Carpio 2.0 a prueba: unos ¡®patines¡¯ en el rat¨®n del ordenador para evitar el dolor de mu?eca
Una mala postura de la mano al usar la computadora suele estar relacionada con lesiones como el s¨ªndrome del t¨²nel carpiano. Una empresa emergente eslovena ha dise?ado un soporte para evitarlo
El rat¨®n es probablemente uno de los perif¨¦ricos que menos han cambiado en el ecosistema del ordenador. Se han despojado de aquella bolita que acumulaba pelusas cual bolsa de aspiradora, se han quitado el cable y, animados por la industria del gaming, se han armado hasta los dientes de botones e incluso llevan juegos de luces dignos de un ¨¢rbol de Navidad, algunos hasta se han dado la vuelta. Pero la idea b¨¢sica sigue siendo la que naci¨® con las primeras versiones comerciales, hacia finales de los a?os setenta: dejamos caer nuestra mano encima y hacemos culebrear nuestra mu?eca de lado a lado para conseguir un movimiento id¨¦ntico del cursor que vemos en la pantalla.
Cuarenta a?os de vida prueban que el dispositivo cumple su funci¨®n y que no tenemos, por ahora, una alternativa mejor. Pero que el rat¨®n sea inmortal no significa que sea perfecto. El modo en que nos obliga a flexionar la mu?eca y los movimientos repetitivos que conlleva su uso y el del teclado est¨¢n entre los factores que contribuyen al desarrollo de afecciones como el s¨ªndrome del t¨²nel carpiano, que deriva de la compresi¨®n del nervio de la mu?eca cuando apoyamos la mano en este dispositivo y de acuerdo con datos de Mutua Universal, afecta a un 3% de los trabajadores. En este contexto encaja Carpio, un soporte dise?ado por la empresa emergente eslovena Deltahub para permitir un uso m¨¢s ergon¨®mico de rat¨®n y cuya versi¨®n 2.0 ha salido a la venta este verano.
Carpio 2.0 es literalmente un trozo de pl¨¢stico, pero no uno cualquiera: combina una base de tefl¨®n que se remata en la superficie con dos almohadillas de silicona. Figuradamente, estas peque?as piezas son un par de patines para nuestras manos. La idea es que sus almohadillas se adapten a la de la palma, concretamente a la parte exterior y a la zona del escafoides, en la base del pulgar. El tefl¨®n, por su parte, se encarga de liberar la mu?eca de ese punto de apoyo fijo que nos obliga a hacer flexiones forzadas hacia los lados y nos permite hacer esos deslizamientos con movimientos de brazo. El conjunto de ambas se coloca al pie del rat¨®n y eleva la mano algo m¨¢s de medio cent¨ªmetro, de manera que se ejerce menos presi¨®n sobre la mesa. ?Cumplen estas promesas?
El ajuste de las piezas de silicona es correcto, si bien no perfecto, al menos para la mano empleada en esta prueba (la m¨ªa). Estos patines se venden en dos tallas: S para las palmas de anchura inferior a las de una tarjeta de cr¨¦dito y L para quienes sobrepasan esta medida. Aunque efectivamente mi mano es menor que la tarjeta, la diferencia era muy escasa, por lo que alguien con manos m¨¢s peque?as (dir¨ªa que las m¨ªas son medianas), podr¨ªa ver m¨¢s algo del Carpio 2.0 sobresaliendo a los lados. Las almohadillas son, sin embargo, suficientemente suaves como para que la mano descanse muy c¨®modamente sobre ellas.
El tefl¨®n cumple al dedillo con su funci¨®n. Pese a la falta de costumbre de usar el brazo para desplazar el rat¨®n, el movimiento se hace con naturalidad al segundo de calzar la mano sobre la pieza. La elevaci¨®n, sin ser notable, aligera el peso que se aplica en ese punto, de manera que dejamos de untar penosamente la base de la mu?eca en la mesa y, aunque no est¨¢ entre las promesas de DeltaHub, evita al menos en mi caso, la irritaci¨®n que produce ese roce constante.
En comparaci¨®n con alternativas existentes, que consisten en almohadillas unidas a la alfombrilla del rat¨®n para permitir que la mano descanse sobre ellas, Carpio 2.0 permite mayor movilidad, ejerce menos presi¨®n sobre la mu?eca y es mucho m¨¢s port¨¢til (cabe en un bolsillo).
?Patinaje ante el teclado?
Aunque Carpio 2.0 naci¨® como un complemento para el rat¨®n, desde DeltaHub explican que tambi¨¦n puede estar indicado para el uso del teclado, otro sospechoso habitual en el agravamiento de lesiones de mu?eca. Pero antes de optar por la parejita, hay que tener en cuenta algunas consideraciones: por un lado, no vale para el uso de ordenadores port¨¢tiles, donde la base del trackpad ¨Cel ¨¢rea rectangular que hace las veces de rat¨®n¨C aleja nuestras mu?ecas de la mesa. Por otro, exige m¨¢s esfuerzo de adaptaci¨®n al usuario.
Los creadores de Carpio admiten que en condiciones normales y de acuerdo con la experiencia de sus usuarios, acostumbrarse a usar este complemento puede costar entre una y dos semanas. En mi caso, el proceso de aclimataci¨®n al conjunto de rat¨®n y pat¨ªn fue una jornada laboral: al segundo d¨ªa ya lo echaba en falta. En el momento de escribir, me ha resultado m¨¢s costoso habituarme a mantener la mano del rat¨®n cerca de la mesa para llevarme el pat¨ªn al teclado, si bien tengo que admitir que, por alg¨²n motivo, ese deslizamiento m¨¢s largo lo vivo con el orgullo de quien acaba de hacer una acrobacia digna de un crupier de Las Vegas.
Adem¨¢s, aunque el desplazamiento sobre la mesa es tan suave como el de un rat¨®n (o puede que m¨¢s), es recomendable utilizar una alfombrilla para amortiguar el sonido del roce. Y, si queremos utilizar un par de carpios para el teclado esta ¨²ltima tendr¨ªa que ser algo mayor que ¨¢rea que ocupan ambos perif¨¦ricos sobre la mesa.
La potencial necesidad de comprar tambi¨¦n una alfombrilla para liberar nuestras mu?ecas de las tiran¨ªas de la oficina moderna la compensa moderadamente el hecho de que no necesitamos comprar un rat¨®n nuevo para poder usar estos complementos. Como contrapartida, los carpios no son precisamente baratos, teniendo en cuenta que estamos hablando de un par de inanimados trozos de pl¨¢stico. Uno solo cuesta 29,90 euros y el par se vende por 49,94. Si adem¨¢s decidimos comprar las alfombrillas que fabrica DeltaHub, estar¨ªamos hablando de entre 29 o y 39 euros m¨¢s, seg¨²n las dimensiones.
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