Bienvenidos a Villa Maravilla
Cinco j¨®venes emprendedores espa?oles, que ya han triunfado en Silicon Valley, comparten casa en San Francisco. Son el epicentro de una envidiable red de contactos
Es muy probable que los fundadores del colegio Albor¨¢n de Marbella ignoren que todo empez¨® en sus aulas. All¨ª fue donde se cruzaron los caminos de dos personas que hoy, sin pretenderlo, han creado una casa que sirve de inspiraci¨®n, cobijo y posada a los espa?oles que quieren explorar Silicon Valley.
Cuando ?lvaro Dom¨ªnguez de Luna (Marbella, 1982) estaba en tercero de EGB tuvo un altercado con el nuevo de la clase, un chico hijo de espa?ola y nigeriano que acababa de incorporarse al sistema escolar. Antes de eso, hab¨ªa vivido en Nigeria, Italia y Suiza y se hab¨ªa educado en el sistema homeschooling, en el que los padres ejercen de maestros. Superado el choque inicial, acabaron siendo inseparables.
En un barrio llamado Marina
Villa Maravilla est¨¢ en uno de los barrios m¨¢s antiguos de San Francisco, entre la sede de Lucas Arts y el viejo Fort Mason, un espacio militar del que zarpaban las naves rumbo a Pearl Harbour y que en los noventa se convirti¨® en lugar de ocio. Desde la casa se ven Sausalito y Tibur¨®n, dos pintorescos municipios pesqueros refugio de actores. En medio, la isla de Alcatraz, con? su faro y el recuerdo de los que estuvieron presos. Marina puede ser una barriada tranquila o el lugar m¨¢s explosivo de ?a ciudad, tan solo hay que escoger la calle. Marina Boulevard, donde se ubica la Villa, no tiene una sola tienda. Una casa tras otra llevan hasta el Palacio de Bellas Artes, la sede central de la exposici¨®n de 1915 con la que la ciudad quiso recuperar el ¨¢nimo tras los se¨ªsmos de 1906. Y es que, muy a pesar de los habitantes del barrio, a Marina se le conoce tambi¨¦n por ser uno de los lugares m¨¢s afectados por los terremotos. El de Loma Prieta en 1989 acab¨® con varios edificios. A lo largo de toda la calle se sucede una se?al con un mu?equito que huye de una ola que le quiere comer. Resultar¨ªa c¨®mica si no fuese por lo que significa: "Alto riesgo de tsunami". Dom¨ªnguez de Luna, que por algo es el arquitecto del clan, pone una dosis de tranquilidad: "Esta es una de las pocas construcciones de la zona erigida sobre tierra firme. Tenemos debajo roca".
Con los a?os, ese compa?ero de clase, Adeyemi Ajao (Madrid, 1982) acabar¨ªa siendo cofundador de Tuenti, la red social espa?ola de mayor ¨¦xito en el mundo hispano hasta que Facebook se tradujo al espa?ol (Telef¨®nica compr¨® Tuenti por cerca de 100 millones de euros).
Ajao decidi¨® jugar en primera divisi¨®n: si lo hab¨ªa conseguido en Espa?a, ?por qu¨¦ no en Silicon Valley? Se matricul¨® en el MBA para emprendedores m¨¢s reconocido, el de Stanford. "Pens¨¦ que tendr¨ªa tiempo para emprender y surfear", explica con media sonrisa. Consigui¨® ambas metas. En el segundo a?o de estudios puso en marcha, junto a otro socio, Identified, una mezcla entre LinkedIn y Facebook. Para aprender a surfear dio con un maestro inesperado, David Gonz¨¢lez Charola (San Sebasti¨¢n, 1979), amo y se?or de las ventas, un mago a la hora de hacer crecer el volumen de negocio. Ingeniero industrial con un m¨¢ster, dej¨® su trabajo en Vodafone para mejorar sus habilidades comerciales con un curso en Stanford. En 2009 hizo el plan de negocio de Wavegarden, una firma que quer¨ªa crear olas artificiales. Ajao se dio cuenta de que conectaban. "Yo echaba de menos los c¨®digos que ten¨ªamos entre espa?oles y David era muy generoso bajando de nivel con la tabla para que me animase", explica.
