Adam Alter: ¡°La adicci¨®n a las pantallas avanza silenciosa¡±
El psic¨®logo estadounidense alerta de que el enganche a las redes sociales es peligroso para el individuo y la sociedad
Adam Alter podr¨ªa pasar por un telepredicador. Es joven, da bien ante la c¨¢mara, habla con soltura y tiene un discurso muy bien estructurado y simple, que llega con facilidad al p¨²blico. Y si bien no se considera una persona religiosa, s¨ª que admite que debe actuar para llamar la atenci¨®n sobre una crisis social y moral que se est¨¢ gestando a la sombra de la revoluci¨®n tecnol¨®gica: la adicci¨®n a las pantallas.
Alter se crio en Australia antes de emigrar a Estados Unidos para doctorarse en Psicolog¨ªa en la Universidad de Princeton. Con 37 a?os, forma parte de la ¨²ltima generaci¨®n que vivi¨® la ni?ez sin dispositivos m¨®viles dominando la rutina. Al recordar c¨®mo eran las cosas antes de la irrupci¨®n de Internet, siente nostalgia pensando que sus hijos no conocer¨¢n c¨®mo se empleaba antes el tiempo libre.
La tecnolog¨ªa digital es ahora una necesidad moderna. Los videojuegos, la televisi¨®n, la radio y el tel¨¦grafo, incluso la letra impresa, revolucionaron la sociedad por sus efectos en la cultura, el conocimiento, la creatividad y las emociones. Pero con las aplicaciones es diferente, porque se apoyan en algoritmos seductores. El problema de esta adicci¨®n, adem¨¢s, es que no se puede retirar la sustancia que engancha porque todo el mundo usa esta tecnolog¨ªa.
Profesor de marketing en la escuela de negocios de la Universidad de Nueva York, explora en Irresistible (Paid¨®s) c¨®mo las tecnol¨®gicas consiguen robar el tiempo y la atenci¨®n de los usuarios para que no se despeguen de la pantalla. Defiende que se impongan normas en el dise?o de las aplicaciones. Pero advierte que es el consumidor quien debe evaluar seriamente c¨®mo gestiona su tiempo.
Pregunta. Los psic¨®logos y soci¨®logos llevan a?os debatiendo sobre los efectos de las pantallas. Ahora el problema domina los titulares.
¡°Los ejecutivos de Silicon Valley mandan a sus hijos a colegios libres de tecnolog¨ªa. Ellos conocen todo esto y son los m¨¢s cautos¡±
Respuesta. El movimiento tom¨® cuerpo en noviembre, cuando Sean Parker [uno de los primeros inversores en Facebook] dijo que a la red social no le importa el bienestar de sus usuarios y que lo ¨²nico que le interesa es que tengan sus ojos pegados a la pantalla, y que pasen el mayor tiempo posible usando el dispositivo. Fue un gran momento, llev¨® a otras figuras del mundo tecnol¨®gico a revelar que pasaba algo similar en sus compa?¨ªas.
P. ?Pero estas empresas se muestran indiferentes o simplemente quieren tener el mejor producto?
R. Uno podr¨ªa decir que el mejor producto es el que no puedes dejar de utilizar. Si usas el iphone cuatro horas al d¨ªa es porque est¨¢ bien dise?ado. Pero es muy dif¨ªcil saber qu¨¦ motivaciones hay detr¨¢s. Por eso es tan importante que quienes conocen el proceso lo cuenten, para que estas compa?¨ªas tengan en consideraci¨®n al consumidor.
P. ?Es culpa del fabricante o del que desarrolla la aplicaci¨®n?
R. Apple no me plantea un problema. Es cierto que permite crear aplicaciones que no podemos dejar de usar. Pero una vez que vende el tel¨¦fono, no le importa tanto el tiempo que empleas ante la pantalla. Facebook, SnapChat y Twitter, sin embargo, se preocupan por cada minuto porque esa es una m¨¦trica clave para sus negocios. Se puede pedir a Apple que regule c¨®mo presenta la informaci¨®n, que tambi¨¦n es importante, pero los anzuelos est¨¢n en el contenido.
P. La persona es la ¨²ltima responsable del uso.
R. Hay gente que es capaz de ver que le basta con 20 minutos y pasa a otra cosa. Pero si en 2015 se estaba de media tres horas frente a las pantallas, el a?o pasado ya eran cuatro. Por tanto, ha habido un cambio en el contenido que se escapa al control del usuario. No todo el mundo es capaz de hacer un an¨¢lisis de lo que es bueno o malo para su vida. Ah¨ª es donde se enfocan, en los millones de ojos que no se preocupan por c¨®mo utilizan la tecnolog¨ªa.
P. ?C¨®mo se detecta este tipo de adicci¨®n?
R. La primera se?al es social, si compromete las relaciones. La segunda es financiera, si esa interacci¨®n acaba costando m¨¢s dinero del pensado. La tercera es f¨ªsica, porque la p¨¦rdida de atenci¨®n puede causar un accidente o porque no se hace ejercicio. Y la cuarta es psicol¨®gica, porque cambia la manera en la que afrontas el aburrimiento. Esto ¨²ltimo parece una tonter¨ªa, pero el tel¨¦fono est¨¢ ocupando cada segundo que tienes libre. Est¨¢ bien que no te aburras, pero del aburrimiento surgen ideas.
