?Ping! El complicado equilibrio de la vida interrumpida por notificaciones en el m¨®vil
Recibimos cerca de 60 avisos m¨®viles diarios, que nos interrumpen y distraen. Silenciarlos no es siempre la mejor opci¨®n
?Ping! El tel¨¦fono emite un sonido que hemos aprendido a identificar como una notificaci¨®n. O quiz¨¢ solo vibre o puede incluso que lo ¨²nico que veamos es que se enciende la pantalla. Pero sabemos lo que significa: alguien o algo al otro lado requiere nuestra atenci¨®n.
Dependiendo de la situaci¨®n en la que nos encontremos, tomaremos el dispositivo y veremos qu¨¦ es lo que pasa. Puede que nos limitemos a descartar la notificaci¨®n, que simplemente veamos qu¨¦ es en la pantalla de bloqueo y no hagamos nada o puede que acabemos abriendo la aplicaci¨®n que la env¨ªa. Incluso cuando decidimos ignorar la alerta y ni nos molestamos en mirar el tel¨¦fono, la interrupci¨®n ya est¨¢ hecha. Toca volver a eso que est¨¢bamos haciendo. Por supuesto, culparemos al m¨®vil de nuestros problemas de concentraci¨®n.
Tenemos muy interiorizado que el tel¨¦fono nos llame cuando no le estamos haciendo caso (o cuando s¨ª lo estamos haciendo: un estudio cuyos datos se recogieron en 2016 en Espa?a descubri¨® que entre el 20 y el 35% de las notificaciones llegaban con el tel¨¦fono ya desbloqueado, es decir, probablemente en uso). Ese mismo estudio concluy¨® que los usuarios recib¨ªamos una media de 56 notificaciones diarias, algo menos de lo registrado por los mismos autores en un an¨¢lisis de 2014. Es decir, de media, el smartphone hace ping m¨¢s de dos veces cada hora. Aunque en un principio las notificaciones estaban pensadas como algo ¨²til, para evitar tener que entrar en las diferentes aplicaciones para ver si hab¨ªa algo pendiente, hace ya tiempo que no es as¨ª. Lo poco relevantes que son muchas de ellas explica que un exceso de notificaciones sea una de las razones que pueden llevar a un usuario a desinstalarse una aplicaci¨®n.
¡°Las notificaciones, para las empresas, son una herramienta muy potente porque llegan a la pantalla principal del m¨®vil. Es una comunicaci¨®n muy inmediata que se puede enviar de manera muy segmentada¡±, explica Diana Gavil¨¢n, profesora e investigadora en el ¨¢rea de Marketing Experiencial-Sensorial y Comportamiento del Consumidor en la Universidad Complutense de Madrid. La experta explica que todas las notificaciones buscan lo mismo, que el usuario interact¨²e, pero que hay que tener cuidado para no resultar molestos. ¡°Llega un momento en el que el usuario o recibe valor o lo que dice es ¡®esto no me interesa, me molesta, me interrumpe¡¯¡±, se?ala.
Ese dar valor consiste en aportar alg¨²n tipo de beneficio como un descuento o informaci¨®n ¨²til para el usuario en ese momento preciso, algo que se puede lograr a trav¨¦s de todos los datos que recoge el tel¨¦fono, como la geolocalizaci¨®n. Sin embargo, el equilibrio es delicado. ¡°No est¨¢ del todo resuelto cu¨¢ndo molestas y cu¨¢ndo no. Ni cu¨¢nta informaci¨®n tienes que tener de un usuario para lograrlo. No s¨¦ si prefiero que me molestes e interrumpas a tenerme vigilada¡±, apunta.
