¡°La reputaci¨®n en la red es un derecho, no una condena¡±
Usuarios de internet relatan el calvario sufrido tras haber sido injuriados, suplantados o arruinados por publicaciones y foros
Jos¨¦ Cohen, un ingeniero que a¨²n no ha cumplido los 40 a?os, ha empleado los ¨²ltimos 12 en rehacer su vida tras verse atrapado en la red. Limpiar su reputaci¨®n tras un incidente causado por unos empleados de una empresa que cre¨® en su juventud le ha costado la ruina econ¨®mica y personal. Hace tres meses consigui¨® eliminar los ¨²ltimos enlaces que le acusaban de una estafa en la que nunca particip¨® y de la que fue v¨ªctima. Manipulaci¨®n de im¨¢genes para contenidos er¨®ticos, usurpaci¨®n de personalidad con fines comerciales, destrucci¨®n de marcas o la mera existencia de un contenido que con el tiempo se vuelve inoportuno son algunos de los casos donde cobra una relevancia vital la lucha por el derecho al olvido en internet. Sobre este se ha avanzado en las ¨²ltimas legislaciones, pero a¨²n arruina vidas. ¡°La gente no sabe que la reputaci¨®n en internet no es una condena: es un derecho¡±, afirma Josep Coll, director de RepScan, una empresa distinguida por la C¨¢mara de Comercio de Barcelona que se encarga de eliminar toda la informaci¨®n perjudicial en internet. Como esta entidad, han surgido otras muchas porque el proceso, aunque puede realizarlo cualquier particular, es m¨¢s dif¨ªcil sin respaldo legal y t¨¦cnico. El coste puede ir desde algo menos de 100 euros por el borrado de una foto o un v¨ªdeo a los m¨¢s de 500 por la eliminaci¨®n de una p¨¢gina.
Cohen cre¨® hace 12 a?os una empresa para la venta de ¡°juguetes de adultos¡±, como ¨¦l la denomina. Comercializaba a trav¨¦s de la red aeronaves y veh¨ªculos exclusivos para juegos. Todo fue bien, ¡°con facturaciones importantes¡±, seg¨²n recuerda, hasta que un trabajador, seg¨²n relata, comenz¨® a enviar paquetes sin contenido real para sustraer los objetos adquiridos por los usuarios y venderlos por su cuenta. Otro empleado que le llevaba el sistema inform¨¢tico se encarg¨® de eliminar las reclamaciones.
¡°Yo no sab¨ªa nada. Fue un amigo el que me advirti¨® de que me estaban poniendo verde en algunos foros¡±, explica. Cohen intent¨® revertir la situaci¨®n localizando a todos los afectados y devolvi¨¦ndoles el dinero. Se corri¨® la voz por los foros y le llegaron reclamaciones de usuarios que ni siquiera hab¨ªan comprado sus productos. Pag¨® hasta que se arruin¨®.
¡°Al principio no le di toda la importancia porque pens¨¦ que la gente que me conoc¨ªa no har¨ªa caso¡±, recuerda. Pero la persistencia de las opiniones injuriosas en la red le hizo perder oportunidades de empleo: ¡°Cada vez que iba a una entrevista, hab¨ªan buscado mi nombre en internet y sal¨ªan todos los enlaces que me perjudicaban. Ni siquiera me preguntaban, porque lo habr¨ªa explicado. Finalmente, entr¨¦ en una empresa p¨²blica por oposici¨®n, pero hasta hace poco tuve que soportar comentarios de alg¨²n compa?ero¡±. Intent¨® borrar las referencias de forma personal y tambi¨¦n recurri¨® a varias empresas y gast¨® m¨¢s de 3.000 euros. Cohen perdi¨® en el camino su vida personal y profesional, que ahora, m¨¢s de una d¨¦cada despu¨¦s, ha conseguido recuperar, o casi. ¡°En las comidas familiares no se habla de internet¡±, lamenta.
Od¨®n Mart¨ª es asesor de comunicaci¨®n y se tuvo que enfrentar a otro caso: la usurpaci¨®n de una p¨¢gina web de una entidad, con todo su contenido, para vincularla a una p¨¢gina de criptomonedas totalmente ajena al empresario que representaba. Explica que la corporaci¨®n hab¨ªa olvidado renovar el dominio y alguien lo utiliz¨®. ¡°No era solo una foto; era todo el contenido¡±, recuerda. Mart¨ª destaca la importancia de mantener en buenas manos las claves y los accesos a la web. ¡°Algunas empresas ni recuerdan qui¨¦n las tiene o el trabajador que las ten¨ªa ya no es empleado y no saben ya cu¨¢les son¡±, advierte. Tambi¨¦n avisa de la importancia de los contenidos que se suben de forma particular en un momento determinado sin saber el efecto que tendr¨¢n pasado un tiempo.
Un caso similar le ocurri¨® al conocido economista Santiago Ni?o Becerra, catedr¨¢tico de Estructura Econ¨®mica en el Instituto Qu¨ªmico de Sarri¨¢ de la Universidad Ramon Llull de Barcelona, seg¨²n explica ¨¦l mismo en un v¨ªdeo: ¡°Un d¨ªa me di cuenta, a trav¨¦s de un buen amigo, de que me estaban suplantando la identidad en una web que recomendaba la compra de un activo financiero. Era absolutamente falso¡±.
