Con ¡®V¡¯ de Big Data
Para definir la nueva deidad inform¨¢tica, los expertos emplean las llamadas ¡°tres Vs¡±: volumen, velocidad y variedad
Imag¨ªnese un futuro de ciencia ficci¨®n, en el que los humanos son controlados por un enjambre de datos individuales que cooperan formando una conciencia colectiva capaz de anticipar nuestros movimientos, decisiones y h¨¢bitos. Ese mundo de ciencia ficci¨®n puede ser este en el que vivimos, y a esa conciencia colectiva se la conoce con el reverente nombre de Big Data.
Pero, ?qu¨¦ significa realmente Big Data? Para definir la nueva deidad inform¨¢tica, los expertos emplean las llamadas ¡°tres Vs¡±: volumen, velocidad y variedad. La primera V, volumen, indica que hablamos de tantos datos que no caben en un disco duro normal, ni siquiera en uno realmente grande. Hacen falta multitud de ordenadores conectados entre s¨ª, formando lo que se acostumbra a llamar un cl¨²ster. Los miembros del cl¨²ster pueden estar repartidos por todo el mundo y conectados a trav¨¦s de internet, pero en la pr¨¢ctica las grandes empresas gustan de agruparlos en Centros de Datos, los Fort Knox modernos que almacenan el oro del siglo XXI, los datos. Por ejemplo, cuando suba su siguiente foto a Facebook, es posible que su imagen se aloje c¨®modamente en Lulea, localidad sueca pr¨®xima al c¨ªrculo Polar ?rtico, donde la compa?¨ªa tiene uno de sus centros de datos emblem¨¢ticos. El fr¨ªo ¨¢rtico resulta en este caso un aliado que permite ahorrar enormes cantidades de dinero en refrigeraci¨®n.
La segunda V, la de velocidad, nos habla de datos que llegan sin parar. Puede tratarse de tuits sobre un determinado tema que se est¨¢n registrando para su posterior an¨¢lisis, o datos que provienen de un sensor de presencia que emite una se?al cada vez que alguien entra en un establecimiento.
Y esto nos lleva a la tercera V, la variedad. Un buen ejemplo lo encontr¨® Google, cuando empez¨® a almacenar p¨¢ginas web para su todopoderoso buscador. Resulta que hab¨ªa (y hay) p¨¢ginas con formato para todos los gustos: con solo texto, otras con fotos o incluso con v¨ªdeos o m¨²sica. Las bases de datos habituales, llamadas relacionales o SQL por el lenguaje de consultas en el que se basan, no cuadran bien en este entorno, porque exigen determinar de antemano un formato fijo para sus datos, en este caso el formato gen¨¦rico de una p¨¢gina web. Por ello, Google creo su Big Table, una tabla gigante capaz de almacenar datos heterog¨¦neos. Hoy en d¨ªa los sistemas Big Data emplean a menudo almacenes de datos de este tipo, agrupados bajo el nombre gen¨¦rico de ¡°bases de datos NoSQL¡±.
Si nos hemos quedado con ganas de m¨¢s Vs, podemos a?adir una cuarta: veracidad, que m¨¢s bien deber¨ªa ser ¡°falta de veracidad¡±, porque en este contexto se suele asumir que entre los datos puede haber algunos inexactos, o incluso incorrectos. Y no importa, porque para los an¨¢lisis Big Data lo que cuenta no es el dato individual, sino el an¨¢lisis del conjunto de datos.
Con todo su poder, Big Data no deja de ser una deidad menor al servicio del dios supremo del beneficio econ¨®mico
Y ya lanzados, no debemos olvidar una quinta V, la de valor. Porque, con todo su poder, Big Data no deja de ser una deidad menor al servicio del dios supremo del beneficio econ¨®mico, al que rinde culto mediante complejos an¨¢lisis encargados de convertir los datos en tendencias y relaciones ocultas a nuestra pobre vista humana. Estos an¨¢lisis ya son parte fundamental de la ¡°inteligencia de negocio¡± de las grandes compa?¨ªas, es decir que ayudan de forma significativa a tomar decisiones sobre el futuro de la empresa, lo que resulta a la vez admirable e inquietante.
Pero no debemos olvidar que el nuevo dios precisa para sobrevivir y crecer de las ofrendas que nosotros, sus fieles, le entregamos magn¨¢nimamente: los datos. Por ejemplo, seguro que todos hemos instalado alguna aplicaci¨®n en nuestro m¨®vil que nos ha pedido amablemente permiso para acceder a nuestra ubicaci¨®n (que no necesita) a nuestros contactos (que no debieran importarle) o incluso a nuestras fotos (innecesarias para el funcionamiento de la aplicaci¨®n). Pues bien, si en ese momento, llevados por el deseo de tener la nueva app, hemos pulsado ¡°Aceptar¡±, tengamos por seguro que, en alg¨²n remoto centro de datos, el dios Big Data nos ha sonre¨ªdo. M¨¢s datos gratis, gracias.?
Rafael Caballero es profesor contratado doctor de la Universidad Complutense de Madrid.?
Cr¨®nicas del Intangiblees un espacio de divulgaci¨®n sobre las ciencias de la computaci¨®n, coordinado por la sociedad acad¨¦mica SISTEDES (Sociedad de Ingenier¨ªa de Software y de Tecnolog¨ªas de Desarrollo de Software). El intangible es la parte no material de los sistemas inform¨¢ticos (es decir, elsoftware), y aqu¨ª se relatan su historia y su devenir. Los autores son profesores de las universidades espa?olas, coordinados por Ricardo Pe?a Mar¨ª (catedr¨¢tico de la Universidad Complutense de Madrid) y Macario Polo Usaola (profesor titular de la Universidad de Castilla-La Mancha).
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