Por qu¨¦ los japoneses aman a los robots
La influencia del manga y del sinto¨ªsmo ayudan a explicar la fascinaci¨®n que hay en Jap¨®n por las m¨¢quinas inteligentes
A los japoneses les encantan los robots. M¨¢s a¨²n los humanoides, ya sean androides (con forma de hombre) o ginoides (de mujer), o incluso animaloides. Por varias razones, algunas derivadas de las necesidades sociales de una sociedad que envejece, otras industriales, y unas terceras profundamente culturales. Despu¨¦s de todo, fue en Jap¨®n donde hace a?os se invent¨® ese juego/programa, el Tamagotchi, una mascota virtual que hab¨ªa que cuidar. La cuesti¨®n viene de lejos.
De hecho, el estreno en 1924 en Tokio de la obra teatral del checo Karel Capek R.U.R. (Robots Universales Rossum) ¡ªall¨ª se present¨® como jinzo ningen (humano artificial)¡ª provoc¨® entonces una fiebre rob¨®tica en Jap¨®n que ha perdurado hasta nuestros d¨ªas.
La raz¨®n m¨¢s superficial, pero importante, que nos se?alan varios expertos de la industria en Jap¨®n es que toda una generaci¨®n de japoneses, desde los a?os sesenta y setenta, se crio con unos dibujos animados en televisi¨®n, los famosos manga, en los que los robots, bastante humanoides, ayudaban a los humanos a superar sus problemas, en general en la lucha contra el mal o los malos. El mejor ejemplo fue Mazinger Z. En los manga, los robots son amigos de los ni?os. En las pel¨ªculas, novelas o c¨®mics occidentales, los robots acaban casi siempre siendo un problema existencial para los humanos. Esa es la primera diferencia. Por su popularidad, y por su ¨¦nfasis en el entretenimiento, los robots se utilizan en la actualidad mucho en Jap¨®n como publicidad de la marca que los fabrica (como Honda o Kawasaki) o los utiliza.
El segundo factor cultural puede tener que ver con la religi¨®n, a saber, el sinto¨ªsmo, predominante en Jap¨®n junto al budismo. Es este un aspecto que ha estudiado a fondo en el caso japon¨¦s la antrop¨®loga estadounidense Jennifer Robertson, que me hizo descubrir Eduardo Castell¨®, ahora en el Media Lab del MIT (Massachusetts Institute of Technology), ingeniero que acaba de terminar un doctorado en Osaka sobre robots enjambres, dirigido por el famoso profesor Hiroshi Ishiguro, el que se ha construido un robot id¨¦ntico a s¨ª mismo, el Geminoid HI-1. El sinto¨ªsmo atribuye caracter¨ªsticas an¨ªmicas a muchas cosas, le preocupa ante todo la pureza y la poluci¨®n y ve energ¨ªas vitales (kami) en muchos aspectos del mundo, ya sea ¨¢rboles, rocas, personas, etc¨¦tera. Este sustrato cultural facilita o hace m¨¢s natural la relaci¨®n con los robots. A lo que hay que sumar que es una sociedad en la que domina la soledad y los robots pueden hacer compa?¨ªa.
Tercero es la forma en la que el Gobierno japon¨¦s ha abordado, primero en su plan Innovaci¨®n 25 y m¨¢s recientemente en su Estrategia Nacional de Robots, esta cuesti¨®n, poniendo el ¨¦nfasis de la robotizaci¨®n en la fabricaci¨®n misma de estas m¨¢quinas ¡ªJap¨®n quiere convertirse en una superpotencia en robots¡ª, en su introducci¨®n en los procesos industriales y de servicios para aumentar la productividad, y tambi¨¦n insistiendo en su uso para la sanidad, para enfermer¨ªa y el cuidado a los mayores en una sociedad envejecida, en la agricultura, en la construcci¨®n e infraestructuras, donde escasea la mano de obra, y en el remedio ante los desastres naturales, sobre todo los terremotos y los a veces consiguientes tsunamis. Los robots no est¨¢n ¡°pensados para reemplazar a los humanos, sino para hacer cosas que no puede hacer la gente¡±, se?ala en Tokio Atsushi Yashuda, director de Manufactura en la Divisi¨®n de Pol¨ªtica de Robots del METI (Ministerio de Econom¨ªa, Comercio e Industria).
