La gu¨ªa definitiva para escribir r¨¢pido con el m¨®vil
Teclados, consejos y trucos para no desesperarse a la hora de enviar un mensaje
No hace tanto tiempo, Blackberry gobernaba el mundo de la telefon¨ªa empresarial. Su secreto consist¨ªa en incorporar un teclado f¨ªsico al tel¨¦fono m¨®vil, una adaptaci¨®n l¨®gica del ordenador personal a un formato m¨¢s peque?o. No hab¨ªa curva de aprendizaje m¨¢s all¨¢ de acostumbrarse a un menor tama?o, y aquella soluci¨®n parec¨ªa invencible. Todo iba bien hasta que un d¨ªa (en concreto, el 9 de enero de 2007) Steve Jobs plante¨® algo cargado de l¨®gica, pero que nadie se hab¨ªa preguntado: ?Por qu¨¦ sacrificar la mitad de la pantalla para un teclado que se utilizaba ocasionalmente?
Esa reflexi¨®n supuso el paradigma de la telefon¨ªa m¨®vil actual y, por ende, el final del teclado f¨ªsico. Blackberry estaba herida de muerte y tard¨® a?os en saberlo. El nuevo m¨®vil, el iPhone, acab¨® con los teclados f¨ªsicos con algo inimaginable en aquellos tiempos: golpear la pantalla del m¨®vil para atinar en unas teclas ah¨ª representadas. Nos situamos en 2022 y contemplamos con naturalidad a nuestros mayores ejecutar este procedimiento, pero, ?sabemos c¨®mo teclear con rapidez en la peque?a pantalla de un tel¨¦fono m¨®vil?
Aprendizaje autom¨¢tico al servicio del usuario
El tel¨¦fono m¨®vil no deja de ser un sofisticado computador con una serie de sensores, entre ellos, la pantalla t¨¢ctil. Por hacer un resumen casi absurdo, los sensores en pantalla recogen las pulsaciones en distintos puntos de la misma y los convierten en caracteres (y palabras). Pero esta simpleza esconde otra realidad: un algoritmo convierte estas pulsaciones, por aproximaci¨®n, en los caracteres y palabras que con toda probabilidad deseamos escribir.
Esto es, el sistema ¡°adivina¡±, por una simple cuesti¨®n de probabilidades y aprendizaje autom¨¢tico, qu¨¦ tecla y, en consecuencia, qu¨¦ palabras vienen detr¨¢s de una pulsaci¨®n en concreto. Eleve esta informaci¨®n a un conocimiento exhaustivo del comportamiento de cada usuario para comprender por qu¨¦ somos capaces de escribir tan r¨¢pido en un teclado tan peque?o.
Algoritmo, ¡®ma non troppo¡¯
As¨ª las cosas, no sorprende descubrir que las consecuencias de un dilatado estudio llevado a cabo entre 37.000 participantes y efectuado por la universidad de Cambridge d¨¦ como consecuencia un resultado que va a sorprender a muchos: la forma de escribir m¨¢s r¨¢pidamente en un m¨®vil consiste en emplear los dos pulgares y, atentos a esto, confiar ciegamente en el autocorrector. Esto es, tocar las teclas por aproximaci¨®n y no mirar el resultado en la pantalla hasta que se decida enviar.
Ahora vienen los matices. La conclusi¨®n de este estudio confirma algo que ya se sospechaba: las m¨¢quinas son m¨¢s precisas que el humano en muchos aspectos. A la postre, es m¨¢s eficiente confiar ciegamente en el algoritmo y aporrear ¡°a bulto¡± la pantalla que escribir una palabra editando el posible error y verla bien redactada en la misma. Escribiendo un mensaje, los segundos son una eternidad y aqu¨ª de lo que se trata es de ser r¨¢pido; en este sentido, los estudios son concluyentes: se pierde un tiempo valioso en comprobar (y aceptar) las predicciones.
Como sabe, los teclados modernos emplean el algoritmo antes mencionado no solo para deducir la tecla que, con toda probabilidad, el usuario desea pulsar, sino tambi¨¦n para adivinar qu¨¦ palabra desea redactar y cu¨¢l podr¨ªa venir despu¨¦s. As¨ª, si alguien escribe ¡°antes¡±, el sistema no dudar¨¢ en ofrecer un ¡°de¡± y posteriormente un ¡°que¡±, pero que nadie se enga?e: los estudios demuestran que es mejor ignorar estos cantos de sirena.
