Tel¨¦fonos y primeras comuniones: ?debe tener m¨®vil un ni?o de 10 a?os?
El autor advierte de los riesgos de regalar un m¨®vil a un ni?o sin ayudarle a comprender los problemas que puede provocar su uso
Estamos en el mes de mayo, que es el mes de las primeras comuniones, y todas las familias cat¨®licas que tienen hijos en 4? de Primaria (de 9-10 a?os) se preguntan qu¨¦ regalarles a sus hijos en tan se?alado acontecimiento.
Antes, hace mucho (como se puede ver estos d¨ªas, en una campa?a publicitaria de unos grandes almacenes), el?regalo rey de la primera comuni¨®n era la bicicleta. Seguro que todos tenemos, en nuestros ¨¢lbumes de fotos, alguna de un ni?o o de una ni?a, de unos 7 a?os (porque antes se hac¨ªa a esa edad), vestidos de primera comuni¨®n y plet¨®ricos de contento con una flamante bici nueva al lado.
Ahora, si hici¨¦ramos una r¨¢pida encuesta entre esos ni?os que est¨¢n ¡°en capilla¡±, terminando su catequesis y muy emocionados (no tanto por el acto religioso, sino sobre todo por el evento social y los regalos que conlleva), seguramente ganar¨ªa por goleada el m¨®vil. Y, ante la presi¨®n de los ni?os y las ganas de complacerles, el debate no es si regal¨¢rselo o no, sino qui¨¦n se lo regala y cu¨¢l le conviene m¨¢s.
Y este debate no s¨®lo afecta a las familias cat¨®licas, sino que se extiende a todas. Porque, con independencia de que haya primeras comuniones por medio, el efecto mim¨¦tico se impone y ning¨²n ni?o o ni?a quiere dejar de tener un m¨®vil, si ve que ¡°todos sus amigos y amigas lo tienen¡±, que es el t¨ªpico argumento que utilizan para ejercer una presi¨®n -literalmente insoportable- ante sus sufridos progenitores.
Muchos expertos recomiendan no dar a los hijos un m¨®vil?inteligente (con acceso a Internet) hasta los 14 a?os. Pero me parece que ¨¦sa no es una postura realista. Otros hemos logrado aguantar hasta los 12 a?os, con ocasi¨®n del paso de Primaria a Secundaria, como si se tratara de un rito inici¨¢tico a la pubertad. Pero es cierto que el deseo y la presi¨®n de los hijos para tenerlo se adelanta cada vez m¨¢s.
?Debe tener m¨®vil un ni?o de 10 a?os? Depende. Me atrever¨ªa a decir que, en general, no. Pero siempre habr¨¢ un padre o madre que diga que es necesario, para poder avisarle o tenerle localizado ante cualquier incidencia familiar, en un mundo en el que la conciliaci¨®n es poco menos que un ejercicio de malabarismo. No obstante, la excepci¨®n confirmar¨ªa la regla de que, en principio, un ni?o de 10 a?os no?necesita un m¨®vil.
Muchos expertos recomiendan no dar a los hijos un m¨®vil con acceso a Internet hasta los 14 a?os
Y no necesita un m¨®vil, precisamente, porque no tiene un problema de movilidad. Es decir, un ni?o o ni?a de 10 a?os suele estar en casa o en el colegio, o en casa de alg¨²n amigo o en el patio de casa o en un parque cercano. No necesita estar permanentemente localizable, porque est¨¢ permanentemente localizado. Y puede utilizar otros dispositivos digitales para jugar (tableta, consola u ordenador).
Por lo tanto, la pregunta no es si un ni?o de 10 a?os?debe tener un m¨®vil, sino a qu¨¦ servicios puede acceder desde el m¨®vil (b¨¢sicamente, aplicaciones de redes sociales y mensajer¨ªa, como Whatsapp y Snapchat, que es por lo que lo quieren) y si est¨¢n preparados para ellas o si pueden resultar perjudiciales para sus estudios y para su desarrollo personal.
Los riesgos
No se trata de ser alarmistas, sino de informar sobre los riesgos que existen para los menores en las redes sociales y que de vez en cuando aparecen en las noticias; como la que recientemente nos sobresaltaba de que en Reino Unido hay ni?os de apenas siete a?os que ya utilizan las redes sociales para hacer sexting (compartir mensajes, fotograf¨ªas e, incluso, v¨ªdeos de contenido sexual).
Pero no hay que irse tan lejos. Basta con hacer una b¨²squeda en el buscador de elpais.com (la lupa de la esquina derecha) introduciendo las palabras ¡°internet¡± y ¡°menores¡± para darse cuenta de los riesgos. El mayor de todos ellos, en gravedad y n¨²mero de noticias, es el llamado?grooming o?sextorsi¨®n que cometen algunos adultos haci¨¦ndose pasar por chicos de su edad para luego coaccionarles.
