?Es lo mismo innovaci¨®n que progreso, o nos est¨¢n vendiendo la moto?
?Es la innovaci¨®n siempre progreso, como muchas veces se nos adoctrina, o las cosas son m¨¢s complejas? Hablamos con fil¨®sofos que nos tratan de iluminar el camino
Cuando el ¨²ltimo conflicto entre el sector del taxi y las plataformas de veh¨ªculos de licencia VTC (como Uber o Cabify), a principios de 2019, era com¨²n ver en las tertulias televisivas a los representantes de estas ¨²ltimas argumentando que la llegada de estas plataformas era impepinable e incuestionable, porque era una innovaci¨®n tecnol¨®gica a la que los taxistas ten¨ªan que doblegarse. Daban por hecho que toda innovaci¨®n es progreso, y que deb¨ªa ser aceptada acr¨ªticamente como tal.
Sin embargo, en este conflicto generado por la tecnolog¨ªa hab¨ªa varias partes con intereses cruzados: los miles de taxistas, el pu?ado de adinerados propietarios de licencias VTC, las plataformas, los (presuntamente explotados) conductores de estas plataformas, los usuarios¡ ?Qui¨¦n ganaba y qui¨¦n perd¨ªa? ?Es la innovaci¨®n siempre progreso, como muchas veces se nos adoctrina, o las cosas son m¨¢s complejas?
¡°Est¨¢ claro que la innovaci¨®n no es lo mismo que el progreso, aunque muchas veces se nos intente vender como tal¡±, explica Javier Echeverr¨ªa, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa y L¨®gica de la Universidad del Pa¨ªs Vasco (UPV). Si bien podr¨ªa hablarse de un progreso en el conocimiento cient¨ªfico y tecnol¨®gico, que es de naturaleza acumulativa y siempre avanza con las investigaciones y desarrollos de las diferentes generaciones (ya sea de manera lineal o mediante las revoluciones cient¨ªficas que describi¨® Thomas Kuhn), el progreso que entendemos como progreso social no va necesariamente unido al progreso tecnol¨®gico.
¡°Existe la idea de que la tecnolog¨ªa se desarrolla a trav¨¦s de la Historia igual que el Esp¨ªritu lo hace en la filosof¨ªa de Hegel, y que lo hace mejorando a la Humanidad¡±, dice Echeverr¨ªa, ¡°es una idea demasiado optimista y falta de realismo, una gran mentira que suele usarse como forma de propaganda. Mucha gente se la acaba creyendo¡±. Es habitual que ocurra justamente lo contrario: que la tecnolog¨ªa suponga m¨¢s bien un retroceso, un crecimiento de la desigualdad, una merma de la justicia, una mayor concentraci¨®n de la riqueza, un deterioro del clima social o del medio ambiente, etc. Como probablemente piensan muchos implicados en el conflicto del Taxi/VTC.
?De qu¨¦ hablamos cuando hablamos de progreso?
La idea de progreso y, sobre todo, de progreso ligado al uso de la raz¨®n, surge en la Ilustraci¨®n. ¡°Est¨¢ relacionada con la idea de tiempo lineal que impuso el cristianismo frente a otras ideas circulares del tiempo propias de otras tradiciones¡±, dice Antonio Di¨¦guez, catedr¨¢tico de L¨®gica y Filosof¨ªa de la Ciencia de la Universidad de M¨¢laga. En el tiempo lineal cristiano la Historia progresa desde la Creaci¨®n hasta el Apocalipsis, aunque no es el tipo de progreso del que ahora hablamos. ¡°Es en la Ilustraci¨®n cuando se aprovecha la historia lineal para a?adir otro componente: la idea de que el aumento del conocimiento llevar¨¢ aparejado un aumento en la felicidad y el bienestar¡±, dice el fil¨®sofo. La Ilustraci¨®n identifica el progreso con el bienestar social (de ah¨ª las ideas que ahora calificamos como progresistas), pero tambi¨¦n liga el avance en el conocimiento con el avance en todo lo dem¨¢s, cosa que, como vemos, no est¨¢ tan clara. ¡°El t¨¦rmino progreso es un t¨¦rmino valorativo, al contrario que cambio¡±, se?ala Di¨¦guez, ¡°si hay cambio significa que algo cambia, pero si hay progreso se entiende que ese cambio es bueno¡±.
Un ejemplo di¨¢fano es el conflicto del taxi/VTC, pero no solo. Por ejemplo, los smartphones y las redes sociales no solo nos traen beneficios: su uso, dise?adaspara enganchar, nos hace adictos, nos esp¨ªa, fomenta la polarizaci¨®n social y posibilita el brote de fake news y la manipulaci¨®n social. La robotizaci¨®n puede empeorar las condiciones laborales y destruir buena parte de los puestos de trabajos sin crear a su vez otros puestos que sustituyan a los anteriores, como ha pasado otras veces en la historia y prometen los defensores del robot. Sin embargo, se nos presenta la innovaci¨®n como algo luminoso y necesario, sin tacha, y a los innovadores como una categor¨ªa mitol¨®gica y heroica de talla similar a la del emprendedor.