Adem¨¢s del citado estudio llevado a cabo por la prestigiosa universidad brit¨¢nica, otro elaborado por el no menos prestigioso MIT (Massachussets Institute of Technology) llega a la misma conclusi¨®n: mejor no hacer caso de las sugerencias en la parte superior del teclado por los motivos que antes hemos explicado. Volvemos al punto de partida inicial: dos pulgares y avanzar sin mirar atr¨¢s.
?C¨®mo se escribe r¨¢pidamente, entonces, en un m¨®vil?
Hemos querido consultar libros Guiness de los r¨¦cords para conocer la velocidad en escritura y hemos dado con una aplicaci¨®n que se ha llevado, durante varias ediciones consecutivas, el galard¨®n: Fleksy. ¡°Tenemos el r¨¦cord mundial en velocidad en escritura desde 2015 y todav¨ªa nadie nos lo ha arrebatado¡±, explica a EL PA?S Olivier Plante, fundador de la compa?¨ªa. ¡°Superamos la media de palabras por segundo a las que se escriben en un ordenador, aunque, eso s¨ª, tienes que ser h¨¢bil con los dos pulgares¡±.
?Qu¨¦ tiene esta aplicaci¨®n en concreto para lograr velocidades tan r¨¢pidas de escritura? Plante lo tiene claro: ¡°es gracias al algoritmo que construimos¡±; pero hay m¨¢s. Esta aplicaci¨®n se basa en gestos: deslizar hacia atr¨¢s dos veces borra la palabra anterior, y dos hacia delante introduce un espacio. Lo hemos probado y, si bien requiere un aprendizaje en lo relativo a los h¨¢bitos, funciona si alguien realmente se lo propone.
Gestos y ?sorpresa!: el empleo de la voz
Habl¨¢bamos de matices: la regla de los dos pulgares es siempre v¨¢lida, pero no siempre la mejor opci¨®n, puesto que cada usuario es diferente. Javier Lacort, redactor de Xataka y podcaster, sugiere una alternativa m¨¢s viable y cercana para el com¨²n de los usuarios: el uso de gestos. ¡°Recomiendo acostumbrarnos a utilizar los trazos. La mayor¨ªa de los m¨®viles ya lo tienen incluido. Escribir conectando letras sin levantar el dedo de la pantalla es bastante r¨¢pido y, cuando te acostumbras a ello, ganas en velocidad¡±.
Lacort se refiere al conocido como swipe o deslizar el dedo encadenando una palabra con otra: para escribir ¡°casa¡±, el dedo debe viajar por la c, la a, la s y la a sin perder en ning¨²n momento el contacto con la pantalla. Si se mantiene la templanza en pleno fragor en una conversaci¨®n por WhatsApp, la velocidad neta en escritura es muy r¨¢pida, posiblemente m¨¢s r¨¢pida que usando los dos pulgares.
Los mejores exponentes en teclado predictivo basado en gestos son SwiftKey, adquirido por Microsoft, y GBoard, propiedad de Google; ambos disponibles tanto en Android como en iOS. Aunque en realidad, los gestos est¨¢n presentes en la mayor¨ªa de los teclados nativos, basta con probar a deslizar el dedo de un car¨¢cter a otro para salir de dudas.
Pulgares, gestos, algoritmos¡ ?Esto es todo? No, hay un conejo en la chistera: el empleo de la voz. ¡°El dictado¡±, explica Lacort en referencia a los asistentes por voz, ¡°bien utilizado ahorra much¨ªsimo tiempo de escritura, sobre todo, si nos acostumbramos a dictar para algo que ser¨¢ le¨ªdo, no escuchado¡±. Este experto se refiere a pulsar el peque?o bot¨®n del micr¨®fono que se encuentra en los teclados virtuales y que da acceso a Siri o al asistente de Google.
B¨¢sicamente, consiste en dictar la frase al m¨®vil (al teclado, en este caso) y ver una frase escrita en cuesti¨®n de segundos. No hay nada m¨¢s r¨¢pido que esto, pero hay que preparar el terreno: mientras se teclea, el cerebro va pensando en la siguiente palabra y hay un peque?o margen; cuando se dicta, la frase va seguida y, si hay pausas, el sistema se para. En definitiva, hay que pensar primero lo que se quiere escribir, y posteriormente proceder al dictado.
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