¡°Te has puesto lencer¨ªa verde¡±: el mensaje de acoso que gener¨® una alianza contra las aplicaciones que nos esp¨ªan
Asociaciones y empresas tecnol¨®gicas se al¨ªan para evitar la intromisi¨®n ileg¨ªtima en la privacidad a trav¨¦s de programas disponibles que dan acceso a nuestra vida
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¡°Te has puesto lencer¨ªa verde¡±. Este mensaje le lleg¨® a una mujer de 34 a?os de su expareja, de la que se hab¨ªa separado tras una relaci¨®n t¨®xica. La v¨ªctima no pod¨ªa entender c¨®mo el hombre conoc¨ªa ese detalle. Asustada, lo coment¨® a su familia, que no dio cr¨¦dito a sus sospechas, inicialmente, y lo atribuy¨® a una casualidad. Pero los mensajes con informaci¨®n personal que su expareja no deb¨ªa conocer continuaron. Finalmente, descubrieron que el acosador ten¨ªa controlados todos los programas de mensajer¨ªa y todos los dispositivos de la v¨ªctima, hasta las c¨¢maras y micr¨®fonos. ¡°Fue el primer caso que nos lleg¨® hace siete a?os a Stop Violencia de G¨¦nero¡±, recuerda su presidenta, Encarnaci¨®n Iglesias. Desde entonces, en colaboraci¨®n con una veintena de empresas tecnol¨®gicas que conforman una alianza contra el stalkerware, entre las que figuran la Fundaci¨®n Fronteras Electr¨®nicas (EFF, por sus siglas en ingl¨¦s) y Kaspersky, y que cuenta con el apoyo de la Interpol, no han parado de recibir casos. ¡°Es espionaje, no le pongamos nombres raros¡±, advierte Iglesias.
Marc Rivero, investigador de seguridad de Kaspersky, explica que esta pr¨¢ctica se realiza mediante aplicaciones que se instalan en el tel¨¦fono de la v¨ªctima, y otros dispositivos, que permiten al atacante monitorizar datos, como la localizaci¨®n, llamadas y mensajes de la v¨ªctima, im¨¢genes o la activaci¨®n de c¨¢maras y receptores de sonidos.
Rivero se?ala que se suelen instalar sin el conocimiento de la v¨ªctima cuando el dispositivo queda fuera de control unos minutos. ¡°Se pueden comprar o instalar desde las plataformas habituales de aplicaciones, aunque estas ¨²ltimas no tienen la potencia de otras que no son gratuitas¡±, a?ade.
El investigador de Kaspersky se?ala que su uso es il¨ªcito e ileg¨ªtimo si no tiene el consentimiento de las partes y que se suelen encubrir como programas para control parental, de localizaci¨®n de objetos o antirrobo, antivirus y hasta como linternas (¡°?Para qu¨¦ necesita una linterna datos de localizaci¨®n?¡±, advierte). Otras, directamente, llevan la palabra spy en su nombre. Tambi¨¦n se utilizan peque?os dispositivos (como llaveros) para la localizaci¨®n de objetos que se introducen de forma inadvertida entre las pertenencias de la v¨ªctima. Un grupo m¨¢s sofisticado no es ni siquiera visible en la lista de aplicaciones instaladas. Encarnaci¨®n Iglesias a?ade que ¡°existen hasta tutoriales en las plataformas m¨¢s conocidas de video para instalarlas¡±.
¡°Hay que distinguir las aplicaciones esp¨ªa de las que se usan para seguir a una persona con su consentimiento, como las que utilizan algunos j¨®venes, mayoritariamente chichas, para asegurarse la vuelta a casa se ha completado sin problemas¡±, explica Rovira. Iglesias a?ade los programas parentales, ¡°que son totalmente legales¡±, seg¨²n aclara, ¡°porque se supone que se instala para la protecci¨®n de los menores¡±. ¡°La clave es que las personas implicadas han dado abiertamente su consentimiento¡±, precisa el investigador de Kaspersky. ¡°El problema¡±, advierte, ¡°no es la tecnolog¨ªa, sino el mal uso que se haga de ella¡±.
Indicios
La empresa en la que trabaja Rivero, como parte de la coalici¨®n contra la violencia de g¨¦nero, detalla indicios que deber¨ªan hacer sospechar: la bater¨ªa y datos m¨®viles se acaban mucho antes de lo habitual, algunas aplicaciones cuentan con permisos peligrosos no autorizados, como acceso a la geolocalizaci¨®n o accesibilidad (que permite que un programa controle las configuraciones del tel¨¦fono y lea y visualice textos e im¨¢genes de la pantalla) o las personas sospechosas muestran conocimiento de detalles que supuestamente no son p¨²blicos.
Este ¨²ltimo aspecto es uno de los m¨¢s complicados para determinar un caso de espionaje porque, seg¨²n explica Iglesias, ¡°nosotros mismos a trav¨¦s de nuestros terminales estamos lanzando informaci¨®n continua en muchos medios: si est¨¢s bien, mal, alegre, con qui¨¦n¡ No tenemos en cuenta ese tipo de situaciones y luego nos extra?a que los atacantes puedan tener informaci¨®n¡±.
En este sentido, Nishanth Sastry, investigador principal de la Universidad de Surrey, explica: ¡°Una respuesta com¨²n que escucho cuando la gente habla de seguridad en internet es que sus vidas son aburridas y, por lo tanto, no hay nada que pueda ser explotado. Me temo, por mi experiencia, que eso simplemente no es cierto; la mayor¨ªa de nosotros tenemos una gran cantidad de datos personales que, en las manos equivocadas, podr¨ªan ser peligrosos si las circunstancias cambian¡±.