Christian Garc¨ªa Almenar (Valencia, 1985), amigo de David, fue a pasar 10 d¨ªas con ellos. Nunca se hab¨ªa metido entre las olas, pero sal¨ªa con una inusitada sonrisa a pesar de la virulencia del mar en Santa Cruz. "Llegamos a pensar que era un inconsciente, pero ¨¦l es as¨ª, disfruta con todo lo que hace. Lo suyo es la actitud", cuenta Ajao. Christian conect¨® con ellos a trav¨¦s de un amigo com¨²n en Nueva York, donde estudi¨®. Hoy, Gitstar, la empresa de seguridad de la que es cofundador, da sus primeros pasos y tiene al fondo de capital riesgo Andreessen Horowitz entre los inversores.
Entrado 2010, Ajao pens¨® que, una vez bien conocidas las claves de los negocios en Silicon Valley, era momento de buscar un lugar donde vivir en San Francisco. Era el a?o en que Twitter hab¨ªa decidido quedarse en la ciudad y SOMA, un conjunto de naves industriales al sur de la calle Market, era ¡ªsigue siendo¡ª un hervidero de startups.
En ese momento, reapareci¨® el amigo de la infancia, ?lvaro Dom¨ªnguez de Luna. Con su t¨ªtulo de arquitectura bajo el brazo, llegaba como dise?ador jefe de Nomad (fundada por otro viejo colega, Noah Dentzel, hermano menor del cofundador de Tuenti). Sus dise?os est¨¢n en cientos de tiendas de EE UU.
Echaba de menos los c¨®digos que tenemos entre espa?oles Adeyami Ajao
Los cuatro comenzaron la exploraci¨®n. En un paseo por Marina vieron que unos chavales sal¨ªan de lo que hoy es Villa Maravilla, el nombre informal con el que ellos mismos se refieren a su hogar. "No nos dio verg¨¹enza preguntar si nos lo ense?aban", dice con una mezcla de descaro e inocencia Dom¨ªnguez de Luna. Lo que no esperaban es que estuvieran a punto de dejarla y les presentasen a los caseros. En el momento justo, en el sitio adecuado. Amor a primera vista. Cuenta la leyenda, corroborada por unos vecinos octogenarios con los que pasan Acci¨®n de Gracias, que el inmueble de cuatro alturas y seis habitaciones perteneci¨® al aventurero y multimillonario Howard Hughes. La an¨¦cdota, cierta o no, da para bromas que rompen el hielo con las visitas.
Ya eran cuatro. Quedaba, al menos, una vacante m¨¢s. Ajao, que estaba a punto de vender? Identified y pon¨ªa los cimientos de Cabify en Espa?a (una alternativa al taxi que, a diferencia de Uber, s¨ª ha conseguido operar dentro de la legalidad), se hab¨ªa fijado en Ignacio Vilela, ingeniero de Caminos en FCC con hambre por saber m¨¢s, que lleg¨® para a montar Startcaps Ventures en la bah¨ªa. Con olfato contrastado, maneja una baraja de empresas emergentes y de proyectos innovadores. "Nuestro punto diferencial es que entramos en las primeras fases de inversi¨®n, en buenos proyectos que sean diferentes", concreta.
Ah¨ª comienza la historia de Villa Maravilla, una casa con vistas de excepci¨®n, una cocina-comedor que invita a quedarse y a conversar y un ¨¢tico propio de un anuncio de refrescos. Cinco chavales, j¨®venes, de ¨¦xito y con gran futuro por delante. Cualquiera podr¨ªa imaginar un ambiente muy similar al de un reality show. Sin embargo, la fiesta, la celebraci¨®n, solo surge de cuando en cuando. "Por aqu¨ª hemos tenido a varios speakers de TedTalks, al activista Srda Popovic, al fundador de Instacart...", enumera Vilela.
Sentarse a la mesa con este rep¨®quer invita a tomar apuntes. La conversaci¨®n pasa de la inteligencia artificial a la rob¨®tica o la sanidad del futuro y los retos de seguridad que plantea. Ajao es el disparo cargado, el foco, la ambici¨®n de ponerse una meta y conquistarla. Vilela es un visionario que ve posibilidades donde otros ni lo imaginan. Dom¨ªnguez de Luna, locuaz e impulsivo, es capaz de cambiar el chip y pasarse horas enfrascado en el despacho del garaje. Gonz¨¢lez Charola viste con orgullo el polo de su empresa, reci¨¦n nacida y ya prometedora, Kenandy, una suite de ventas que trabaja con la plataforma Salesforce. Mark Benioff, CEO del gigante de las ventas que tuvo valor para plantar cara a Oracle, es uno de sus accionistas. De manera no oficial, pero s¨ª por aclamaci¨®n popular, es el chef de la casa.
