Las redes sobreviven a las elecciones de 2020, pero sus problemas no desaparecen
Facebook y Twitter, sobre todo, han logrado evitar de momento las acusaciones de contribuir a la desinformaci¨®n electoral
La elecci¨®n de Donald Trump en 2016 marc¨® el fin de una era para las redes sociales. La era de la ingenuidad se hab¨ªa terminado: la desinformaci¨®n, la influencia rusa, las cuentas falsas, el discurso de odio emergieron a la vez y crearon una crisis sin precedentes en Silicon Valley. Las elecciones presidenciales de 2020 iban a ser un nuevo examen. Las redes llevaban a?os prepar¨¢ndose a conciencia. De momento, han evitado el protagonismo que tuvieron hace cuatro a?os con muchas m¨¢s dedicaci¨®n: etiquetar tuits enga?osos y suspender grupos multitudinarios que incitaban a la violencia han sido los...
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La elecci¨®n de Donald Trump en 2016 marc¨® el fin de una era para las redes sociales. La era de la ingenuidad se hab¨ªa terminado: la desinformaci¨®n, la influencia rusa, las cuentas falsas, el discurso de odio emergieron a la vez y crearon una crisis sin precedentes en Silicon Valley. Las elecciones presidenciales de 2020 iban a ser un nuevo examen. Las redes llevaban a?os prepar¨¢ndose a conciencia. De momento, han evitado el protagonismo que tuvieron hace cuatro a?os con muchas m¨¢s dedicaci¨®n: etiquetar tuits enga?osos y suspender grupos multitudinarios que incitaban a la violencia han sido los dos grandes ejemplos. Era quiz¨¢ el objetivo principal. Pero las preguntas sobre c¨®mo ser¨¢ su futuro despu¨¦s de superar esta prueba no son f¨¢ciles de responder.
Las acciones que han tomado las redes desde la campa?a electoral podr¨ªan resumirse en una: ponerle riendas y un jinete al caballo desbocado. Facebook, Twitter, Youtube funcionan b¨¢sicamente de manera autom¨¢tica: lo que vemos y lo que nos recomiendan dependen de algoritmos, que son simplemente programas que escogen contenido seg¨²n criterios preestablecidos. El gran cambio entre 2016 y 2020 es la aparici¨®n del factor humano y de las riendas. Es decir, del control y las normas.
Facebook prohibi¨® anuncios pol¨ªticos nuevos en la semana anterior a las elecciones y, de momento, tambi¨¦n despu¨¦s. Twitter los prohibi¨® completamente, antes y despu¨¦s. Google tambi¨¦n los ha suspendido despu¨¦s de las elecciones. Facebook y Twitter acompa?an montones de tuits con etiquetas o cortinillas que esconden el contenido para advertir que el escrutinio sigue en marcha o que ese contenido es enga?oso: entre ellos, los m¨¢s notorios, varios del presidente Donald Trump, en los que denunciaba un supuesto fraude sin tener pruebas. Otras cuentas menos conocidas, como la de la nueva congresista Marjorie Greene en Twitter, parec¨ªan un reguero de advertencias de desinformaci¨®n tras las elecciones:
Facebook suspendi¨® el grupo Stop the Steal (Stop al Robo) que alcanz¨® m¨¢s de 320.000 usuarios en 24 horas. La compa?¨ªa lo achac¨® a las ¡°medidas excepcionales¡± que est¨¢ tomando tras las elecciones. Y opt¨® por evitarse problemas de ra¨ªz cerrando un grupo que pod¨ªa convertirse en foco de conspiraciones y llamadas a la violencia. Un d¨ªa despu¨¦s se supo que entre los administradores hab¨ªa dos operativos de Stephen Bannon, exjefe de gabinete de Trump y suspendido a su vez de Twitter por haber pedido poner la ¡°cabeza en una pica¡± de dos altos cargos de la administraci¨®n.
Adem¨¢s de etiquetar mensajes enga?osos, Twitter ha cambiado tambi¨¦n el modo en que se ven las tendencias (los temas m¨¢s comentados) en su p¨¢gina. Eso da m¨¢s contexto y hace claramente m¨¢s dif¨ªcil colar teor¨ªas infundadas con una campa?a organizada de tuits. As¨ª por ejemplo se ve¨ªan este s¨¢bado las tendencias en EE UU: titulares o explicaciones completas con su contexto.
La diferencia con Espa?a, por ejemplo, era abrumadora: aqu¨ª siguen apareciendo palabras sueltas que pueden significar cualquier cosa. La falta de contexto es claramente una provocaci¨®n al usuario para clicar.
Youtube, propiedad de la empresa madre de Google, opt¨® por una v¨ªa intermedia. Suprimi¨® los directos que emit¨ªan informaci¨®n falsa durante la noche electoral, pero luego ha dejado colgados v¨ªdeos con cientos de miles de visualizaciones donde dicen que ¡°Trump ha ganado¡±. Su razonamiento se escuda en sus pol¨ªticas comunitarias: ese contenido no enga?a a los posibles votantes porque las elecciones ya han pasado. Youtube es la que menos restricciones ha puesto a la circulaci¨®n de posibles noticias falsas ha puesto entre las grandes redes.
A preguntas de EL PA?S, tanto Facebook como Twitter explican c¨®mo una mezcla de inteligencia artificial y equipos humanos han llevado a sostener el caudal de desinformaci¨®n que pod¨ªa haber desbordado en cualquier momento. Y a¨²n puede hacerlo. El desaf¨ªo era distinguir qu¨¦ mensajes son los m¨¢s peligrosos o potencialmente virales, no solo para marcarlos, sino tambi¨¦n para reducir su distribuci¨®n viral. En t¨¦rminos t¨¦cnicos es lo que se conoce como fricci¨®n: cuanto m¨¢s clics se a?aden al proceso de retuitear o compartir, menos viraliza un contenido.
Facebook destaca que tiene a m¨¢s de 35.000 personas vigilando todos los mensajes que merecen atenci¨®n, adem¨¢s de los c¨¦lebres fact-checkers asociados. Es un salto enorme para aquella red social que presum¨ªa de querer conectar a todos los humanos para hacer un mundo mejor, tal y como dec¨ªa Mark Zuckerberg hace unos a?os. Twitter tambi¨¦n combina automatizaci¨®n y humanos para ver qu¨¦ mensajes son los que requieren atenci¨®n primero y deben moderar.
Si estas elecciones acaban siendo un hito sobre c¨®mo moderar un acontecimiento potencialmente explosivo, ser¨¢ razonable preguntar en el futuro a las redes sociales por qu¨¦ vuelven soltar la riendas al caballo salvaje y desbocado cuando no haya un acontecimiento parecido: ?por qu¨¦ elecciones en otros pa¨ªses o debates sobre cuestiones delicadas no merecen este nivel de control?
La cuesti¨®n est¨¢, como siempre, en d¨®nde poner los l¨ªmites. Ahora los partidarios de Trump gritan ¡°censura¡± y amenazan con impulsar una legislaci¨®n que complique la vida a las grandes plataformas. En el futuro, pueden ser otros los que lo exijan. En el fondo, las redes estar¨¢n siempre bailando entre varias aguas. Tienen una responsabilidad muy limitada de lo que se publica en ellas porque, a diferencia de los peri¨®dicos, son te¨®ricamente neutrales. Pero es inevitable que en algunos momentos, se mojen. Entonces alguien pedir¨¢ una regulaci¨®n m¨¢s estricta. Aunque las elecciones de 2020 pasen con un aceptable nivel de ¨¦xito, 2016 seguir¨¢ siendo el a?o en que su vida cambi¨® para siempre.
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