El muro digital de los tr¨¢mites administrativos deja a los m¨¢s vulnerables fuera de servicios esenciales
Tras la pandemia, solo una de cada diez personas ha mejorado sus habilidades digitales dentro del grupo con poca formaci¨®n, menos renta y m¨¢s de 65 a?os
Las tecnolog¨ªas son factores de inclusi¨®n y exclusi¨®n. La brecha digital en Espa?a potencia las desigualdades sociales y aleja a los m¨¢s vulnerables de los tr¨¢mites administrativos digitales, por ejemplo. El motivo principal es que, en una sociedad extremamente digitalizada, las personas que no acceden a este sistema quedan cada vez m¨¢s lejos de poder realizar tareas esenciales para su funci¨®n personal y social, seg¨²n muestra un estudio dado a conocer hoy por la Fundaci¨® Ferrer i Guardia. Adem¨¢s, el estudio tambi¨¦n desmiente la percepci¨®n de que la covid-19 ha disminuido esa brecha: solo una cuarta parte de la muestra cree que sus habilidades digitales han mejorado tras la pandemia. Este n¨²mero desciende a uno en cada diez al fijarse en los grupos vulnerables digitalmente, como los que tienen poca formaci¨®n educativa, menor renta y son mayores de 65 a?os.
Sandra G¨®mez, coordinadora de la investigaci¨®n, explica a EL PA?S que no es una cuesti¨®n meramente tecnol¨®gica o de infraestructura, sino que va m¨¢s all¨¢ y se trata de la capacidad y posibilidad de hacer un uso ben¨¦fico de los dispositivos y de la internet. ¡°Hay una serie de cosas que no se pueden ejecutar, y habilidades que no se pueden desarrollar, si la persona no tiene acceso al dispositivo¡±, afirma la investigadora. El informe concluye que solo un 16% de las personas con ingresos inferiores a 1.100 euros tienen un port¨¢til o sobremesa, un n¨²mero que asciende a 56% para los que tienen ingresos superiores al los 3.900 euros. Realizada con 2.500 residentes en Espa?a a partir de 16 a?os, la encuesta se llev¨® a cabo v¨ªa tel¨¦fono a un nivel estatal y muestra que un 91,6% de la poblaci¨®n tiene acceso a la conexi¨®n a internet, sea de manera fija o a trav¨¦s de datos m¨®viles. Aun as¨ª, la brecha de acceso todav¨ªa no est¨¢ superada.
Poseer el dispositivo es esencial, pero el punto clave del estudio est¨¢ en el empleo y aprovechamiento de esos medios, es decir, la capacidad y posibilidad de usar las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n para ejercer diferentes funciones en el d¨ªa a d¨ªa, como informarse, efectuar tr¨¢mites, acceder a servicios, estudiar y trabajar. ¡°Afecta a absolutamente todas las esferas de la vida: las relaciones personales, pedir una cita, hablar con la escuela de los hijos, el tipo de contenido que consume¡±, ejemplifica G¨®mez y a?ade: ¡°Las desigualdades sociales que ya conocemos se reproducen y se retroalimenta en el entorno digital¡±.
Brechas y brechas
Existe la brecha de g¨¦nero y la generacional. Pero los factores que m¨¢s inciden son ¡°los niveles de estudios y econ¨®mico¡±, seg¨²n insisti¨® durante la presentaci¨®n del trabajo el profesor de la Universidad Complutense de Madrid Jos¨¦ Manuel Robles. El 68% de las personas que no han completado los estudios primarios nunca ha usado internet, mientras el grueso de personas que disponen de estudios secundarios y superiores la utilizan a diario.
La formaci¨®n educativa muestra tambi¨¦n la capacidad de realizar tareas administrativas: mientras que el 88% de las personas sin estudios no ha realizado nunca o casi nunca tr¨¢mites como pedir citas y hacer transferencias por s¨ª mismas, alrededor de un 80% de los que tienen estudios secundarios o estudios universitarios s¨ª los realizan espor¨¢dicamente. Es el punto d¨®nde se ha producido un gran abismo digital, debido al r¨¢pido proceso de transformaci¨®n digital de las administraciones p¨²blicas y otros servicios. Por eso, el estudio concluye que la realizaci¨®n de tr¨¢mites digitales ¡°constituye el uso digital en el que se ha percibido una mayor necesidad de mejor¨ªa¡±.
La realizaci¨®n de tr¨¢mites digitales ¡°constituye el uso digital en el que se ha percibido una mayor necesidad de mejor¨ªa¡±
La edad resulta especialmente llamativa al analizar la capacidad de comprobar la veracidad y fiabilidad de la informaci¨®n que encuentra en la red, adem¨¢s de los aspectos relacionados con la formaci¨®n educativa. El perfil de inclusi¨®n digital baja se caracteriza por una mayor presencia de mujeres (63%), con una edad superior a los 65 a?os (59,5%), jubilados/as (61%); con ingresos inferiores a los 1.100€/mes (32%) y con estudios primarios (35%). En este grupo, casi el 90% no dispone de ninguna de las competencias para resolver problemas a trav¨¦s de la internet; solo alrededor de un 20% pueden comprobar la veracidad y fiabilidad de la informaci¨®n que encuentra; menos de un 10% saben decir si las webs que consulta son seguras; y cerca del 90% no ha usado nunca la tecnolog¨ªa para la ofim¨¢tica ni han expresado su opini¨®n en procesos participativos (consultas, peticiones, votaciones, etc.) a trav¨¦s de internet. ¡°El ¨¢mbito digital aumenta las desigualdades, porque aquellos m¨¢s posicionados sacan mejor rendimiento del internet, y los menos posicionados sacan menor¡±, asegura Robles.
Estas dificultades generan sensaci¨®n de rechazo. El 27% del grupo con menores capacidades considera que se ha sentido excluidas con cierta frecuencia, porque no han sabido, querido o podido utilizarlas en alguna ocasi¨®n. Adem¨¢s, un 42% afirma que la mayor dificultad es no tener a alguien alrededor para ayudar en el manejo de las tecnolog¨ªas.
Del otro lado, el perfil de inclusi¨®n digital alta es casi paritaria (53% de hombres); con una edad entre los 30 y los 44 a?os (40%); con ingresos entre los 1.800 y 2.700€ (22,5%) y con estudios superiores (54%). Son los que, adem¨¢s de emplear de los beneficios de la red, son capaces de entender los riesgos que presenta.
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