Reino Unido, el controvertido laboratorio europeo del reconocimiento facial
Ning¨²n pa¨ªs europeo ha apostado tan fuerte por esta tecnolog¨ªa de vigilancia como el brit¨¢nico. La escasa efectividad de estos sistemas en la identificaci¨®n de supuestos criminales contrasta con las m¨²ltiples dudas que plantea su uso en t¨¦rminos legales
Si pasea por las calles de Londres es posible que su rostro sea escaneado varias veces sin que usted se entere. Los patrones que definen su cara ser¨¢n cruzados en tiempo real con los de una lista negra de la polic¨ªa supuestamente compuesta por criminales en busca y captura y ¡°personas que suponen un riesgo a los dem¨¢s o a ellos mismos¡±. En caso de que salte una coincidencia, un agente le parar¨¢ y le identificar¨¢. Si comprueba que efectivamente es quien dice el sistema, ser¨¢ detenido en el momento.
Esta versi¨®n futurista de las labores policiales forma parte de la vida diaria de Reino Unido desde hace a?os. Por lo menos desde 2016, cuando trascendi¨® que la polic¨ªa londinense experiment¨® con sistemas de reconocimiento facial durante el Carnaval de Notting Hill, uno de los festivales callejeros m¨¢s populares del pa¨ªs. Han pasado cinco a?os y las fuerzas de seguridad brit¨¢nicas siguen usando esta tecnolog¨ªa, muy asentada en pa¨ªses como China, donde contribuye a articular el f¨¦rreo sistema de control social, o Estados Unidos, cuya poblaci¨®n empieza a asociarla con la discriminaci¨®n racial.
La aplicaci¨®n de estos sistemas plantea serias dudas entre los activistas de la privacidad. Las propias instituciones brit¨¢nicas no tienen una posici¨®n monol¨ªtica al respecto. ¡°Estoy profundamente preocupada sobre el potencial que tienen los sistemas de reconocimiento facial en tiempo real para usarse de forma inapropiada, excesiva o imprudente¡±, dijo el mes pasado Elizabeth Denham, responsable del equivalente brit¨¢nico de la Agencia de Protecci¨®n de Datos. El nuevo comisionado de Biometr¨ªa y Videovigilancia, una figura independiente que supervisa las labores de la polic¨ªa, se muestra sin embargo m¨¢s partidario del reconocimiento facial que su antecesor en el cargo.
No se sabe qu¨¦ uso se hace exactamente de estos sistemas en Reino Unido, los cuales, en teor¨ªa, est¨¢n en fase de prueba. La Polic¨ªa Metropolitana de Londres (Met), el mayor cuerpo del pa¨ªs y el que lidera la implantaci¨®n del reconocimiento facial, no ha respondido a las preguntas de EL PA?S sobre el n¨²mero de c¨¢maras desplegadas en la ciudad con esta tecnolog¨ªa, la cantidad de detenciones exitosas realizadas gracias a ellas o los planes de futuro. S¨ª se sabe, por ejemplo, que el a?o pasado se escanearon como m¨ªnimo los rostros de 8.600 personas sin su consentimiento en una sola semana en Oxford Circus, uno de los puntos m¨¢s concurridos de la ciudad. Y que de las ocho personas a las que se par¨®, al considerar el sistema que se trataba de sospechosos, solo una estaba realmente buscada por la polic¨ªa, lo que arroja un 86% de falsos positivos.
Seg¨²n figura en su web, el objetivo de los sistemas de reconocimiento facial de la Met es contribuir a ¡°combatir el uso de la violencia y la explotaci¨®n de menores y ayudar a proteger a los m¨¢s vulnerables¡±. El software compara en tiempo real las im¨¢genes tomadas con las de la lista de personas bajo vigilancia. Lo hace midiendo la estructura de cada rostro, incluyendo la distancia entre los ojos, la nariz, la boca y la mand¨ªbula.
Estos sistemas han sido desarrollados por la compa?¨ªa japonesa NEC. Un informe de la organizaci¨®n Privacy International, sin embargo, revela que la compa?¨ªa brit¨¢nica Facewatch habr¨ªa mantenido contactos en 2019 con la Met y con la Polic¨ªa de la City (el distrito financiero tiene su propio cuerpo) para compartir datos biom¨¦tricos sobre criminales. ¡°Ya nos parece mal que la polic¨ªa use reconocimiento facial, pero que encima lo haga mediante acuerdos secretos con empresas privadas es totalmente intolerable¡±, opina Ioannis Kouvakas, asesor legal de la citada organizaci¨®n.
