Proteger la intimidad en la sociedad digital post Covid-19
Debemos debatir con urgencia sobre la funci¨®n del Estado y de las tecnol¨®gicas y c¨®mo proteger la intimidad ante sistemas digitales basados en la correlaci¨®n de datos personales
Las medidas para salir del confinamiento consistentes en identificar personas posiblemente contagiadas e indagar sobre sus contactos mediante dispositivos digitales deben ser proporcionales a los fines que se persiguen, deben ser temporales y deben ser respetuosas con sus derechos. Estas deben estar fundamentadas en la evidencia cient¨ªfica y no en propuestas tecnol¨®gicas proclives a mercados de datos personales, con el pretexto de la Covid-19. Debemos debatir con urgencia sobre la funci¨®n del Estado, las tecnol¨®gicas y c¨®mo proteger la intimidad ante sistemas digitales basados en la correlaci¨®n de datos personales para hacer predicciones y mejorar la toma de decisiones.
Los datos de salud, gen¨¦tica, biom¨¦tr¨ªa y caracter¨ªsticas sociodemogr¨¢ficas, entre otros, son datos personales especialmente protegidos porque podr¨ªan ser utilizados con fines no deseados y dar lugar a discriminaciones. La posesi¨®n de conjuntos de datos personales por terceros, sea la iniciativa p¨²blica y/o privada, afecta a nuestros derechos en funci¨®n de los usos, confiri¨¦ndoles extraordinario poder sobre nosotros. Es poco acertado copiar sistemas implantados en contextos que nada tienen que ver con el nuestro, ni cultural, ni social ni pol¨ªticamente.
Actuar en favor del inter¨¦s colectivo y por razones de salud p¨²blica no puede anular derechos y condicionar nuestra libertad
Estas medidas digitales se deben enmarcar en el ¨¢mbito de la salud p¨²blica. No son una apuesta digital liberadora del virus, capaz de devolvernos la libertad. Conviene centrar la atenci¨®n en el factor humano, porque la relaci¨®n m¨¦dico-paciente y ciudadano-sistema sociosanitario es crucial. Fortalecer la atenci¨®n primaria y hacer pruebas es m¨¢s adecuado y menos invasivo que activar el GPS o el bluetooth de nuestros dispositivos digitales voluntaria u obligatoriamente.
Actuar en favor del inter¨¦s colectivo y por razones de salud p¨²blica no puede anular derechos y condicionar nuestra libertad. El pasaporte serol¨®gico ¡ªsin evidencia cient¨ªfica y rechazado por la OMS¡ª, es la opci¨®n m¨¢s invasiva y la primera a descartar. Nuestra vida en sociedad no puede depender de etiquetas Covid-19.
Debido al desarrollo de la tecnolog¨ªa y a la ingente cantidad de informaci¨®n almacenada en bases de datos es pr¨¢cticamente imposible mantener el anonimato. Se deben priorizar aquellas propuestas que aseguren que no es posible identificar a las personas. La salida del confinamiento no puede suponer la institucionalizaci¨®n del poder de las grandes tecnol¨®gicas. Tampoco puede implicar un control absoluto del Estado sobre nuestro comportamiento. Hay que asumir que el riesgo cero no existe y que las propuestas locales ser¨¢n in¨²tiles.
Las decisiones que se tomen ahora marcar¨¢n los proyectos vitales de personas y colectivos y determinar¨¢n qu¨¦ tipo de sociedad construimos a prop¨®sito del virus SARS-CoV-2. Pensemos entonces qu¨¦ lugar ocupa la tecnolog¨ªa en la relaci¨®n humano-Covid-19 y si nuestra libertad tiene suficiente espacio como para que nos salgan las cuentas, y lo podamos explicar a las generaciones futuras sin bajar la cabeza.
Itziar de Lecuona es profesora del Departamento de Medicina y subdirectora del Observatorio de Bio¨¦tica y Derecho - C¨¢tedra UNESCO de Bio¨¦tica de la Universidad de Barcelona.
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