Guadalajara, la elecci¨®n poco casual de Elon Musk
El visionario desvela sus planes en la capital tecnol¨®gica de M¨¦xico
Como las grandes estrellas del cine y la televisi¨®n a Elon Musk se le esper¨® con filas, gran expectaci¨®n y v¨ªtores de fans. En Guadalajara, la segunda ciudad m¨¢s poblada de M¨¦xico, todo el mundo sab¨ªa que la persona que quiere llegar a Marte en los pr¨®ximos 10 a?os iba a estar en la ciudad. Del conductor de Uber al conserje del hotel o el desarrollador de una startup de Chapultepec, en la capital de Jalisco la visita se esperaba igual que un concierto. El auditorio principal de la Feria de Exposiciones de Guadalajara ¡ªel mismo recinto donde se celebra cada a?o su prestigiosa Feria Internacional del Libro (FIL)¡ª esper¨® paciente la llegada del visionario del siglo XXI. Comenz¨® con media hora de retraso, empujones, tumultos y carreras al abrirse las puertas. Por un momento parec¨ªa el comienzo de las rebajas, pero solo eran chavales emocionados por ver al nuevo l¨ªder del mundo techie, el ¨²nico capaz de hacer un coche que s¨ª llame la atenci¨®n de los millennials.
La elecci¨®n de este lugar para desvelar sus planes de colonizaci¨®n de Marte no es casual. Jalisco fue el primer estado en contar con una Secretar¨ªa de Innovaci¨®n, en manos del veterano Jaime Reyes; una medida que ya han replicado dos estados m¨¢s. Desde hace tres d¨¦cadas, Guadalajara es la capital tecnol¨®gica al sur de California. Aqu¨ª est¨¢n Cisco, HP e Intel. Comenzaron con l¨ªneas para ensamblar productos, las populares maquilas, y hoy es un vivero de startups y el lugar escogido por Oracle para su campus de expansi¨®n en Am¨¦rica Latina. Se presenta como un lugar en el que se innova y crean productos de principio a fin. Si se abre el foco se entiende que M¨¦xico es, adem¨¢s, el primer pa¨ªs al sur de EE UU en el que se venden coches Tesla, el fabricante de autom¨®viles propiedad de Musk. En el plan maestro del emprendedor de origen sudafricano, esta firma es clave para obtener financiaci¨®n para ir a Marte.
Al t¨¦rmino de la charla, el turno de preguntas se podr¨ªa haber eternizado hasta superar el centenar de interrogantes: los asistentes que, a excepci¨®n de los estudiantes, hab¨ªan pagado 20.000 pesos (algo m¨¢s de 1.000 d¨®lares) para acceder al acto, quer¨ªan saber m¨¢s.
Hubo un momento en que se rompi¨® la complicidad entre ponente y p¨²blico. ¡°?Por qu¨¦ parece que solo existe EE UU?¡±, pregunt¨® un asistente. Musk titube¨® inicialmente y despu¨¦s reconoci¨® que no depend¨ªa de ¨¦l: ¡°Trabajar con cohetes, con planes para ir al espacio, est¨¢ relacionado y regulado por Defensa. S¨¦ que no encaja con mi visi¨®n y tampoco con c¨®mo hacemos las cosas en California, pero tenemos que asumir las acotaciones que impone la ley. En SpaceX solo podemos contratar a estadounidenses. En Tesla no es as¨ª¡±. Es cierto y, adem¨¢s, es algo que lleva a gala: ya hay varios mexicanos en el equipo de software para comprar su coche. Todo un s¨ªntoma de la competitividad que se genera al sur de la frontera.
Para Tesla, M¨¦xico es un pa¨ªs clave. No solo por los cambios que est¨¢ sufriendo el mercado de hidrocarburos o por las ventajas fiscales de tener un coche el¨¦ctrico, sino tambi¨¦n por los muchos adeptos que les ha granjeado el hecho de poder conducir en la Ciudad de M¨¦xico sorteando las restricciones que tienen que aceptar el resto de coches de combustible.
Musk, obsesivo y perfeccionista hasta hacer perder los nervios a sus empleados, es capaz de dormir tres d¨ªas en la f¨¢brica para revisar que todos los autos salen con los mismos acabados, sin que se note que lo ensambl¨® el equipo de ma?ana, tarde o noche. Si es necesario, los remezcla para conseguir el resultado ¨®ptimo. Sus coches no se venden en concesionarios, sino en sus propias tiendas a un precio fijo.
En M¨¦xico no tienen establecimientos, pero s¨ª hacen los denominados pop-ups para probarlos, escogiendo lugares especiales, en los mejores barrios o relacionados con eventos de gran inter¨¦s. Tambi¨¦n se pueden comprar en Palacio de Hierro, probablemente las galer¨ªas que m¨¢s lujo desprenden en el pa¨ªs norteamericano. Tampoco es casual que el primer supercargador de Am¨¦rica Latina est¨¦ en Cuernavaca, a medio camino entre la Ciudad de M¨¦xico y Acapulco.Mientras en Silicon Valley se segu¨ªa la presentaci¨®n con la misma pasi¨®n que cuando uno de los cohetes de Space X vuelve a la tierra, con tuits, retuits y visionados en directo en la sala de juegos de cualquier startup de SOMA, en el IAC ¡ªcomo se llama oficialmente el evento¡ª, se recibi¨® con cierto escepticismo por parte de los expertos del sector all¨ª congregados.
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