¡°Estas compa?¨ªas no se preocupan mucho por la innovaci¨®n, salvo por la suya propia, enfocada en tratar de evitar que el usuario se vaya¡±
P. ?Son las pantallas una amenaza para una sociedad abierta?
R. S¨ª, porque refuerzan el efecto de caja de resonancia. La gente se queda en las plataformas en las que ve reflejadas sus mismas ideas y puntos de vista. Eso te hace ser m¨¢s intransigente, dogm¨¢tico y testarudo. Facebook sabe que a la gente le gusta ver que otros comparten sus mismas ideas. Las plataformas est¨¢n dise?adas para tratar de mantenerte conectado al dispositivo, para reforzar esa resonancia; no quieren alterar el mensaje introduciendo opiniones diferentes.
P. Se supone que cuanto m¨¢s abierta, m¨¢s innovadora es una sociedad.
R. No se puede ser creativo si no se cuenta con un espacio abierto para pensar y debatir. Pero creo que estas compa?¨ªas no se preocupan mucho por la innovaci¨®n, salvo por la suya propia, que est¨¢ enfocada en tratar de evitar que el usuario se vaya y que ellos pierdan ingresos por publicidad. Es una nueva forma de monopolio.
P. ?Somos infelices con tanta tecnolog¨ªa?
R. Creo que somos menos felices como comunidad, como sociedad. Si dedicamos menos tiempo a las cosas que nos hacen humanos, y nos pasamos las cuatro horas que tenemos libres al tel¨¦fono haciendo lo mismo, nos volvemos homog¨¦neos. Necesitamos dedicar ese tiempo libre a nuestras aficiones, a hacer deporte, a pasear por la naturaleza, a conversar cara a cara. Es vital para el desarrollo de las personas.
P. Marc Benioff, consejero delegado de Salesforce, compara el uso de las redes sociales con el consumo de tabaco. ?Deber¨ªa estar regulado por la manera en la que enganchan?
R. Se pueden introducir normas, por ejemplo, para proteger a los empleados con pol¨ªticas que limiten el env¨ªo de mensajes fuera del horario laboral. Pero es algo que tienen que demandar los consumidores, como ha ocurrido con la pol¨ªtica medioambiental. Nadie prestaba atenci¨®n al vertido de residuos hasta que se convirti¨® en un gran problema y los consumidores forzaron el cambio.
P. ?C¨®mo se pone freno al flujo de informaci¨®n que la gente usa para trabajar o relacionarse?
¡°No es una batalla equilibrada. Hay cientos de personas dedicadas al dise?o de cada detalle, de cada truco, como el bot¨®n de ¡°me gusta¡±
R. No es una batalla equilibrada. Hay cientos de personas dedicadas al dise?o de cada detalle, de cada truco, como el bot¨®n de ¡°me gusta¡±, que hace que te enganches a las plataformas. Tienen miles de millones de datos que les permiten saber lo que funciona. Por eso como consumidores debemos ser m¨¢s inteligentes y tratar de cambiar nuestros h¨¢bitos de uso. Es duro.
P. Esta adicci¨®n, no obstante, no mata como las drogas.
R. S¨ª, pero la adicci¨®n a las sustancias afecta a una parte muy peque?a de la poblaci¨®n, mientras que la adicci¨®n a las pantallas est¨¢ mucho m¨¢s extendida y avanza de una manera silenciosa. Estar enganchado a la hero¨ªna no est¨¢ socialmente aceptado; estarlo a la tecnolog¨ªa, s¨ª. La gente espera que respondas a los mensajes inmediatamente, desde el ascensor, o mientras cenas. Las consecuencias de esto van a tener mayor alcance.
P. ?Es m¨¢s dif¨ªcil entonces de combatir?
R. La dependencia del alcohol o de las drogas se puede cortar cambiando de ambiente. No es f¨¢cil, pero es una opci¨®n. Pero si dependes de la tecnolog¨ªa en tu rutina diaria, no hay alternativa porque nuestras vidas est¨¢n llenas de pantallas y es muy dif¨ªcil comunicarse sin ellas. Para la mayor¨ªa de los adultos se han convertido, adem¨¢s, en un elemento que define qui¨¦n eres.
P. Parece algo m¨¢s similar a la crisis de la obesidad que a la del tabaco. ?No ser¨ªa m¨¢s pr¨¢ctico ense?ar a utilizar la tecnolog¨ªa?
R. La abstinencia no es realista, pero deber¨ªa haber cursos sobre c¨®mo interactuar con la tecnolog¨ªa. Y no solo para mostrar sus peligros, tambi¨¦n sus beneficios. Hay colegios en Silicon Valley libres de tecnolog¨ªa donde estudian precisamente los hijos de los ejecutivos de las tecnol¨®gicas. Ellos conocen mejor nadie todo esto y son los m¨¢s cautos.
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