Les une un sue?o, triunfar en la meca de la tecnolog¨ªa, y una amistad com¨²n dif¨ªcil de encontrar. Pocas veces se da con un grupo que habla del proyecto del tipo de la habitaci¨®n de al lado con la misma pasi¨®n que si fuese suyo.
Durante el verano, un grupo de maestros falleros con los que contact¨® Christian se uni¨® a la expedici¨®n a Burning Man, un festival en el desierto en el que se queman esculturas. La delegaci¨®n valenciana fue la invitada especial de la organizaci¨®n para explorar una posible colaboraci¨®n. La villa era la conexi¨®n m¨¢gica entre ambos. El verano anterior fue Gonzalo Ruiz Utrilla, emprendedor e inversor en Civeta, quien pas¨® un mes con ellos. En primavera les visitaron varios estudiantes de m¨¢ster en el IE. No era parte oficial de la exploraci¨®n a Silicon Valley, pero la conversaci¨®n con algo de picoteo aporta unas pinceladas de realidad que pocos programas acad¨¦micos tienen.
Seg¨²n la leyenda, la casa perteneci¨® a Howard Hughes, el millonario aventurero
No es que promuevan jornadas de puertas abiertas, pero lo parece. La aparici¨®n espont¨¢nea de todo tipo de perfiles es una constante. Como el vecino, Howard Rosenfeld, cardi¨®logo infantil que pasea con su perro por el comedor y toma yogures de la nevera como uno m¨¢s. El mes de octubre tuvieron a Carlos Toledo, ilustrador, amo y se?or de Instagram con T-Diary, como inquilino de lujo.
El papel que juega este lugar no era esperado, tampoco forzado. "Todos hemos pasado por el proceso de llegar aqu¨ª, centrarte un poco, ver por d¨®nde van las cosas... Hemos tenido momentos de tensi¨®n con los visados, sin saber si nos aceptar¨ªan o no, si todo ir¨ªa bien", explica Ignacio Vilela. "Lo que queremos es hacerlo suave. Hay mucha gente, con gran talento, que no sabe por d¨®nde empezar".
Queda claro que cualquiera de ellos podr¨ªa haber seguido un camino relativamente c¨®modo en Espa?a. "No es que nos guste complicarnos", matiza Gonz¨¢lez Charola, "lo que nos gusta es competir, probarnos, dar el m¨¢ximo. Lo que se est¨¢ viviendo aqu¨ª es un momento ¨²nico".
Lo que nos gusta es competir, probarnos, dar el m¨¢ximo David Gonz¨¢lez Charola
En Villa Maravilla hay una alcoba vacante. Por momentos, se plantean aceptar un sexto miembro. ?Una chica? "No tenemos ninguna restricci¨®n. Vamos, nos encantar¨ªa. Una vez una chica estuvo a punto de quedarse, pero encontr¨® otra opci¨®n. Y son pocas", dicen con cierta pena.
En Silicon Valley, es cierto, menos del 30% de los empleados son mujeres, y ejerciendo labores estrictamente relacionadas con la tecnolog¨ªa la media baja del 10%. No urge, no buscan, no tienen prisa. "No se trata de llenar un hueco", explica Christian, "sino de dar con alguien que pueda? encajar, que tenga un car¨¢cter compatible". Que no teman los paracaidistas, sigue quedando un socorrido sof¨¢ en el garaje junto a una colecci¨®n de bicicletas que todav¨ªa rezuman polvo del desierto de Burning Man.
David Gonz¨¢lez Charola
San Sebasti¨¢n, 1979. Es responsable de expansi¨®n de Kenandy, propiedad de Salesforce, el gigante de las ventas de moda en Silicon Valley.
Ignacio Vilela Mill¨¢n
Madrid, 1980. Ingeniero de Caminos por la Universidad de Navarra. Es socio del fondo Startcaps.
Adeyemi Ajao
Madrid, 1982. Cofundador de Tuenti, Identified y Cabify. Vicepresidente de estrategia de producto en Workday. MBA en Stanford. Estudi¨® Econ¨®micas y Derecho en la Universidad Pontificia de Comillas.
?lvaro Dom¨ªnguez de Luna
Marbella, 1982. Arquitecto por la Universidad Europea de Madrid.? Dise?ador de Nomad y creador de su propio estudio, AddLUNA.
Christian Garc¨ªa Almenar
Valencia, 1985. Es Ingeniero de Telecomunicaciones por la Universidad de Valencia e ingeniero el¨¦ctrico por The Cooper Union. Trabaj¨® en MIT. Es cofundador de la startup de seguridad Gitstar.
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