¡°Cualquiera puede decidir pasar de largo de un sistema de reconocimiento facial; no es un delito ni se considera una obstrucci¨®n a las labores policiales¡±, se dice en la web de la polic¨ªa londinense. Sin embargo, un v¨ªdeo de Big Brother Watch, una de las organizaciones locales que m¨¢s ha batallado por la retirada de estos sistemas, demuestra c¨®mo unos agentes toman los datos de quienes se cubren el rostro al salir del metro y toparse con una furgoneta de la polic¨ªa con c¨¢maras apunt¨¢ndoles directamente.
En un intento de mejorar su imagen, la propia polic¨ªa solicit¨® a dos acad¨¦micos de la Universidad de Sussex la redacci¨®n de un informe independiente que evaluara las primeras pruebas piloto realizadas en la ciudad con esta tecnolog¨ªa, llevadas a cabo entre 2016 y 2019. Sus conclusiones no son halag¨¹e?as. ¡°Es muy posible que el proceso de prueba del reconocimiento facial en tiempo real hubiera sido tachado de ilegal si se hubiera llevado a los tribunales¡±, sentencia textualmente. El hecho de no avisar de forma clara de que se est¨¢ utilizando, las dudas legales que plantea su uso y el hecho de no ser una tecnolog¨ªa ¡°necesaria en una sociedad democr¨¢tica¡± apuntalan el veredicto del informe.
Pioneros en Europa
Reino Unido no es el ¨²nico pa¨ªs europeo en el que se recurre a esta tecnolog¨ªa para vigilar: un reciente informe de European Digital Rights (EDRI) se?ala que la polic¨ªa de Alemania o de Pa¨ªses Bajos han realizado tambi¨¦n pruebas en estaciones de tren y centros comerciales, pese a estar t¨¦cnicamente proscrita por la UE (pesa sobre ella una moratoria, aunque se permite su aplicaci¨®n en determinados supuestos). Pero s¨ª se puede afirmar que la isla de Gran Breta?a es, de lejos, el lugar del Viejo Continente en el que m¨¢s empe?o se est¨¢ poniendo en implantar estos sistemas.
?Por qu¨¦ ese inter¨¦s? Los expertos apuntan a una suma de posibles motivos. Entre ellos, que la videovigilancia parece estar muy asumida por los brit¨¢nicos. Se calcula que unos cuatro millones de c¨¢maras de vigilancia salpican las calles de las ciudades del pa¨ªs. Solo en Londres habr¨ªa m¨¢s de medio mill¨®n, seg¨²n fuentes oficiales. ¡°Si en Espa?a se quisiera apostar por el reconocimiento facial habr¨ªa que instalar miles de c¨¢maras. En Reino Unido la infraestructura ya est¨¢ montada: solo hace falta actualizar el software¡±, ilustra Javier Ruiz, investigador del Ada Lovelace Institute.
Tambi¨¦n ha influido su exposici¨®n hist¨®rica al terrorismo. Los atentados del IRA en las ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo pasado dejaron dos marcas visibles en el paisaje urbano londinense. Una es la ausencia de papeleras en los lugares p¨²blicos (era ah¨ª donde los terroristas sol¨ªan esconder las bombas). La otra es la multiplicaci¨®n de c¨¢maras. En la City, el distrito financiero, se mont¨® en los a?os noventa el llamado Ring of Steel (anillo de acero), un sistema de videovigilancia, el m¨¢s avanzado en su tiempo, que permit¨ªa a la polic¨ªa tomar el control de todas las c¨¢maras de la zona para seguir a cualquier coche que circulase por all¨ª. Ese sistema se quiere actualizar ahora con reconocimiento facial.
