¡°Que tus amigos digan: vamos a comprar la Constituci¨®n de EE UU. Y que casi lo logremos, es incre¨ªble¡±

En la sala de Sotheby¡¯s de Nueva York hab¨ªa este jueves una subasta especial. El objeto deseo era una de las 13 ¨²nicas copias originales de la Constituci¨®n de Estados Unidos. La puja empez¨® por encima de los 10 millones de d¨®lares y su valor estimado se situaba entre 15 y 20. Pero en seguida uno de los aspirantes por tel¨¦fono cant¨®: ¡°30 millones¡±. Y ya solo quedaron dos.

Uno era entonces desconocido. Pero era el otro quien hac¨ªa de la subasta algo especial: detr¨¢s del tel¨¦fono hab¨ªa alguien representando a m¨¢s de 17.000 personas de todo el mundo que se hab¨ªan organizado en menos de una semana en una comunidad llamada ConstitutionDAO (DAO es las siglas en ingl¨¦s de ¡°organizaci¨®n descentralizada aut¨®noma¡±) y que hab¨ªan reunido 45 millones de d¨®lares con la criptomoneda Ethereum. Era el mayor proyecto de micromecenazgo de la historia y pretende ser un ejemplo de un posible futuro de la red, la web3.

Los dos empleados de Sotheby¡¯s que cantaban las ofertas en la sala se llamaban Brooke y David. El encargado del martillo les iba animando a que subieran la oferta. Mientras, internet era una locura. ¡°?Qui¨¦n es el nuestro? ?Con qui¨¦n vamos?¡±, se preguntaban miles de personas en el chat de Youtube y en Twitter. Al final Brooke hizo la ¨²ltima oferta y se llev¨® la Constituci¨®n por 43 millones. Los nervios duraron 15 minutos m¨¢s, hasta que ConstitutionDAO anunci¨® que ellos iban con David. Hab¨ªan perdido.

La aventura hab¨ªa empezado con memes una semana antes. ¡°Nos apareci¨® en Twitter un art¨ªculo de Reuters de septiembre donde dec¨ªan que se iba a subastar la Constituci¨®n de Estados Unidos en siete d¨ªas¡±, dice Miguel Piedrafita, un espa?ol de 19 a?os que form¨® parte desde el inicio del grupo de unas treinta personas que constituy¨® el germen de ConstitutionDAO. ¡°En un par de chats de grupo de Twitter donde estoy empezamos a hacer memes y a decir ?qu¨¦ pasa si lo hacemos? Empez¨® con bromas, luego gente que lo tuitea, que no sab¨ªas si te segu¨ªan el rollo. Al final dijimos: vamos a hacer un zoom¡±. All¨ª se form¨® un grupo reducido de unos 15. Y ya no pararon. Piedrafita era, seg¨²n cree, el ¨²nico no estadounidense del grupo.

Los memes no son aqu¨ª algo secundario, sino central. ?Por qu¨¦ interes¨® a un espa?ol como Piedrafita un proyecto que consist¨ªa en comprar un documento fundacional, aunque emblem¨¢tico, de otro pa¨ªs? ¡°Aparte de que es incre¨ªblemente gracioso, que tu grupo de amigos diga vamos a comprar la Constituci¨®n y vamos y lo hacemos, me parece incre¨ªble¡±, dice. La mayor¨ªa de memes era de Nicolas Cage, que en una de sus pel¨ªculas roba un ejemplar de la Declaraci¨®n de la Independencia.

Si todo suena raro, a¨²n hay m¨¢s. Piedrafita apenas conoce a casi nadie en persona del grupo. ¡°Estamos en 2021, post pandemia, ya no importa que no conozca personalmente a mi grupo de amigos¡±, dice. Vive un poco ya en el metaverso.

Piedrafita, de 19 a?os, nacido en Asturias, se define a s¨ª mismo como ¡°maker¡±: ¡°Hago cosas. Es lo que hice durante a?os y ahora me met¨ª cripto [aficionado a las criptomonedas]. Sigo siendo alguien que cada semana o cada fin de semana empieza proyectos nuevos, llevar¨¦ m¨¢s de 200¡å, dice. Lo que sabe de programaci¨®n, lo ha aprendido solo. Ahora adem¨¢s trabaja en Showtime, una red social de NFT, donde es ingeniero fundador.

Adem¨¢s de estar entusiasmados para ¡°memeficar esto en realidad¡±, que significa lo que parece, ¡°convertir un meme en realidad¡±, la compra de la Constituci¨®n pretend¨ªa ser una buena operaci¨®n de marketing para el movimiento. ¡°Desde que entr¨¦ en cripto me parece que esta tecnolog¨ªa es el futuro y as¨ª demostramos que esto vale para algo m¨¢s que para vender fotos de leones por millones o del precio de bitcoin¡±, dice Piedrafita. ¡±Para m¨ª es importante mostrar a la gente que esta tecnolog¨ªa que llevamos tiempo desarrollando tiene un uso, permite hacer cosas que no eran posibles antes, podamos recolectar dinero de toda esta gente y no podamos largarnos con ¨¦l, que cualquiera puede participar desde cualquier pa¨ªs, incluso un adolescente sin cuenta bancaria¡±, a?ade.

Este viernes por la tarde se supo que el comprador de la Constituci¨®n fue Ken Griffin, multimillonario presidente ejecutivo del fondo de inversi¨®n Citadel. Griffin es c¨¦lebre por su suspicacia con las criptomonedas. Es tambi¨¦n un coleccionista notable, pero no ser¨ªa impensable que su intenci¨®n hubiera sido diluir un logro extraordinario del movimiento cripto. Igual que pretend¨ªa ConstitutionDAO, Griffin tambi¨¦n donar¨¢ el documento a un museo, en su caso en Arkansas.

