La defensa en las redes espa?olas
Nuestro pa¨ªs se encuentra entre los tres que m¨¢s ataques sufren. La necesidad de defenderse va calando entre empresas y ciudadanos
?Es el ciberespacio espa?ol seguro? ?Las empresas y ciudadanos se encuentran a salvo en el medio digital? ?Estamos preparados para hacer frente a los ciberataques? Como profesional de la ciberseguridad, estas son algunas de las preguntas recurrentes planteadas por clientes y compa?eros.
Hace algo m¨¢s de un a?o, el actual ministro de Asuntos Exteriores en funciones, Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo, dibujaba una situaci¨®n del ciberespacio nacional preapocal¨ªptica ya que elev¨® en m¨¢s de 70.000 los ciberincidentes acaecidos en Espa?a en el plazo de un a?o, con una media de 4.000 ataques cibern¨¦ticos recibidos al d¨ªa (no todos exitosos, por suerte) y con un crecimiento anual que ronda el 200%. Este dato nos situaba entre los tres pa¨ªses que m¨¢s ciberataques reciben, s¨®lo superados por Estados Unidos y Reino Unido. Aun siendo esc¨¦pticos ante la veracidad de los datos presentados, la cifra asusta.
La digitalizaci¨®n de nuestra sociedad y nuestra econom¨ªa parecen exponernos a las amenazas en un medio del que conocemos mejor sus beneficios que sus riesgos. Seg¨²n las tendencias macroecon¨®micas, las megaciudades y smart cities jugar¨¢n un papel fundamental, catalizando e impulsando la adopci¨®n de la tecnolog¨ªa. Esto ser¨¢ un factor clave en la mejora de vida de las personas y el crecimiento de la econom¨ªa, a trav¨¦s de la innovaci¨®n y la generaci¨®n masiva de datos (big data) que mantendr¨¢n hiperconectados a los ciudadanos.
As¨ª pues, el auge de la tecnolog¨ªa y su poder para aumentar significativamente la calidad de vida de los ciudadanos marcar¨¢ la nueva concepci¨®n de sociedad y, qu¨¦ duda cabe, nos expondr¨¢ m¨¢s a los riesgos digitales. Conceptos como el Internet de las cosas, smart grids (las redes de distribuci¨®n el¨¦ctricas inteligentes), la nueva (re)evoluci¨®n industrial (Industria 4.0) y el trabajo en la nube son y ser¨¢n el pan nuestro de cada d¨ªa, tanto para aquellos que se encarguen de implementarlo como para los que tengan que defenderlo.
Por otro lado, los ciberataques tienen or¨ªgenes diversos. Pero se aprecia una clara profesionalizaci¨®n tanto por la aparici¨®n de actores estatales con grandes capacidades cibern¨¦ticas como por la irrupci¨®n de grupos criminales organizados, en los que el componente tecnol¨®gico es una rueda m¨¢s en el engranaje del ciclo de producci¨®n criminal. No se sabe a ciencia cierta c¨®mo evolucionar¨¢ el perfil del atacante, pero se est¨¢ extendiendo el uso y comercializaci¨®n de armas cibern¨¦ticas, creadas por organismos que anta?o auspiciaban la producci¨®n de misiles e innovaban creando bombas at¨®micas.
Ante esta situaci¨®n, ?est¨¢n pues las empresas espa?olas expuestas? El estado de madurez del tejido empresarial espa?ol es heterog¨¦neo. Como cabe esperar, las grandes compa?¨ªas financieras, aeroespaciales, de telecomunicaciones, de servicios relacionados con las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n, energ¨¦ticas o de defensa muestran un mayor nivel de concienciaci¨®n ante los riesgos del ciberespacio. Esto se refleja en una preparaci¨®n y unos presupuestos destinados a ciberseguridad relevantes. En el sector industrial se percibe un nivel de madurez menor, con una gran diferencia entre aquellas compa?¨ªas que ya han sufrido uno o m¨¢s ciberincidentes y, por lo tanto, se han visto abocadas a mejorar su postura defensiva; y aquellas que no han sido atacadas o lo est¨¢n siendo y no lo han detectado.
Donde el panorama resulta algo m¨¢s desolador es en ese nutrido conjunto de peque?as y medianas empresas, tan representativo de nuestra industria, que viven ajenas a los riesgos del ciberespacio, aun cuando sus consecuencias pueden ser imprevisibles para sus cuentas de resultados y su reputaci¨®n.
Finalmente, para el ciudadano medio los ataques se extender¨¢n a todos sus aparatos conectados, no solo a sus ordenadores. Por ejemplo, el ransomware (programa que secuestra la informaci¨®n de una red) afectar¨¢ a toda una casa o a un coche. Uno de los principales problemas consiste precisamente en no entender la esencia de los mecanismos de seguridad en Internet y las consecuencias de su ausencia. Existe mucha informaci¨®n al respecto, pero es ca¨®tica. As¨ª que el usuario queda perdido entre tantos datos, que debe procesar y ordenar.
Queda claro que la creaci¨®n de un clima de confianza digital vinculado a una incipiente necesidad de protecci¨®n y seguridad en el ciberespacio genera un sustancial impacto en la econom¨ªa y la sociedad digital. Por esto en Espa?a tenemos cerca de 550 empresas especializadas en servicios y soluciones de ciberseguridad que emplean a m¨¢s de 6.000 personas, un sector en crecimiento cuya cifra total de facturaci¨®n en 2014 fue cercana a los 600 millones de euros, seg¨²n datos del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Informaci¨®n.
Poco a poco la necesidad de protegerse va calando en las empresas espa?olas, como demuestra la previsi¨®n de aumento del 22% del gasto en ciberseguridad en el periodo 2014-2017. En 2014 el gasto realizado se situaba en 744 millones de euros y la previsi¨®n es que en 2019 se alcancen los 1.014 millones.
Deber¨ªamos dejar a un lado los complejos y realizar un sano ejercicio de asimilaci¨®n: los ciberataques van a ocurrir. No s¨®lo son posibles, son probables y, por lo tanto, s¨®lo cabe estar preparados.
Adolfo Hern¨¢ndez es cofundador de Thiber, un centro de estudios espa?ol dedicado a la ciberseguridad.
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