Ante casos como estos, la Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos (AEPD) y el Ministerio de Consumo recomiendan actuar directamente con la plataforma que aloje los contenidos que se quieren eliminar, el falso comentario o el perfil suplantado. Las principales, como Facebook, Google, Twitter, Instagram o TikTok, ofrecen sus propios canales. Pero si la reclamaci¨®n no tiene ¨¦xito, la AEPD recomienda denunciarlo en esta entidad a trav¨¦s de su sede electr¨®nica. La agencia ha establecido un canal prioritario y gratuito para contenidos de car¨¢cter sexual o en el que se vean implicados menores de edad.
Josep Coll cree que tanto la legislaci¨®n del derecho al olvido, establecida por primera vez en mayo del 2014, como los recursos t¨¦cnicos ¡°juegan cada vez m¨¢s a favor del usuario¡±, pero reconoce que las dificultades del proceso y la falta de respuesta a¨²n lo dificultan. ¡°Es como la declaraci¨®n de la renta: la puede hacer uno mismo, pero muchos recurren a asesores¡±. El directivo destaca c¨®mo su compa?¨ªa recurre no solo a los fundamentos jur¨ªdicos para hacer efectivo el derecho al olvido, sino tambi¨¦n a la inteligencia artificial para barrer la web en todos los ¨¢mbitos para encontrar hasta el ¨²ltimo enlace. Y no siempre es una p¨¢gina web con un dominio identificable. ¡°En algunos casos¡±, explica, ¡°es una imagen que el propio usuario public¨® y ya no es oportuna o una fotograf¨ªa donde alguien nos etiquet¨® sin nuestro consentimiento o una informaci¨®n personal que es irrelevante que sea de dominio p¨²blico¡±.
Es el caso de Mercedes, que por razones obvias, tras 10 a?os figurando en la red, prefiere no ser identificada con su apellido. Su caso es casi burocr¨¢tico. Su sentencia de divorcio ten¨ªa que ser p¨²blica durante un periodo de tiempo legal de seis meses para asegurar el derecho de la otra parte a conocer la resoluci¨®n. Al principio no le import¨® que se sobrepasaran los l¨ªmites temporales previstos, pero un d¨ªa se cans¨® de que, al poner su nombre en el buscador, la primera referencia que apareciera fuera el archivo con todos los pormenores. Tambi¨¦n por su hijo. ¡°Lo borr¨¦ porque me daba la gana, quer¨ªa pasar p¨¢gina. No me afecta laboralmente ni nada, pero ya me cans¨¦¡±, relata. Finalmente, tras varios intentos frustrados para eliminar la informaci¨®n personalmente y a trav¨¦s de una organizaci¨®n de consumidores, lo consigui¨® con un coste de 300 euros.
Remove Group, otra empresa dedicada a la reputaci¨®n en internet, ofrece tambi¨¦n servicios de desindexaci¨®n (desaparici¨®n de una URL ¡ªdirecci¨®n ¨²nica y espec¨ªfica que se asigna a cada uno de los recursos disponibles en la red¡ª de una base de datos de un buscador) o desposicionamiento, evitar que los contenidos negativos ocupen los primeros puestos en los resultados de b¨²squeda. ¡°Es m¨ªnima la cantidad de gente que llega a buscar informaci¨®n a una segunda p¨¢gina¡±, se?ala la compa?¨ªa.
Google es el principal buscador y asegura ¡°trabajar intensamente para implementar el derecho al olvido en Europa y mantener un equilibrio entre el derecho de las personas a acceder a la informaci¨®n y el derecho a la privacidad¡±, seg¨²n una respuesta remitida por la compa?¨ªa.
Coll insiste en que la reputaci¨®n en internet es un derecho y Google lo ratifica al recordar que una resoluci¨®n del Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea ¡°otorga a las personas f¨ªsicas el derecho a solicitar a los buscadores que retiren determinados resultados de las consultas relacionadas con el nombre de una persona¡±. ¡°A la hora de decidir qu¨¦ resultados se van a retirar¡±, a?ade la compa?¨ªa, ¡°los buscadores deben tener en cuenta si la informaci¨®n en cuesti¨®n es inexacta, inadecuada, irrelevante o excesiva y si existe un inter¨¦s p¨²blico en que dicha informaci¨®n siga apareciendo en los resultados de b¨²squeda¡±.
Desde el 2014, el buscador ha retirado el 48,6% de las URL reclamadas, de acuerdo a las directrices del Grupo de Trabajo del art¨ªculo 29 sobre la implementaci¨®n de la resoluci¨®n del Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea sobre el derecho al olvido, las del Comit¨¦ Europeo de Protecci¨®n de Datos y la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea.
Cualquier usuario puede hacer la petici¨®n a trav¨¦s del formulario de retirada. La p¨¢gina de informaci¨®n sobre c¨®mo se procede una vez recibida la solicitud explica los pasos que se siguen y en la p¨¢gina general se indica qu¨¦ se tiene en cuenta para llevar a cabo la decisi¨®n.
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