El profesor Ishiguro asegura que un androide puede expresar ¡°emociones que parezcan humanas¡±
Es este ministerio el que est¨¢ detr¨¢s de este empuje, a diferencia de EE?UU, donde una parte de la rob¨®tica deriva del impulso del sector militar y sobre todo de la famosa DARPA (Agencia de Proyectos de Investigaci¨®n Avanzados de Defensa, en sus siglas en ingl¨¦s), que alimenta con sus fondos una parte de la investigaci¨®n universitaria. En el entorno acad¨¦mico japon¨¦s, en un pa¨ªs que se ha vuelto profundamente pacifista desde la II Guerra Mundial, de la que fue uno de los desencadenantes, hay un rechazo a lo militar, aunque Defensa haya empezado a impulsar investigaciones sobre trajes militares robotizados u otros aspectos. La robotizaci¨®n sale sobre todo del sector civil, a la que pertenece la Fundaci¨®n para la Iniciativa de la Revoluci¨®n Rob¨®tica.
Pues los japoneses son muy conscientes de que se trata de una revoluci¨®n, y la fomentan. Como en Europa y EE?UU, algunos estudios en Jap¨®n concluyen que la robotizaci¨®n y en general la automatizaci¨®n pueden hacer desaparecer en los pr¨®ximos 10 o 20 a?os la mitad de los empleos ahora existentes (aunque se creen otros). Pero no es esta una preocupaci¨®n esencial.
Ning¨²n pa¨ªs tiene m¨¢s aut¨®matas por trabajador: est¨¢n centrados en usos civiles y en desentra?ar los misterios del cerebro humano
En cuanto a los humanoides, el profesor Ishiguro se?ala en su despacho en la Universidad de Osaka que el objetivo de estos robots es ser capaces de interac?tuar con nuestro cerebro. Los necesitamos para ¡°mirar dentro de nosotros mismos¡±, pues, en contra de lo que se esperaba, opina que la neurociencia no est¨¢ logrando desentra?ar el funcionamiento de la mente humana. En esto coincide con la apreciaci¨®n de Hiroshi Fujiwara, director ejecutivo de la Asociaci¨®n Japonesa de Robots, que agrupa a empresas del sector, para el cual los robots humanoides sirven ante todo para conocernos a nosotros mismos. La ¨²ltima aportaci¨®n de Ishiguro es una robot de nombre Kodomoroid, hecha a semejanza de una presentadora de televisi¨®n, capaz de sacar noticias de Internet y leerlas. El pr¨®ximo objetivo de Ishiguiro, se?ala, es construir un robot que pueda formular intenciones propias.
En el METI se insiste en que, a diferencia de 10 a?os atr¨¢s, se pone ahora menor ¨¦nfasis en los humanoides, pues es, por ejemplo, m¨¢s importante que un robot sea capaz de levantar a ancianos de sus camas a que parezca humano. Sin embargo, el robot beb¨¦ foca Paro, tambi¨¦n japon¨¦s, que ya se utiliza en centros en todo el mundo, sirve para establecer una relaci¨®n emocional con personas con alzh¨¦imer o demencia. Tambi¨¦n las emociones sirven para comunicar informaci¨®n, insiste Ishiguro, para el cual un androide puede expresar ¡°emociones que parezcan humanas¡±.
Uno de sus ayudantes, el profesor Kazuya Sakamoito, nos indica c¨®mo se utilizan los humanoides por ejemplo en el teatro. Una compa?¨ªa as¨ª se present¨® hace unos a?os en Barcelona, y un conocido autor japon¨¦s como Oriza Hirata se ha especializado en ello. Se ha adaptado Las tres hermanas, de Ch¨¦jov, para humanoides en 2013. Pueden ser mejores actores que los humanos, insiste Sakamoito. En Kawasaki ¡ªuno de los mayores fabricantes de robots industriales de Jap¨®n¡ª nos ense?an tambi¨¦n un v¨ªdeo de un famoso ballet de brazos de robots con bailarines humanos.
Quiz¨¢s por todas estas razones, no la rob¨®tica sino el debate ¨¦tico sobre los robots, est¨¢ m¨¢s atrasado en Jap¨®n que en Europa o en EE?UU. Todas ellas contribuyen a explicar la relaci¨®n de Jap¨®n, el pa¨ªs con m¨¢s robots del mundo por trabajador, con estas m¨¢quinas.
Andr¨¦s Ortega, investigador s¨¦nior del Real Instituto Elcano, est¨¢ escribiendo un libro sobre el impacto de la robotizaci¨®n y la automatizaci¨®n.
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