Esta tecnolog¨ªa del futuro es web3, la presunta tercera evoluci¨®n de la web desde su nacimiento: primero, protocolos abiertos; segundo, grandes corporaciones y, ahora tercero, esta comunidad de comunidades descentralizadas, organizada por sus usuarios mediante fichas (tokens). ConstitutionDAO ser¨ªa un ejemplo m¨¢s notorio de lo que podr¨ªa ser: gente voluntariamente organizada alrededor de un objetivo que se gestionan a s¨ª mismos tras pagar una cuota de entrada. ¡°No s¨¦ si acabar¨¢ eclipsando a la web, pero s¨ª que me parece que este movimiento por recuperar los ideales originales de la web, ser due?o de tus datos, respeto por la privacidad si es posible, son cosas que estaban ah¨ª al principio¡±, dice Piedrafita.

Ese objetivo final sigue siendo un para¨ªso lejano, desconocido y quiz¨¢ irrealizable. No faltan detractores que se r¨ªen de los ¡°ni?os cripto¡± o de todas las dudas que genera o problemas que plantea. Pero muchos de sus usuarios, como Piedrafita, ya intentan vivir en esos lugares. Aunque sus herramientas de comunicaci¨®n sigan siendo los mensajes directos de Twitter y Discord, un aplicaci¨®n de chats para comunidades que se ven¨ªa usando sobre todo para videojuegos.

¡°Una cosa que me ha sorprendido y que es parte del motivo por el que esto se ha hecho tan grande es que cada uno tiene su raz¨®n para comprar la Constituci¨®n. Hemos tenido un mont¨®n de inmigrantes de primera y segunda generaci¨®n que ponen comentarios como ¡¯por fin siento que pertenezco a este pa¨ªs¡¯, hay gente que lo hace por los memes, hay gente para la que es la primera vez que colabora con algo cripto o web3. Cada cual tiene sus razones, son compatibles¡±, dice Piedrafita.

Algo de hecho est¨¢ cambiando. La normalizaci¨®n creciente de las criptomonedas, la llegada de las NFT y ahora esta explosi¨®n de una DAO bien gestionada en unos d¨ªas dan una medida de su popularizaci¨®n. ¡°En 2017 no podr¨ªamos haber hecho esto. La experiencia de usuario era una basura. Desde entonces hemos estado mejorando y es mucho m¨¢s accesible¡±, dice.

Pero eso no impide los problemas. Estas comunidades deben organizarse para tomar decisiones. Las formas de gobierno para grupos de 10.000 personas est¨¢n poco elaboradas. Por ejemplo, el peso de cada voto. Hay dos posturas radicales: una persona, un voto, o un d¨®lar, un voto. Piedrafita sugiere una que reduce el peso del dinero de un contribuyente cuanto m¨¢s pone, con el objetivo de que impedir que tenga poder de veto sobre toda la comunidad.

Aunque esta vez alguien ha pujado m¨¢s, ConstitutionDAO es tambi¨¦n un ejemplo del dinero que ya hay en el mundo de las criptomonedas a la espera de destino. Este viernes ya hab¨ªa propuestas en Twitter para que los miembros votaran sobre el futuro de la comunidad. Alguien propon¨ªa por ejemplo convertirse en un ¡°comit¨¦ de acci¨®n pol¨ªtica¡±(PAC) para dar dinero a candidatos en EEUU. Hay otras DAO que pretenden comprar equipos de la NBA u organizan videojuegos. El acceso es con la compra de tokens, pero tambi¨¦n hay DAO que se dedican a hacer cosas, con lo que colaborar con tiempo es suficiente para acceder.

Uno de los papeles de Piedrafita en ConstitutionDAO era ser uno de los 13 miembros del grupo cuyo voto era necesario para mover los fondos obtenidos. En condiciones normales es la comunidad entera la que vota el destino de los fondos, pero esta vez por implicaciones legales debieron acelerar el proceso con un subgrupo que contribuyera tambi¨¦n a evitar una posible fuga del dinero. ¡±Tendr¨ªamos que colaborar todos para llevarnos el dinero. No tiene sentido. Pasar¨ªamos el resto de nuestra vida huyendo. Es una buena garant¨ªa, supongo¡±, dice.

La mediana de contribuciones fue de alrededor de 200 euros, aunque hubo algunos participantes que dieron m¨¢s de un mill¨®n. La gente que hac¨ªa por primera una transacci¨®n con su cartera de Ethereum fue aproximadamente de algo menos de un 20% del total, aunque hab¨ªa un n¨²mero m¨¢s sustancial de mecenas con menos de 40 operaciones con su cartera, lo que se considera de usuario medio, no experto.

Aunque el papel de los memes y la coordinaci¨®n en internet pueden hacer pensar en la operaci¨®n burs¨¢til contra Gamestop de febrero [cuando un enjambre de peque?os inversores coordinados puso contra las cuerdas a la ¨¦lite de Wall Street], Piedrafita no ve coincidencias: ¡°Es bastante distinto: La narrativa aqu¨ª ha sido principalmente ¡¯vamos a conseguir esto juntos y demostrarle al mundo que podemos¡±, no ha habido nada de ¡®odio¡¯ al sistema, ni expectaciones de riqueza¡±, explica.

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