La libertad que se da en Reino Unido a la iniciativa privada en materia de seguridad ha dado alas tambi¨¦n a la expansi¨®n de esta tecnolog¨ªa. En Londres, es habitual que las asociaciones de comerciantes (business partnerships) contraten a su propia seguridad privada, que comparte fotos y datos de los rateros habituales y que, seg¨²n trascendi¨® en el caso del desarrollo de King¡¯s Cross, en ocasiones hasta ponen en marcha sus propios sistemas de reconocimiento facial en colaboraci¨®n con la polic¨ªa metropolitana. Por otra parte, mientras que en Espa?a Mercadona ha tenido que pagar 2,5 millones por haber instalado sistemas de este tipo en algunas de sus tiendas, la popular cadena de supermercados Co-op lleva tiempo haci¨¦ndolo, seg¨²n revel¨® Wired.
Experiencias piloto controvertidas
Aquel Carnaval de Norring Hill en 2016 fue la primera experiencia de la que se tiene constancia del uso policial de reconocimiento facial en Reino Unido. La Met coloc¨® furgonetas con c¨¢maras y pantallas en varios puntos elegidos por ser los m¨¢s concurridos con el objetivo declarado de contribuir al orden p¨²blico. Aunque consiguieron m¨¢s bien lo contrario: la pr¨¢ctica totalidad de las personas que pararon no se correspond¨ªan con quien el sistema les hab¨ªa relacionado, seg¨²n se pudo saber m¨¢s tarde. Y adem¨¢s encendieron el agravio racial. ¡°Cualquiera que viva en Reino Unido sabe que el Carnaval de Notting Hill es, ante todo, una celebraci¨®n de la cultura negra. Muchos colectivos organizaron protestas contra lo que consideraron un acto racista¡±, recuerda Ella Jakubowska, coordinadora del programa de biometr¨ªa facial de EDRI, una ONG paneuropea que trabaja por la defensa de los derechos humanos en la era digital.
La polic¨ªa del sur de Gales hizo tambi¨¦n su propia prueba piloto en dos partidos de f¨²tbol en 2018. Coloc¨® furgones con c¨¢maras dotadas de sistemas de reconocimiento facial capaces de registrar 50 rostros por segundo en los alrededores de un estadio, en Cardiff. No porque supieran que por all¨ª se mov¨ªan sospechosos, sino por tratarse de lugares por donde pasa mucha gente. Un activista de los derechos a la privacidad les llev¨® a juicio y gan¨®: el uso indiscriminado de esta tecnolog¨ªa colisiona con el derecho a la privacidad y con las leyes de protecci¨®n de datos, entre otros.
¡°Esa sentencia marca ahora las pautas en esta actividad¡±, explica Ruiz, que actualmente prepara un informe sobre el uso del reconocimiento facial. ¡°La jurisprudencia es confusa y no logra aclarar cu¨¢l es la forma de aplicarla. En principio no la proh¨ªbe, pero insta a quien use esta tecnolog¨ªa a que justifique por qu¨¦ pone la c¨¢mara en un punto en concreto y resuelve que el sistema debe tener cierta precisi¨®n para que no pare a gente inocente¡±.
Pese a que en Reino Unido haya tradici¨®n de hipervigilancia, saberse observado altera profundamente nuestro comportamiento. ¡°Esa es una de las cuestiones que m¨¢s me preocupan sobre esta tecnolog¨ªa. El hecho de que nos roben la capacidad de perdernos entre la multitud deber¨ªa preocuparnos mucho¡±, sostiene Evan Selinger, catedr¨¢tico de filosof¨ªa en el Rochester Institute of Technology y estudioso de los efectos del reconocimiento facial, tema sobre el que ha escrito varias tribunas en The New York Times.
La tambi¨¦n fil¨®sofa Carissa V¨¦liz comparte ese temor. Residente en Oxford, en cuya universidad da clases, le exaspera que en los diez minutos que tarda andando de casa a la facultad se tope al menos con 20 o 30 c¨¢maras. Es posible que alguna de ellas est¨¦ equipada con sistemas de reconocimiento facial. ¡°Uno de los grandes avances culturales y tecnol¨®gicos que trajo consigo la llegada de las ciudades fue poder tener anonimato, muy importante entre otras cosas para poder protestar en la calle¡±, subraya. Puede no parecernos ahora relevante perderlo, dice, porque actualmente no vivimos en una dictadura. ¡°Pero el d¨ªa que la tengamos, y estas cosas son c¨ªclicas, va a ser muy complicado resistirse a un r¨¦gimen autoritario sin anonimato¡±.
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