Vuelve Aibo, el perro rob¨®tico de Sony, que ahora comparte emociones con sus due?os
El can es capaz de aprender nuevas palabras, gestos y ordenes y responde va desarrollando su personalidad con un sistema de inteligencia artificial en la nube
Si hay un pa¨ªs habituado a sustituir las relaciones personales con robots y automatismos, es sin duda, Jap¨®n. Y es precisamente de este pa¨ªs de donde nos llega una noticia que va a alegrar a los amantes de Aibo, el perro-robot cuya ¨²ltima versi¨®n vio la luz en 2006, vuelve por fin a la vida seg¨²n ha confirmado su fabricante, Sony. Pero la mejor noticia es que el robot incorpora los avances tecnol¨®gicos propios del tiempo que vivimos, y algunos de ellos son sorprendentes.
El primer robot vio la luz en el a?o 1999 y como respuesta a una demanda cada vez m¨¢s presente en los hogares nipones: el deseo de contar con una mascota en casa; sin embargo, con cada vez menos tiempo que dedicarle y con el objeto de ahorrarse los cuidados que exige un animal de compa?¨ªa, el gigante ide¨® un perro robot cuya ¨²nica necesidad fuera cargarse de cuando en cuando. Aquel producto era tosco, pero abr¨ªa la puerta a un nuevo futuro, no ya en el terreno de las mascotas, sino en el de la rob¨®tica dom¨¦stica.
El nuevo Aibo llega cargado de novedades en el 'hardware', como sus ojos, que ahora son dos pantallas OLED que le confieren una gran expresividad
En realidad, el producto en s¨ª fue comercialmente un fracaso y no es de extra?ar, ya que cada mascota se comercializaba a un precio cercano a los 2.000 d¨®lares, contando con un n¨²mero limitado de funciones. La crisis hizo el resto y el fabricante se deshizo de aquellos michelines que no aportaban a la cuenta de resultados, llev¨¢ndose por delante uno de los proyectos m¨¢s apasionantes de la compa?¨ªa. Sin embargo, Aibo vuelve y lo hace impulsado por una inquietante novedad: la Inteligencia Artificial.
El nuevo Aibo llega cargado de novedades en lo que respecta al hardware: sus ojos son ahora dos pantallas OLED que le confieren al can una gran expresividad (como veremos, la parte de los sentimientos juega un papel clave en el producto), as¨ª como una gran cantidad de sensores que le permiten, entre otras cosas, escuchar la voz de su amo. Aibo equipa adem¨¢s c¨¢maras con tecnolog¨ªa de seguimiento SLAM, que le permite saber en qu¨¦ ubicaci¨®n de la casa se encuentra y d¨®nde est¨¢n sus due?os. Aibo reacciona de esta manera en su relaci¨®n con los humanos como lo har¨ªa un perro de carne y hueso: ladrando, moviendo la cola y girando sus orejas, pero a?adiendo tambi¨¦n la nueva expresividad de sus ojos.
Sin embargo, como apuntamos, el verdadero avance de Aibo se encuentra en lo que no se ve: la inteligencia artificial. Aibo no solo act¨²a, sino que observa y aprende: el fabricante emplea el aprendizaje profundo (deep learning) de manera que el robot contempla el entorno e identifica a personas y objetos; pero sin duda lo m¨¢s llamativo de esta nueva versi¨®n, es que los perros compartir¨¢n su aprendizaje con el resto de Aibos del globo (est¨¢n todos conectados con la nube).
No solo act¨²a, sino que este can tambi¨¦n observa y aprende: el fabricante emplea el aprendizaje profundo
Esta particularidad dota a Aibo de una personalidad propia, que al igual que en los seres vivos, es cambiante en funci¨®n de lo que suceda en el entorno y lo aprendido. Contando con el permiso expreso del propietario, el Aibo enviar¨¢ lo aprendido a los servidores de Sony y as¨ª se ir¨¢ dotando de ¡°una personalidad ¨²nica¡±; salvando las l¨®gicas distancias, el esquema de funcionamiento es muy semejante al planteado en el film ¡°Yo, robot¡±. No parece probable que los Aibos se rebelen contra sus due?os, pero no cabe duda que abriremos la puerta de nuestra casa a un robot con personalidad. Y propia.
El can ser¨¢ capaz de aprender nuevas palabras, gestos y ordenes y responder¨¢ a estas a trav¨¦s de un sistema de inteligencia artificial en la nube, que es el que le permitir¨¢ desarrollar su personalidad. Junto a la mascota artificial, Sony tambi¨¦n lanzar¨¢ una app para que los usuarios puedan ense?ar trucos a su Aibo. Adem¨¢s, accesorios para que este robot pueda jugar.
El primer Aibo costaba unos 250.000 yenes, el equivalente de unos 2.000 d¨®lares en junio de 1999; sin embargo, el nuevo Aibo costar¨¢ 198.000 yenes, alrededor de 1.750 d¨®lares.
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