¡°Innovaci¨®n es un t¨¦rmino que cada d¨ªa es menos significativo y que necesita un tratamiento conceptual serio¡±, opina Fernando Broncano, catedr¨¢tico de L¨®gica y Filosof¨ªa de la Ciencia de la Universidad Carlos III de Madrid. ¡°Siempre pensamos la innovaci¨®n como un avance m¨¢s en las tecnolog¨ªas de vanguardia, pero tanto el giro hacia lo verde como la cooperaci¨®n internacional en tecnolog¨ªa est¨¢ mostrando que con tecnolog¨ªas antiguas todav¨ªa hay much¨ªsima innovaci¨®n por hacer¡±.
Dentro de la propia tecnolog¨ªa, tampoco la innovaci¨®n lleva necesariamente a buen puerto. ¡°Depende mucho de la trayectoria tecnol¨®gica en la que se produzca¡±, dice Broncano, ¡°puede ocurrir, y ocurre muchas veces, que la alternativa est¨¦ mal planteada y toda innovaci¨®n reproduzca en error¡±. Ejemplifica: Microsoft comenz¨® con el sistema operativo DOS que no era del todo satisfactorio. Todos los dem¨¢s sistemas operativos fueron sofisticaciones de aqu¨¦l, manteniendo sus inconveniencias. ¡°Si hubi¨¦ramos partido de Unix¡±, lamenta Broncano, ¡°tendr¨ªamos ahora todos una versi¨®n de Linux o algo similar¡±.
Un ejemplo en el extremo del dilema entre desarrollo tecnol¨®gico y bienestar social, es el del transhumanismo, que propone una ¡°mejora¡± de la especie humana a trav¨¦s de la tecnolog¨ªa, de modo que m¨¢s que humanos pasar¨ªamos a ser posthumanos. En Homo Deus (Debate), el pensador best seller Yuval Noah Harari describe la sociedad futura como una sociedad de castas, donde la democracia no existe y una ¨¦lite de superhumanos, con habilidades superiores, domina el planeta a su antojo, un planeta donde la mayor¨ªa de los humanos son innecesarios o irrelevantes. M¨¢s all¨¢ de la especulaci¨®n que pueda haber en el pron¨®stico de Harari, para ello hace falta mucha innovaci¨®n, pero ?es esto el progreso que esperamos?
¡°Todo esto no quiere decir que haya que rechazar la tecnolog¨ªa¡±, apunta Di¨¦guez, ¡°porque en la tecnolog¨ªa est¨¢ tambi¨¦n la posibilidad de salvaci¨®n ante los retos que enfrentamos¡±. Se tratar¨ªa, entonces, de buscar un desarrollo tecnol¨®gico, una innovaci¨®n, que vaya por ese camino: ponerla al servicio de nuestros objetivos como especie y no al servicio del beneficio de unos pocos.
Determinismo tecnol¨®gico
Este debate est¨¢ muy conectado con otro fundamental de la filosof¨ªa de la tecnolog¨ªa: el determinismo tecnol¨®gico: la idea de que si alguna innovaci¨®n puede llevarse a cabo, alguien la llevar¨¢ a cabo en alg¨²n momento y en alg¨²n lugar (m¨¢s all¨¢ de l¨ªmites legales o ¨¦ticos), de modo que la tecnolog¨ªa avanza con un ¨ªmpetu propio, casi por su cuenta, fuera del control del ser humano. As¨ª hasta que el ser humano avanza a rebufo de la tecnolog¨ªa y condicionada por ella, como muchas veces sentimos en la actualidad.
Pero esto no tiene por qu¨¦ ser as¨ª. ¡°Podemos promover el desarrollo desentendi¨¦ndonos de las tecnolog¨ªas que producimos o, en cambio, podemos responsabilizarnos de su control¡±, dice Miguel ?ngel Quintanilla, catedr¨¢tico de L¨®gica y Filosof¨ªa de la Ciencia de la Universidad de Salamanca y promotor del t¨¦rmino tecnolog¨ªas entra?ables para describir a un tipo de tecnolog¨ªas que sumen y no resten a la Humanidad, que vayan a favor de un verdadero progreso: que sean sostenibles, comprensibles, igualitarias, socialmente responsables, etc (v¨¦ase el libro Tecnolog¨ªas entra?ables, publicado por Catarata). El ser humano puede tomar las bridas de la innovaci¨®n desbocada.
Los propios afectados o involucrados (stakeholders), seg¨²n Echeverr¨ªa, tendr¨ªan que participar en la evaluaci¨®n de las tecnolog¨ªas. ¡°Eso ser¨ªa lo correcto en una verdadera democracia participativa: las decisiones pol¨ªticas se tomar¨ªan de manera racional, despu¨¦s de un debate con sus argumentos y sus objeciones, y no para beneficiar a las grandes empresas multinacionales, que es lo que se hace ahora¡±, concluye el catedr¨¢tico.
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