La psic¨®loga experta en salud digital y adicciones tecnol¨®gica Gabriela Paoli cree que lo m¨¢s importante no es tanto la interrupci¨®n en s¨ª que provocan las notificaciones, sino el estar permanentemente expuestos y disponibles para que entren esas interrupciones. ¡°Est¨¢ comprobado que para recuperar ese nivel de concentraci¨®n que ten¨ªas previo a la notificaci¨®n y a la interrupci¨®n necesitamos entre cinco y ocho minutos. Con cada interrupci¨®n estamos perdiendo calidad y productividad. Y salud mental, porque depende el mensaje que nos entre, nos puede desestabilizar¡±, apunta.
Adem¨¢s, la experta habla de la empat¨ªa digital, el efecto que puede tener en nuestras relaciones sociales que estemos pendientes de todos los pings que hace el m¨®vil. ¡°Yo creo que es tan simple como no perder nuestra escala de valores, nuestras prioridades. Si toca visitar a pap¨¢ y a mam¨¢, se pone el tel¨¦fono en modo avi¨®n. ?Por qu¨¦? Porque le estoy dando m¨¢xima prioridad a esa cena o a ese cumplea?os o a ese evento¡±, se?ala.
El silencio nos pone nerviosos
Conscientes de este poder disruptivo de las alertas del m¨®vil, cada vez se intenta dar a los usuarios m¨¢s poder sobre ellas: adem¨¢s de tener que dar permiso a las apps para que nos las env¨ªen, podemos escoger distintos sonidos para distintos tipos de notificaciones, hacer que el m¨®vil simplemente vibre o directamente silenciarlas.
Hay bastantes estudios que han intentado arrojar luz sobre c¨®mo gestionamos los usuarios las notificaciones, algunos con resultados bastante sorprendentes. Por ejemplo, es f¨¢cil asumir que si no interactuamos con una de estas alertas es porque no la consideramos importante, pero un experimento realizado en 2019 descubri¨® que entraban en juego muchos m¨¢s factores y que muchos usuarios ignoran o descartan la mayor¨ªa de las notificaciones que reciben, las consideren o no importantes. En cuanto a las razones por las que podemos silenciar el tel¨¦fono, adem¨¢s de para evitar que nos interrumpa, un estudio de 2021 prob¨® otra motivaci¨®n: la preocupaci¨®n por el bienestar de las personas que nos rodean, la empat¨ªa digital de la que hablaba Paoli. Es decir, no queremos molestarnos a nosotros mismos, pero tampoco a quien est¨¢ en nuestro entorno. Adem¨¢s, las notificaciones nos interrumpen aunque no les hagamos caso: seg¨²n otro estudio, este de 2022, que monitoriz¨® los movimientos de las mu?ecas de los participantes mientras realizaban una actividad de intensidad alta, ese movimiento disminu¨ªa al recibir una notificaci¨®n, la atendieran o no.
Uno de los consejos m¨¢s habituales para evitar que las notificaciones desbarajusten nuestra concentraci¨®n es simplemente deshacerse de ellas: si el tel¨¦fono no suena, pensamos, no lo miraremos. Sin embargo, varias investigaciones han concluido que esto no es as¨ª. Una de las m¨¢s citadas es la realizada por Martin Pielot y Luz Rello en 2017, que descubri¨® que estar 24 horas sin notificaciones s¨ª hac¨ªa que los participantes se sintieran m¨¢s productivos y menos distra¨ªdos, pero tambi¨¦n m¨¢s ansiosos y menos conectados con su grupo social. De hecho, casi la mitad de los participantes admiti¨® que el miedo a perderse notificaciones importantes lo llev¨® a comprobar si hab¨ªa algo nuevo en el tel¨¦fono m¨¢s a menudo.
El truco, seg¨²n un estudio de 2019, es agrupar las notificaciones: los participantes que las recib¨ªan todas juntas tres veces al d¨ªa fueron los que pasaron mejor la jornada; el grupo sin notificaciones se sinti¨® m¨¢s ansioso y el que las recib¨ªa cada hora tan estresado y distra¨ªdo como cuando se reciben de forma org¨¢nica.