Detecci¨®n
Marc Rivero explica que existen programas de detecci¨®n de aplicaciones esp¨ªa. Kaspersky cuenta con TinyCheck, que conecta el tel¨¦fono, con un c¨®digo QR, a un punto de acceso wifi (el dom¨¦stico, por ejemplo) y se analizan las conexiones realizadas y si tu tel¨¦fono est¨¢ infectado. Hay otras empresas que facilitan programas similares y forman parte de la coalici¨®n contra el espionaje y la violencia de g¨¦nero.
La dificultad es lo que Rivero considera el ¡°juego del gato y el rat¨®n¡±: los programas de acoso y espionaje avanzan al mismo ritmo que las soluciones. ¡°La gran suerte que tenemos¡±, aclara, ¡°es que hay muchos actores metidos en este tema y, por lo tanto, con el apoyo y colaboraci¨®n entre estos organismos, estamos muy al d¨ªa en cuanto a la detecci¨®n de este tipo de software. Estos programas tienen que enviar los datos a alg¨²n sitio, tiene que comunicar la informaci¨®n robada, y es en esa capa de comunicaci¨®n donde vamos a conseguir parte de la detecci¨®n¡±.
La motivaci¨®n para la instalaci¨®n ilegal e ileg¨ªtima de este tipo de programas (el informe anual de Kaspersky The state of stalkerware eleva a m¨¢s de 50.000 las v¨ªctimas anuales en el mundo, con Rusia, Brasil, Estados Unidos e India) es ¡°hacer da?o¡±, seg¨²n Encarnaci¨®n Iglesias. ¡°Los programas esp¨ªas facilitan a la otra persona nuestra vida general: d¨®nde estamos, de qu¨¦ hablamos, con qui¨¦n¡ y lo instalan, generalmente tanto hombres como mujeres, a sus parejas o exparejas para seguir teniendo el control¡±.
Motivaci¨®n y consecuencias
La asociaci¨®n Stop Violencia de G¨¦nero ha detectado usos para conocer de antemano estrategias judiciales en casos de separaci¨®n o para crear estados de ansiedad o generar da?os psicol¨®gicos. ¡°Hasta ahora no son habituales, pero lo est¨¢n siendo cada vez m¨¢s¡±, explica Iglesias. Entre los adolescentes a¨²n no es com¨²n, ya que recurren m¨¢s a controlar a la v¨ªctima mediante el control directo del m¨®vil de la pareja o de aplicaciones como WhatsApp.
Las consecuencias son demoledoras. El caso con el que comenz¨® a estudiar estas pr¨¢cticas la asociaci¨®n que preside Encarnaci¨®n Iglesias acab¨® en condena judicial para ¨¦l y tratamiento psiqui¨¢trico para ella. ¡°Su madre me dijo: Y el da?o psicol¨®gico que ha sufrido mi hija y va a seguir sufriendo, ?qui¨¦n lo va a revertir?, ?cu¨¢ndo va a volver a tener una vida normal?¡±, recuerda.
La participaci¨®n de asociaciones como la de Iglesias es fundamental. No solo porque forman parte de la coalici¨®n contra estas pr¨¢cticas, facilitando la detecci¨®n de los programas, sino porque asesoran a las v¨ªctimas en el proceso y elaboran los informes periciales necesarios, que pueden suponer un coste de 500 euros con la ayuda de la ONG.
En este sentido, la eliminaci¨®n de un programa de espionaje de inmediato no es la soluci¨®n ideal. Puede que la acci¨®n sea advertida por al acosador, circunstancia que puede desencadenar un episodio de violencia. Adem¨¢s, el juez puede necesitar acceder al m¨®vil en las condiciones en las que se ha cometido el delito y es m¨¢s eficaz adquirir un nuevo terminal.
Pocas denuncias
En todos los casos, es imprescindible denunciar, ya que la presidenta de la ONG calcula que los espionajes que llegan a comisar¨ªa no llegan ni a un 20% de los que existen. En esta baja incidencia influye el estado psicol¨®gico de la v¨ªctima (algunas no le dan importancia), la empat¨ªa de las fuerzas de seguridad que atiendan las sospechas y la percepci¨®n social de que la violencia digital no es tan grave.
Pero es necesario romper el c¨ªrculo vicioso, seg¨²n Iglesias: ¡°Si no denunciamos, no hay estad¨ªsticas reales ni vamos a avanzar ni se va a hacer caso a estos problemas ni habr¨¢ m¨¢s condenas. Hay que denunciar siempre¡±.
El otro frente es el legislativo. ¡°La norma va muy por detr¨¢s de internet¡±, concluye Iglesias. El acoso ileg¨ªtimo, hostigamiento o stalking est¨¢ regulado por el art¨ªculo 172 del C¨®digo Penal y prev¨¦ penas de entre tres meses y dos a?os de prisi¨®n. Pero la misma norma exige denuncia previa y establece que el ataque debe ser insistente y reiterado y alterar gravemente el desarrollo de su vida cotidiana. Seg¨²n advierte la presidenta de la ONG, el da?o, especialmente el psicol¨®gico, se puede producir con un solo ataque, con una sola evidencia de haber sido v¨ªctima.
Un estudio de los Centros para el Control y la Prevenci¨®n de Enfermedades de los Estados Unidos encontr¨® que una de cada tres mujeres sufre violencia machista, desde la agresi¨®n f¨ªsica y sexual al acecho, espionaje o agresi¨®n psicol¨®gica. Sin embargo, seg¨²n Amie Zarling, psic¨®loga de la Universidad de Iowa State y autora de un estudio publicado en Journal of Consulting and Clinical Psychology, ¡°esta no se denuncia¡±.
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