ªa, todos los alumnos se rapan la cabeza. No es un castigo, ni una novatada, sino un s¨ªmbolo. ¡°Nos recuerda c¨®mo llegamos al mundo. Es la forma de entrar a una nueva vida¡±, explica. Todo el temario, las clases y las conversaciones son en lenguaje de signos. No se sabe qu¨¦ profesores son tambi¨¦n sordos o cu¨¢les no. ¡°Con mis mejores amigos, no uso la voz", que controla con fluidez, y a veces un tono alto, "sino los signos¡±, asegura. Hija de italoamericano y puertorrique?a, Nardolillo sali¨® de la universidad con un t¨ªtulo de animaci¨®n artes liberales. A diferencia de la mayor¨ªa de sus compa?eros, que pasan a ser profesores para ni?os de primaria y secundaria en su misma situaci¨®n, decidi¨® ir al mercado laboral.
Detr¨¢s del glamour y la fastuosidad del E3, la feria anual mundial del videojuego que se celebra estos d¨ªas en Los ?ngeles, se esconden historias humanas. No todo son tiros, explosiones y golpes. Nardolillo forma parte de esta industria. Su caso es una excepci¨®n, no solo por ser mujer en un mundo masculino. En tecnolog¨ªa tienen menos del 30% de los empleos. Tambi¨¦n por ser latina, cuya cuota apenas roza el 10%. La explosi¨®n de ocio en m¨®viles y tabletas le sirvi¨® para entrar de lleno en este negocio donde ejerce como directora de proyecto.
Su esfuerzo y talento le han llevado a ser un ejemplo para su comunidad. Tiene una vida c¨®moda en las afueras de Los ?ngeles, el n¨²cleo de la industria interactiva, pero sabe que no todos los sordos tiene sus mismas oportunidades. ¡°Me encantaba viajar por todo el mundo y mi trabajo me lo permit¨ªa, pero me daba cuando de que los sordos, en el Tercer Mundo, son poco menos que basura. Est¨¢n aislados. Nadie les ense?a los signos, no pueden comunicarse. Y son v¨ªctimas f¨¢ciles de abusos y violaciones¡±, denuncia.
As¨ª fue como comenz¨® su cruzada para detectar preferentemente ni?os, y tambi¨¦n adultos, con sordera. Pas¨® por Guatemala, Puerto Rico, Panam¨¢ y Costa Rica, con instrumentos y el apoyo de una ONG para ense?arles a comunicarse, a salir del aislamiento.
El terremoto de Hait¨ª termin¨® por cambiar sus prioridades. Confiesa que lo m¨¢s dif¨ªcil fue entrar y que el panorama, casi un a?o despu¨¦s del se¨ªsmo, era desolador. ¡°Claro que estaba Cruz Roja, y que hab¨ªa campamentos, pero ?qu¨¦ pasa si llega la comida y no te enteras porque se anuncia por un altavoz?¡±, denuncia. Dice que, de manera natural, los que tienen problemas de audici¨®n, se unen para protegerse entre s¨ª. Durante el d¨ªa, si saben lenguaje de signos o saben leer, no es complicado comunicarse. El problema llegaba al caer la noche: ¡°Si no hay luz, no hay comunicaci¨®n. No puedes ver un papel escrito. Tampoco avisar a un compa?ero de un asalto¡±, lamenta. Era entonces cuando su zona en los campamentos se convert¨ªa en el punto m¨¢s vulnerable para el pillaje, robos y violaciones. ¡°Los seres humanos no son necesariamente malos, pero en situaciones as¨ª¡ Adem¨¢s, m¨¢s de 6.000 reclusos se escaparon de las c¨¢rceles¡±, subraya. Su primera medida fue hacerles entrega de silbatos especiales, los mismos que se usan en el ej¨¦rcito, para alertar en caso de problemas. De aquella aventura descubri¨® un hecho que le meti¨® en la siguiente, ten¨ªa que ir siempre acompa?ada de un hombre: ¡°Es triste, tanto si puedes escuchar, como si no, las mujeres somos un blanco f¨¢cil¡±. A su vuelta a Estados Unidos decidi¨® completar su formaci¨®n con Jiu Jitsu. Dio con el estudio Gracie, les convenci¨® de la importancia de la autodefensa, y juntos dan cursos de emergencia.
Mientras prepara nuevos curso de de defensa personal, se ilusiona con las posibilidades de Morpheus, las gafas de realidad virtual que Sony ha presentado en E3. Cuando Samsung mostr¨® su propuesta, confi¨® en Nardolillo para crear la interfaz de The Blu, un documental que simula estar en las profundidades marinas.
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