El t¨ªmido ¡®MeToo¡¯ de Silicon Valley
La capital de la tecnolog¨ªa suma un goteo de casos de acoso sin alzar la voz ni acometer cambios
En Silicon Valley, el masculinizado territorio de la innovaci¨®n tecnol¨®gica, no ha terminado de cuajar el movimiento contra el acoso sexual en el trabajo que, tras el esc¨¢ndalo del todopoderoso productor Harvey Weinstein, sacudi¨® los cimientos de la industria del cine en EE UU y se ha expandido por todo el mundo. No se ha producido, como en Hollywood, una oleada de esc¨¢ndalos, pero s¨ª un goteo que deja entrever que las compa?¨ªas m¨¢s modernas, las que marcan el futuro para muchos, tambi¨¦n est¨¢n lastradas por la desigualdad de g¨¦nero y en su seno se producen casos de acoso sexual y discriminaci¨®n.
El ¨²ltimo conocido, hace una semana, cuando sali¨® a la luz el despido de Perry Coneybeer, una joven de 19 a?os, que dej¨® la universidad para sumarse a Ripcord, una startup de San Francisco, que acababa de levantar (como se dice en el argot tecnol¨®gico a conseguir fondos) 250 millones de d¨®lares. Tras una beca de verano comenz¨® a reconocer comportamientos extra?os a su alrededor. Como que el CEO, Alex Fielding, le mostrara porno en su ordenador y le pidiese opini¨®n sobre las escenas. Su denuncia en la red de blogs Medium detalla el trato sufrido: ¡°A pesar de mi entusiasmo inicial, mi experiencia me dej¨® totalmente desilusionada. La objetivaci¨®n, marginalizaci¨®n y acoso contemplado durante mis ocho meses en la empresa me han obligado a hacerlo p¨²blico¡±.
El golpe final a Travis Kalanick, cofundador de Uber, comenz¨® por un caso de discriminaci¨®n sexual. Cuando la ingeniera Susan Fowler escribi¨® un post en su blog detallando los motivos de su salida de la compa?¨ªa, la investigaci¨®n de lo sucedido forz¨® su salida. Las pesquisas lideradas por el ex fiscal general Eric Folderel ¡ªcontratado para ello¡ª y Arianna Huffington, motivaron adem¨¢s dos decenas de despidos por acoso sexual y trato vejatorio a las mujeres y explicaron c¨®mo la startup de transporte de viajeros, con una valoraci¨®n superior a 60.000 millones de d¨®lares, se comportaba de manera m¨¢s cercana a la de una fraternidad universitaria que a una empresa.
En verano, James Damore, un ingeniero de Google que denunci¨® en un manifiesto las pol¨ªticas de igualdad de la compa?¨ªa y que trat¨® de demostrar su supuesta inferioridad intelecual usando argumentos pseudocient¨ªficos, fue despedido sin muchos miramientos. Hace dos semanas, Sundar Pichai, m¨¢ximo responsable del buscador, defendi¨® la decisi¨®n por el bien de las mujeres en la empresa y la convivencia en la compa?¨ªa. Sin embargo, el gigante de Mountain View no se presta a desvelar sus cifras sobre salarios para comprobar la brecha entre hombres y mujeres. Y tampoco han conseguido que la contrataci¨®n de mujeres supere una tasa final del 35%.
En empresas como AdRoll, l¨ªder en puja de publicidad online, han optado por hacer las entrevistas para nuevos candidatos a ciegas, proponiendo la resoluci¨®n de problemas pero sin ver en la pantalla si el candidato es hombre o mujer. Tambi¨¦n contemplan implementar un sistema de curriculum sin edad, referencias ¨¦tnicas y muchas veces sin nombre. Se ha pasado de contar con un 17% de mujeres en el equipo t¨¦cnico al 23% en un a?o.
Sueldos y ascensos
Emily Chang, autora de Brotopia, un libro donde detalla discriminaci¨®n en el sector, se decidi¨® a escribirlo tras entrevistar a Michael Mortiz, presidente de Sequoia Capital, uno de los fondos m¨ªticos de Silicon Valley. El inversor le dijo que contratar a m¨¢s mujeres significar¨ªa bajar el nivel. ¡°Esto explica perfectamente la idea de que la utop¨ªa moderna de Silicon Valley, en la que cualquiera puede cambiar el mundo o hacer sus propias reglas, es siempre que seas hombre; pero es mucho m¨¢s complicado si eres mujer¡±, sostiene en un entrevista con Recode.
