?Por qu¨¦ nos agotan psicol¨®gicamente las videoconferencias?
Los expertos determinan que la ausencia de contacto f¨ªsico exige m¨¢s atenci¨®n
La crisis del coronavirus ha tocado de lleno a las organizaciones. Estas se han visto obligadas a forzar el teletrabajo, salvo en casos imprescindibles, para esquivar el cese de la actividad. Este nuevo formato ha enviado a miles de espa?oles a sus casas y les ha forzado a adaptar en sus domicilios un nuevo espacio de trabajo que tiene que ser compartido con el r...
La crisis del coronavirus ha tocado de lleno a las organizaciones. Estas se han visto obligadas a forzar el teletrabajo, salvo en casos imprescindibles, para esquivar el cese de la actividad. Este nuevo formato ha enviado a miles de espa?oles a sus casas y les ha forzado a adaptar en sus domicilios un nuevo espacio de trabajo que tiene que ser compartido con el resto de los habitantes de la casa. Y la tecnolog¨ªa ha llegado al rescate, haci¨¦ndolo tan bien que resulta hasta factible la celebraci¨®n de reuniones mediante videoconferencia, obteniendo unos resultados, a priori, semejantes a los derivados de un encuentro cara a cara. ?Es as¨ª realmente? Algunos expertos est¨¢n advirtiendo que uso de herramientas para mantener videoconferencias elevan los niveles de estr¨¦s de los participantes.
Las complicaciones de la ausencia de la comunicaci¨®n no verbal
Ser¨ªa tentador pensar que una reuni¨®n mantenida con c¨¢mara de v¨ªdeo puede ser el sustituto id¨®neo para una presencial, pero lo cierto es que el cuerpo humano las descifra de una forma completamente distinta, seg¨²n las conclusiones a las que han llegado Gianpiero Petriglieri, profesor de INSEAD y Marissa Shuffler, profesora de la Universidad Clemson. Estos expertos se refieren a las claves de comunicaci¨®n que se pierden en una videoconferencia, como el tono de voz, parte de las expresiones faciales y los gestos f¨ªsicos. Al no ser tan evidentes en una videoconferencia, el participante se ve obligado a prestar m¨¢s atenci¨®n y en la conclusi¨®n, en especial si la reuni¨®n cuenta con muchos participantes, puede resultar agotadora.
¡°El lenguaje no verbal es el primer ingrediente de la comunicaci¨®n oral¡±, explica a EL PA?S, Yago de la Cierva, profesor de Direcci¨®n de Personas en las Organizaciones del IESE. ¡°Equivale a m¨¢s de dos tercios de lo que se quiere compartir: le da la interpretaci¨®n y el sentido¡±. En una reuni¨®n mantenida por videoconferencia se ve muy limitado, y por otro lado, ¡°tenemos dos dimensiones en lugar de tres; y porque estamos sentados y quietos de ordinario y el control del espacio es important¨ªsimo¡±, seg¨²n este experto. La ausencia de esta tercera dimensi¨®n es la que desencadenar¨ªa, a la postre, un sobreesfuerzo psicol¨®gico.
¡°Cuando uno de los componentes de la comunicaci¨®n est¨¢ ausente o limitado -como sucede en las videoconferencias-, emisor y receptor se ven obligados a invertir mayor atenci¨®n y m¨¢s esfuerzo para expresarse y comprenderse correctamente¡±, explica Ignacia Arruabarrena, Profesora Agregada del Departamento de Psicolog¨ªa Social de la Universidad del Pa¨ªs Vasco. Este desgaste se agudiza ¡°si hay m¨¢s personas implicadas en la videoconferencia¡±, seg¨²n Arruabarrena.
Silencios inc¨®modos y la fatiga psicol¨®gica de la cuarentena
Pero no ser¨ªa justo atribuir el estr¨¦s a las videoconferencias, sino que el propio confinamiento produce una apat¨ªa y tambi¨¦n al cambio del entorno para quien teletrabaja. La obligaci¨®n de estar recluidos en casa propicia ¡°un estado de profunda distracci¨®n en el que nos encontramos todos en esta pandemia¡±, seg¨²n De la Cierva. ¡°Estamos inquietos, con un d¨¦ficit de atenci¨®n tremendo que nos hace mariposear de una cosa a otra porque no conseguirnos concentrarnos¡±. Esta situaci¨®n hace que en medio de una videoconferencia y en los respectivos domicilios los asistentes tiendan a despistarse consultando el m¨®vil o redes sociales. ¡°Al final, captamos menos porque estamos distra¨ªdos¡±.
Otra circunstancia que tensiona inevitablemente las videoconferencias son los silencios: en un encuentro cara a cara, estos se gestionan de forma natural y sin que haya que forzar nada; no sucede lo mismo con las reuniones con una c¨¢mara delante, en la que solo se ve el rostro de los participantes. Quien haya asistido a una conferencia de estas caracter¨ªsticas sabe bien que las intervenciones no fluyen de forma natural salvo que haya un moderador que ceda la palabra; lo habitual es pisarse unos a otros, o por el contrario, llenar de inc¨®modos silencios los turnos.
Y por si todo esto fuera poco, las videoconferencias cuentan con otra dificultad a?adida que, parad¨®jicamente, deber¨ªa facilitar las cosas: la audiovisual. ¡°La imagen televisiva necesita manipulaci¨®n para que refleje la verdad¡±, explica De la Cierva. ¡°Si queremos salir naturales tenemos que actuar un poco; si queremos que nuestro rostro salga normal, tenemos que maquillarnos; si queremos que nuestra voz se escuche mejor, tenemos que subir o bajar el tono de manera algo artificial¡±. Todo ello ¡°requiere esfuerzo que provoca tensi¨®n en los que no est¨¢n acostumbrados. En definitiva, nos agotamos antes¡±.
Las videoconferencias han llegado para quedarse
No son, desde luego, una herramienta nueva, pero la inesperada irrupci¨®n de las herramientas para las reuniones mediante v¨ªdeo no parece que vaya a ser algo pasajero. Entre ellas, Zoom est¨¢ cosechando una gran parte del protagonismo en el mercado, pasando de diez a 300 millones de participantes diarios en unos pocos meses (solo este mes, la base de usuarios ha crecido un 50%). Derek Pando, responsable de Marketing de la compa?¨ªa, aboga por una buena planificaci¨®n antes de convocar una videoconferencia: ¡°Una buena regla general antes de agendar una reuni¨®n es considerar si vale la pena el tiempo que vas a invertir: un email r¨¢pido, un mensaje por chat o una llamada de 30 segundos pueden ser suficientes para comunicar tu mensaje y no es tan exigente como una reuni¨®n con videollamada¡±.
El directivo sugiere tambi¨¦n, en lo posible, ser estrictos en el uso de las ubicaciones. ¡±Si conectas con tus amigos o familia en la cocina, en vez de en el escritorio donde trabajas, crear¨¢s una atm¨®sfera m¨¢s relajada y evitar¨¢s la sensaci¨®n de que est¨¢s en otra llamada de trabajo¡±, explica. El ¨¦xito de estas plataformas ha motivado que gigantes como Facebook apresuren su entrada en el mercado con Rooms, en un primer momento, y posteriormente permitiendo las videollamadas de hasta ocho usuarios en WhatsApp.