Aunque todas estas investigaciones muestran algunas tendencias claras, ninguna da una respuesta definitiva a c¨®mo nos afectan las notificaciones y qu¨¦ deber¨ªamos hacer para vivir m¨¢s tranquilos. Esto podr¨ªa deberse, seg¨²n un estudio publicado recientemente en Computers in Human Behavior, a nuestros distintos rasgos psicol¨®gicos. As¨ª, los usuarios con m¨¢s tendencia al FOMO (fear of missing out, o miedo a perderse cosas) o los que muestran mayor necesidad de pertenencia a un grupo miran m¨¢s el tel¨¦fono cuando est¨¢ en silencio.
S. Shyam Sundar, uno de los autores del estudio, explica a EL PA?S que la conclusi¨®n no es que silenciar el tel¨¦fono sea malo. ¡°Los individuos bajos en FOMO probablemente se beneficien de silenciar las notificaciones en sus tel¨¦fonos. Para estas personas, las notificaciones supon¨ªan una distracci¨®n cuando las ten¨ªan activadas, pero silenciarlas har¨¢ que no les moleste algo que en realidad no echar¨¢n de menos¡±, asegura. En cuanto al resto de usuarios, el investigador cree que esa necesidad de mirar el tel¨¦fono cada poco desaparecer¨ªa en situaciones que nos distraigan de pensar en nuestros m¨®viles y contactos sociales. ¡°Es decir, deber¨ªan estar ocupados de otro modo, de forma que no tengan la banda ancha mental para sentarse y preguntarse qu¨¦ se estar¨¢n perdiendo en sus tel¨¦fonos¡±, concluye.
Autoconciencia y autocontrol
Si deshacerse por completo de las notificaciones puede ser contraproducente, pero dejarlas activadas estropear¨¢ nuestra concentraci¨®n, ?cu¨¢l es la soluci¨®n? Sundar considera que hay aplicaciones como Screen Time ¡ªapp de iOS que te dice cu¨¢nto tiempo pasas en el m¨®vil¡ª que podr¨ªan ayudar. ¡°Si esas aplicaciones pueden llevar a los usuarios a profundizar en los tipos de aplicaciones que los molestan o distraen, pueden tomar medidas para desactivarlas. Adem¨¢s, si estas aplicaciones permitieran a los usuarios distinguir entre tipos o fuentes de notificaciones m¨¢s y menos importantes, igual que ya hacen con los distintos sonidos, incluso aquellas personas con m¨¢s FOMO podr¨ªan reducir su dependencia¡±, explica.
Para Gabriela Paoli, esa autoconciencia a trav¨¦s de aplicaciones que te ayudan a reducir la dependencia del tel¨¦fono es tambi¨¦n el primer paso: saber cu¨¢nto tiempo pasamos en el m¨®vil, en qu¨¦ aplicaciones y c¨®mo nos afecta en nuestra vida personal o profesional. A partir de ah¨ª, propone elaborar un plan de acci¨®n y plantearnos c¨®mo queremos que sea nuestro yo digital: ?somos alguien que contesta siempre al momento o nuestro entorno sabe que esa disponibilidad no es total y, por lo tanto, podemos estar menos pendientes de las notificaciones? En algunos casos, a?ade, puede ser tambi¨¦n ¨²til volver al ¡°tel¨¦fono tonto¡± para la vida personal. ¡°Que ese tel¨¦fono solamente lo tengan la familia y los amigos y que sepan que para localizarte te tienen que llamar. Y t¨² tambi¨¦n saber que est¨¢s con esa posibilidad de conectarte con los dem¨¢s a trav¨¦s de una llamada¡±, apunta.
Por ¨²ltimo, lo m¨¢s importante es cambiar la relaci¨®n que tenemos con el tel¨¦fono y sus notificaciones, reeducarnos digitalmente. ¡°Somos conscientes de lo que estamos haciendo mal. Deber¨ªamos parar para reparar, practicar el autocontrol y la autorregulaci¨®n. Es decir, intentar no dejarse vencer por ese impulso inmediato¡±, asegura.
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