M¨¢s frecuente, desgraciadamente, entre los menores de edad, es el ciberacoso, en el que las burlas, insultos y amenazas de unos menores a otros ya no se limitan al colegio y al horario escolar, sino que se extienden a las redes sociales durante todo el d¨ªa. Los padres temen que su hijo pueda ser una v¨ªctima, pero pocos piensan en que, a lo peor, su hijo puede ser un ciberacosador.
Por otra parte, hay un riesgo que no tiene que ver con ser v¨ªctima de un delito, sino con su desarrollo personal (f¨ªsico y psicol¨®gico, individual y social) y es la excesiva dependencia del m¨®vil, que puede terminar en un trastorno grave o adicci¨®n, pero que mucho antes ya resulta preocupante, porque denota una falta de autocontrol y auto-organizaci¨®n del tiempo y de las tareas que debe hacer, de estudio y de ocio.
En este sentido, tambi¨¦n ha sido muy impactante una reciente campa?a en EE UU, en la que se dice que ¡°los ni?os pasan menos tiempo al aire libre que los presos¡±, consumiendo la mayor parte de su ocio pegados a una o varias pantallas.
Catecismo digital
Desde el punto de vista legal, el Reglamento de Protecci¨®n de Datos dice (art. 13) que el tratamiento de datos de los menores de 14 a?os requiere el consentimiento de sus padres, pero la realidad es que son pocas las redes sociales y los servicios de mensajer¨ªa que verifican la edad de sus usuarios y son pocos, tambi¨¦n hay que decirlo, los padres que se preocupan por lo que hacen sus hijos con los m¨®viles.
Por eso, antes de regalarle un m¨®vil a un ni?o o una ni?a de 10 a?os por su primera comuni¨®n, convendr¨ªa hacer una especie de preparaci¨®n o de ¡°catequesis digital¡± o negociar con ellos un contrato o unos ¡°T¨¦rminos y Condiciones de Uso¡±, como el acuerdo que propone la @policia por un buen uso del m¨®vil, tablet y ordenador, o las reglas que una madre estadounidense redact¨® y se hicieron virales en internet.
Ese Manual del Usuario o ¡°Catecismo Digital¡± no ser¨ªa de aspectos tecnol¨®gicos, pues para ese fin ya est¨¢n las instrucciones del fabricante del m¨®vil y, sobre todo, el uso intuitivo de los llamados ¡°nativos digitales¡±. Se referir¨¢ m¨¢s bien a c¨®mo usar el m¨®vil, con respeto a uno mismo (la intimidad personal y familiar) y a los dem¨¢s (compa?eros y profesores) y a cu¨¢ndo usarlo (fomentando el autocontrol).
Control parental
Por supuesto, ah¨ª no acaba la cosa, sino que empieza; porque habr¨¢ que hacer un seguimiento del cumplimiento del contrato o acuerdo, o de las reglas o los t¨¦rminos y condiciones de uso del m¨®vil, y aplicar las consecuencias que se hayan previsto para los incumplimientos, que los habr¨¢. Todo ello en ejercicio del derecho y deber de la patria potestad sobre los menores, que tambi¨¦n se extiende al entorno digital.
Porque, en efecto, seg¨²n el C¨®digo Civil (art. 154), los hijos no emancipados est¨¢n bajo la patria potestad de sus progenitores, que la ejercer¨¢n siempre en inter¨¦s de aqu¨¦llos, con respeto a sus derechos (incluida su privacidad) y a su integridad f¨ªsica y mental; y que comprende los deberes y facultades de: ¡°velar por ellos, tenerlos en su compa?¨ªa, alimentarlos, educarlos y procurarles una formaci¨®n integral¡±¡
Mucho se ha escrito sobre la dificultad que tienen los padres de velar por sus hijos en internet, respetando al mismo tiempo su progresivo derecho a la intimidad, pero una reciente sentencia del Tribunal Supremo, afirma que no puede el ordenamiento hacer descansar en los padres unas obligaciones de velar por sus hijos menores y, al mismo tiempo, desposeerles de toda capacidad de control.
Ahora bien, ello no autoriza a los padres a monitorizar o espiar, sin el conocimiento y consentimiento de sus hijos, toda su actividad digital, instalando aplicaciones de ¡°control parental¡± muy intrusivas, que, adem¨¢s, desde el punto de vista educativo no fomentan su autocontrol y responsabilidad. El mejor control parental no es el tecnol¨®gico, sino la educaci¨®n, la confianza y la comunicaci¨®n desde peque?os.
Borja Adsuara Varela es profesor y abogado, experto en derecho y estrategia digital. Ha sido director general para el Desarrollo de la Sociedad de la Informaci¨®n y de Red.es.
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