Uber, a la caza de Amazon

En Silicon Valley no existen los problemas, son la palabra prohibida. En su lugar se refieren a fricciones, que suena mucho m¨¢s suave. El floreciente mundo del comercio electr¨®nico ha descubierto que tiene un punto flaco que espanta a los clientes. Se trata de la fricci¨®n de la ¨²ltima milla. Ese tramo final que va desde que el cami¨®n de reparto aparca hasta que el cliente tiene el producto en la mano es el gran rompecabezas de los grandes de la venta online.

Amazon, en un golpe medi¨¢tico genial, hizo saber que pretend¨ªa resolverlo usando drones ligeros que depositasen los paquetes en el jard¨ªn de destino. En Espa?a la broma fue f¨¢cil: alguien se dedicar¨ªa a disparar con la escopeta de perdigones o quiz¨¢ lo robar¨ªa para qued¨¢rselo como trofeo. Eso, suponiendo que tuviera sentido usarlo en un pa¨ªs en el que la casa con jard¨ªn no se estila.

Uber, de manera inesperada, ha decidido sumarse a esta batalla. Cuando en diciembre de 2014, casi la ¨²ltima noche del a?o, decidi¨® dejar su plan inicial de transportar pasajeros en Espa?a, mantuvo la sucursal abierta. En marzo, durante el Congreso Mundial de M¨®viles, sorprendi¨® con Uber Eats, un servicio de entrega de comida caliente en menos de diez minutos. Se ofrecen solo dos recetas y se cobran solo ocho euros. La acogida fue tal que Uber lo ha exportado al barrio financiero de San Francisco, a Manhattan y San Diego. En Estados Unidos ya hab¨ªan probado a repartir helados por un d¨ªa. O gatitos para acariciarlos en casa durante unas horas. Xiaomi, el fabricante de m¨®viles asi¨¢tico de moda, opt¨® por una f¨®rmula peculiar para vender su ¨²ltimo modelo. En Shang¨¢i el terminal se entregaba en un coche de Uber. El ¨¦xito de la iniciativa ha hecho que Uber se lo tome en serio. Quiere repartir productos.

En San Francisco, en la franja que va del Embarcadero a la calle Fillmore, por las ma?anas, no es extra?o ver a conductores cargados de bolsas y embalajes. No es que compitan con Fedex o UPS, tan solo est¨¢n haciendo pruebas para, antes de final de a?o, ofrecer ropa y complementos de moda con entrega en el mismo d¨ªa.

Amazon, acostumbrada a dominar el mercado a placer, ha tomado medidas. Est¨¢ construyendo un almac¨¦n en Oakland, al otro lado de la Bah¨ªa de San Francisco. Lo hace para ser capaz de realizar entregas en menos de dos horas.

Antes de Navidad, momento ¨¢lgido de las ventas, la batalla estar¨¢ servida. Quede como quede este enfrentamiento, ya hay quien est¨¢ pensando en la siguiente fricci¨®n. Liderada por una peque?a startup radicada en el barrio de SOMA, Shyp, pretende resolver el otro dilema de la compra online. La devoluci¨®n de una prenda que no es de nuestra talla o no se ajusta a lo anunciado. Basta con hacer una foto con el m¨®vil del objeto en cuesti¨®n para que, en menos de media hora, un mensajero venga a recogerlo para hac¨¦rselo llegar al vendedor. Ni Amazon ni Uber se han pronunciado al respecto, todav¨ªa.