En la orilla Este de Silicon Valley, el centro Kapor, ha publicado el primer estudio que trata de dar algo de luz en esta desigualdad. Se centran en las personas de color y mujeres. ¡°La cultura en el trabajo es clave. El estudio va m¨¢s all¨¢ de las an¨¦cdotas. Te puedes gastar millones contratando gente de diferentes entornos, pero si no consigues crear un espacio inclusivo, los n¨²meros van a peor. Abandonan. Se van¡±, subraya Allison Scott, responsable de la investigaci¨®n. M¨¢s de un 25% de las mujeres consultadas dejaron su trabajo voluntariamente al ver que no eran escogidas para un ascenso. El 27% asegur¨® que otros se apuntaron m¨¦ritos suyos. M¨¢s del 75% dijeron merecen un mejor salario y m¨¢s de dos tercios afirman que el liderazgo en las empresas era claramente mejorable.
Ana Corrales, nacida en Costa Rica y vicepresidenta de Google, fue la protagonista de LatinasinTech, un colectivo que busca la igualdad entre las mujeres de origen hispano en el sector. Su consejo son¨® a una llamada a despertar del letargo: ¡°Tuve que aprender a ser menos obediente y tener menos miedo. Si no lo hacemos, no nos toman en serio¡±.
Cristina Junqueira, cofundadora de NuBank, startup brasile?a cuya valoraci¨®n supera los mil millones de d¨®lares, reconoce situaciones complicadas. Y no cree que sea algo propio de Silicon Valley, sino del entorno emprendedor en todo el mundo. ¡°Desde preguntas sobre tus planes para tener hijos y c¨®mo te vas a apa?ar a preguntas sobre dise?o, pensando que por ser mujer tienes m¨¢s idea de ello o de organizar personas, pero no te ven como una ejecutiva¡±, confes¨® en la incubadora Google Launchpad esta semana.
A veces, a Silicon Valley le gusta resolver los problemas de la tecnolog¨ªa con m¨¢s tecnolog¨ªa. Si la ¨²ltima moda son los bots conversacionales, ?por qu¨¦ no aplicarlos para calmar la ansiedad? Esa fue la l¨®gica detr¨¢s de la creaci¨®n de Spot, un asistente virtual con el que hablar si se est¨¢ experimentando acoso laboral o situaciones sexistas o si se es testigo de ello. Naci¨® bajo la premisa de poder denunciar de manera an¨®nima, sin tener que hablar con una persona y sin miedo a represalias o el temor a que los hechos no trasciendan. Detr¨¢s de esta herramienta est¨¢ All Turtles, el estudio de inteligencia artificial de Phil Libin, fundador de Evernote.
Esa es una de las f¨®rmulas. Sirve cuando se ha cruzado la l¨ªnea. La cuesti¨®n es c¨®mo evitarlo. Casi todas las empresas tienen un c¨®digo de conducta que cada empleado se compromete a respetar al aceptar trabajar en la compa?¨ªa. En Facebook, por ejemplo, tienen una f¨®rmula para gestionar las relaciones entre empleados. Solo se puede pedir una cita para salir una vez. No se puede insistir en caso de negativa. Y, si la persona que declina la invitaci¨®n dice estar ocupado, tambi¨¦n cuenta como un no. Nada que ver con uno de los emails que se han filtrado del anterior consejero delegado de Uber, Travis Kalanick, en el que durante una celebraci¨®n invitaba a liarse entre s¨ª dejando de lado el c¨®digo de la oficina.
El CEO de Microsoft, Satya Nadella, es quiz¨¢ quien ha tomado la bandera de la diversidad con m¨¢s ¨ªmpetu: ¡°De ninguna manera voy a decir que Microsoft es excelente en este aspecto, pero s¨ª que cada d¨ªa, cada semana, vamos a presionar para crear una cultura m¨¢s inclusiva¡±. Algo positivo pero con un matiz, bajo el paraguas de diversidad se a?aden tanto los aspectos de g¨¦neros como los referidos a minor¨ªas por preferencia sexual, religiosa, raza u origen.
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