La pol¨¦mica tecnolog¨ªa del reconocimiento facial acecha a los ni?os brit¨¢nicos
Nueve escuelas escocesas aplican desde el lunes estos sistemas para que los menores paguen en la cantina, un m¨¦todo que se tumb¨® por desproporcionado en Francia, Suecia o Polonia
Nueve escuelas de North Ayrshire, en Escocia, Reino Unido, pusieron en marcha este lunes un sistema de reconocimiento facial en sus cantinas para verificar el pago de la comida por parte de los alumnos. Los menores solo tienen que acercarse a la c¨¢mara y, gracias a un software apoyado en algoritmos de inteligencia artificial, el dispositivo les identifica autom¨¢ticamente. Seg¨²n coment¨® al Financial Times un portavoz de la empresa que ha puesto en marcha el sistema, el objetivo de su implantaci¨®n es agilizar las colas, ya que este m¨¦todo es m¨¢s r¨¢pido (se ahorran cinco segundos por ni?o) que otros, como mostrar una tarjeta de identificaci¨®n. Tambi¨¦n se adapta, dijo, mejor a las normas de la era covid, en tanto que desaparece cualquier tipo de contacto f¨ªsico.
La Information Comissioner¡¯s Office (ICO), el equivalente brit¨¢nico a la Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos, ya ha anunciado que abrir¨¢ una investigaci¨®n para dilucidar si el sistema respeta la ley. Un portavoz del organismo urgi¨® a que se tomen ¡°medidas menos intrusivas¡± para gestionar los pagos del men¨² escolar.
Lo que puede parecer un sistema inocente e incluso bienintencionado ha puesto en pie de guerra a expertos y activistas, que no entienden c¨®mo una tecnolog¨ªa tan controvertida, usada por la polic¨ªa en ese pa¨ªs, se vaya a aplicar a ni?os. ¡°Dada la sensibilidad de los datos biom¨¦tricos, as¨ª como el especial cuidado que se debe aplicar al tratamiento de los datos de los ni?os, es sorprendente que una instituci¨®n p¨²blica pueda siquiera considerar usar un sistema como este¡±, opina Ella Jakubowska, coordinadora del programa de biometr¨ªa facial de EDRI, una ONG con base en Bruselas que trabaja por la defensa de los derechos humanos en la era digital. La experta teme que cunda el ejemplo en m¨¢s centros de las Islas Brit¨¢nicas.
Registrado para siempre
El rostro humano, como las huellas dactilares o la retina, tiene unos patrones ¨²nicos en cada individuo que se pueden reducir a una serie alfanum¨¦rica. Ese identificador, igual que el ADN, ser¨¢ el mismo durante toda la vida. Ni siquiera el paso de los a?os, ni la transici¨®n de ni?o a adulto, alterar¨¢ las proporciones de la cara reconocibles por los algoritmos.
Precisamente porque los datos biom¨¦tricos son inmutables, las autoridades de protecci¨®n de datos suelen exigir que el uso de estas herramientas se circunscriba a casos en los que los potenciales riesgos (el extrav¨ªo o mal uso de esos datos) se compense por la urgencia o necesidad de la aplicaci¨®n concreta. No parece ser ese el caso del pago del men¨² escolar. Al menos no se ha interpretado as¨ª en otros pa¨ªses europeos, como Francia, Suecia o Polonia, donde se tumbaron proyectos similares al que se ha puesto en marcha en Reino Unido al considerarse que se trataba de un uso desproporcionado de esta tecnolog¨ªa.
?We've sent urgent letters to all schools rolling out facial recognition to set out the serious legal issues + urge them to desist, alongside @defenddigitalme.
— Big Brother Watch (@BigBrotherWatch) October 19, 2021
If your child is asked to use face recognition at school you have the legal right to say NO.https://t.co/pmZOyJSC7q
El enfoque de la proporcionalidad no es balad¨ª. Como con todos los datos digitales, los biom¨¦tricos tambi¨¦n se pueden hackear, dejando en este caso expuestos a menores de edad. La semana pasada, sin ir m¨¢s lejos, se supo que una compa?¨ªa que comercializa un software de monitorizaci¨®n que usaron en Estados Unidos miles de escuelas durante la ense?anza remota pand¨¦mica para asegurarse de que los estudiantes trabajaban podr¨ªa haber expuesto a millones de ni?os a hackers, seg¨²n revel¨® en septiembre un informe de McAfee recogido por Fast Company.
Volviendo a las escuelas brit¨¢nicas, los padres deben dar el consentimiento para que sus hijos usen el sistema de reconocimiento facial, teniendo si no la alternativa de teclear un c¨®digo pin para validar las compras. Seg¨²n inform¨® el lunes el Condado de North Ayrshire, el 97% de los ni?os o sus padres habr¨ªan firmado ese consentimiento. En una nota informativa difundida tambi¨¦n por el Condado se subraya que los datos biom¨¦tricos de los ni?os, que se almacenan encriptados, se borrar¨¢n en cuanto estos abandonen la escuela.
Vetado en Europa, usado en EE UU
La autoridad de protecci¨®n de datos francesa (CNIL) par¨® hace dos a?os un intento similar: dos liceos, uno en Niza y otro en Marsella, se propusieron instalar un dispositivo de reconocimiento facial en la entrada de los centros para ¡°prevenir las intrusiones y las usurpaciones de identidad y reducir los tiempos de espera en los accesos¡±. Tras investigarlo, el CNIL concluy¨® que el dispositivo era ¡°contrario a los principios de proporcionalidad y minimizaci¨®n de datos establecido por el RGPD¡±, en tanto que la vigilancia y seguridad se pod¨ªan garantizar tambi¨¦n, por ejemplo, con tarjetas de entrada.
Your kids face. Their business model.
— Privacy Matters (@PrivacyMatters) October 17, 2021
Eating privacy. #FacialRecognition & your kids lunch. https://t.co/yrL5Mjo2Qy pic.twitter.com/hF4NpmpRh3
En Suecia, tambi¨¦n en 2019, las autoridades impusieron una multa de unos 20.000 euros a una escuela que puso en marcha un programa piloto de reconocimiento facial destinado a controlar la asistencia a clase. El a?o pasado, las autoridades de protecci¨®n de datos polacas multaron a una escuela por tomar las huellas digitales de 680 alumnos sin base legal alguna, ¡°cuando podr¨ªan haber usado otras formas de identificaci¨®n¡±, para controlar qui¨¦n com¨ªa en la cantina.
Hay casos en los que el uso de esta tecnolog¨ªa con los j¨®venes ha prosperado. En Lockport, Nueva York, los ocho centros del distrito pusieron en marcha el a?o pasado sistemas de reconocimiento facial para mejorar la seguridad en el centro, seg¨²n public¨® The New York Times. Ni el enconado activismo del padre de una de las ni?as observadas a diario por el sistema logr¨® que se revisara su idoneidad. ¡°Exponer a ni?os de cinco a?os a esta tecnolog¨ªa no har¨¢ que nadie est¨¦ m¨¢s seguro. Y no podemos permitir que la vigilancia invasiva se convierta en la norma en nuestros espacios p¨²blicos¡±, declar¨® al Times Stefanie Coyle, vicedirectora del Education Policy Center for the New York Civil Liberties Union.
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