?Podremos crear m¨¢quinas verdaderamente inteligentes?
El llamado aprendizaje autom¨¢tico est¨¢ conquistando la automatizaci¨®n de procesos, en muchos casos complejos, pero aislados

La inteligencia artificial, a¨²n emitiendo sus primeros balbuceos, ya nos acompa?a en muchas de nuestras actividades. Ha aprendido con nuestra ayuda a reconocer voces, huellas, o simplemente, patrones, all¨¢ donde los haya. Nos ofrece las nuevas e infinitas posibilidades que el universo computacional puede brindarnos: predicci¨®n meteorol¨®gica, sistemas que aprenden de nuestros gustos para hacernos recomendaciones, o traducci¨®n autom¨¢tica y en tiempo real entre idiomas.
El t¨¦rmino inteligencia artificial se acu?¨® hace poco m¨¢s de 60 a?os. Los albores de esta tecnolog¨ªa estaban plagados de optimismo: se pens¨® que si los ordenadores eran capaces de demostrar ciertos teoremas matem¨¢ticos o de jugar al ajedrez al nivel de los grandes maestros, ?por qu¨¦ no podr¨ªan resolver con facilidad tareas que consideramos autom¨¢ticas, como reconocer caras u objetos? Las primeras predicciones apuntaban a que ser¨ªamos capaces de crear m¨¢quinas inteligentes a nuestro nivel en cuesti¨®n de unos pocos a?os. Evidentemente, estas predicciones se equivocaban. Despu¨¦s de millones invertidos, la inteligencia artificial cay¨® casi en el olvido durante un per¨ªodo de tiempo.
Hoy sabemos que las m¨¢quinas pueden aprender, pero ?podemos crear m¨¢quinas verdaderamente inteligentes? S¨ª y no. El llamado aprendizaje autom¨¢tico est¨¢ conquistando la automatizaci¨®n de procesos, en muchos casos complejos, pero aislados, es decir, podemos crear sistemas espec¨ªficos para una determinada tarea acotada, por ejemplo, relacionada con el diagn¨®stico m¨¦dico. Pero esto no es todo. La inteligencia artificial tambi¨¦n est¨¢ empezando a conquistar ciertas tareas de creaci¨®n, llamadas generativas, por ejemplo, para crear arte, aprendiendo de poes¨ªa, pintura o m¨²sica. Disponemos ya del hardware necesario para crear una m¨¢quina con las capacidades computacionales del cerebro humano. Sin embargo, no sabemos c¨®mo hacer que aprenda. Nuestro escaso conocimiento de neurociencia es una barrera dif¨ªcil de sortear, ya que la mayor¨ªa de t¨¦cnicas en inteligencia artificial est¨¢n basadas en lo que conocemos de nuestro cerebro y de sus mecanismos de aprendizaje.
La inteligencia artificial est¨¢ empezando a conquistar ciertas tareas de creaci¨®n, llamadas generativas, por ejemplo, para crear arte, aprendiendo de poes¨ªa, pintura o m¨²sica
Un ejemplo son las llamadas redes neuronales artificiales, que imitan la disposici¨®n y el entrenamiento de las redes neuronales presentes en nuestro cerebro. Se trata de unidades de procesamiento simples, conectadas y que aprenden de impulsos. En los inicios, estas redes eran relativamente simples, tomando unos datos de entrada y usando una capa de procesamiento para producir una salida. Sin embargo, el ¨¢rea conocida ahora como aprendizaje profundo estudia c¨®mo entrenar redes con m¨²ltiples capas conectadas, proporcionando modelos m¨¢s parecidos a nuestro cerebro. Otra de las ¨¢reas con gran potencial es el conocido aprendizaje por refuerzo, en el cual las m¨¢quinas aprenden del entorno mediante un sistema de recompensa a sus acciones, sin necesitar constante supervisi¨®n, algo m¨¢s parecido al aprendizaje al que nos sometemos desde la infancia.
Hay expertos que relacionan la actual crisis con la velocidad a la que est¨¢ cambiando el mercado de trabajo, como ocurri¨® en la revoluci¨®n industrial. La automatizaci¨®n de las tareas inherentes a distintos puestos de trabajo dar¨¢ lugar a una nueva era de trabajos m¨¢s especializados en procesos de computaci¨®n. Hemos de anticipar estos cambios y preparar a la sociedad para ellos. Se seguir¨¢n necesitando por supuesto expertos en todas las ¨¢reas de conocimiento, pero ¨¦stos precisar¨¢n tambi¨¦n de un cierto dominio de estas nuevas tecnolog¨ªas de automatizaci¨®n.
La inteligencia artificial no ha nacido para competir con nuestra inteligencia, sino para ayudarnos en nuestras tareas diarias, en su mayor¨ªa rutinarias, y, en consecuencia, mejorar nuestro nivel de vida. Sin duda mejorar¨¢ nuestra inteligencia colectiva, dando paso a avances que ahora mismo consideramos ciencia ficci¨®n. Algunos de ellos pertenecen m¨¢s al presente que al futuro: sistemas que aprenden de patrones cerebrales para ayudar a personas con movilidad reducida a utilizar brazos o piernas bi¨®nicas, reconocimiento de emociones en animales o detecci¨®n de somnolencia en conductores analizando patrones de parpadeo, entre otros.
La inteligencia artificial no ha nacido para competir con nuestra inteligencia, sino para ayudarnos en nuestras tareas diarias, en su mayor¨ªa rutinarias, y, en consecuencia, mejorar nuestro nivel de vida
Se habla de que en un futuro no lejano el t¨¦rmino humano y robot se fusionar¨¢n para dar lugar a ciborgs, humanos con acceso a un nuevo mundo virtual. Pero, ?sabemos con seguridad hacia d¨®nde nos dirigimos? La evoluci¨®n de la inteligencia artificial depender¨¢ solo de nosotros, sus creadores. Somos nosotros los encargados de asegurar que estos nuevos avances vayan realmente enfocados a mejorar la inteligencia colectiva de nuestra sociedad. En lo que ata?e a la aplicaci¨®n de la inteligencia artificial, est¨¢n surgiendo distintas cuestiones relacionadas con ¨¦tica o leyes, por ejemplo las que hacen referencia a la responsabilidad de los coches aut¨®nomos. Estas cuestiones son de gran importancia para la adecuada evoluci¨®n de nuestra sociedad.
Mar¨ªa P¨¦rez Ortiz es doctora en Ciencias de la Computaci¨®n e investigadora en la Universidad de Cambridge.
Cr¨®nicas del Intangible es un espacio de divulgaci¨®n sobre las ciencias de la computaci¨®n, coordinado por la sociedad acad¨¦mica SISTEDES (Sociedad de Ingenier¨ªa de Software y de Tecnolog¨ªas de Desarrollo de Software). El intangible es la parte no material de los sistemas inform¨¢ticos (es decir, elsoftware), y aqu¨ª se relatan su historia y su devenir. Los autores son profesores de las universidades espa?olas, coordinados por Ricardo Pe?a Mar¨ª (catedr¨¢tico de la Universidad Complutense de Madrid) y Macario Polo Usaola (profesor titular de la Universidad de Castilla-La Mancha).
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