Carmen de Mairena: lecciones de dignidad desde el lumpen
La artista, conocida por ¡®Cr¨®nicas Marcianas¡¯, ha fallecido este domingo a los 87 a?os
?Cu¨¢ntas vidas interpret¨® Carmen de Mairena (que naci¨® como Miguel Brau Gou en Barcelona en 1933 y acaba de fallecer a los 87 a?os)? Al principio fue un ni?o que creci¨® en una huerta de Gr¨¤cia, rodeado de conejos, cabras y gallinas, y quer¨ªa ser polic¨ªa o sacerdote. Despu¨¦s, un joven que empez¨® a cantar en locales de Tarragona durante los descansos de la mili y altern¨® el ¨¦xito en el Copacabana o el Ciro¡¯s con frecuentes detenciones por ser gay. Muerto Franco, lleg¨® el transformista que imitaba a Sara Montiel y a Marujita D¨ªaz y acab¨® inyect¨¢ndose silicona, del modo marginal y peligroso en que se hac¨ªa entonces, para convertirse en Carmen. Lo hizo por conquistar a un hombre. ?l la dej¨® un a?o despu¨¦s, pero Carmen se qued¨® para siempre. Con el rechazo de los escenarios debido a su nuevo aspecto, no le qued¨® otra que prostituirse. El lumpen hab¨ªa ganado una estrella, pero la televisi¨®n tardar¨ªa unos a?os en descubrirla.
A finales de los noventa, Cr¨®nicas Marcianas ide¨® algo tan controvertido como prof¨¦tico: convertir en ¨ªdolos a personajes en las postrimer¨ªas de lo turbio. Tanto el simpar Poz¨ª (Manuel Reyes, fallecido en 2012) como Carmen de Mairena se convirtieron en el ep¨ªtome del payaso triste de late night. Arrancaban las carcajadas del p¨²blico, pero estaban llenos de dolor. Carmen, que pas¨® de protagonizar v¨ªdeos ocasionales a ser estrella invitada en el plat¨®, bailaba, ense?aba sus pechos operados, perd¨ªa su peluca en un parque acu¨¢tico ¡ªcon la imagen cruelmente repetida a c¨¢mara lenta¡ª y soltaba m¨¢s tacos que un marinero, pero todo parec¨ªa parte de una coreograf¨ªa dise?ada para moverse con seguridad en el desenga?o. Y funcion¨®: Carmen se convirti¨® en una estrella, encaden¨® bolos, dej¨® una ristra de frases c¨¦lebres ¡ªninguna de ellas apta para todos los p¨²blicos¡ª e hizo un par de pel¨ªculas porno. Fue el per¨ªodo m¨¢s feliz de su vida.
¡°Cuando estoy siendo m¨¢s feliz y libre es ahora, de mayor¡±, explic¨® en Yo soy as¨ª (Sonia Herman Dolz 2000), documental sobre los ¨²ltimos d¨ªas de la Bodega Bohemia de Barcelona, curiosamente nunca estrenado en Espa?a. Fue una de las pocas ocasiones en las que el p¨²blico pudo ver a Carmen fuera del registro de freak y conocer su faceta de superviviente (que no de activista, porque en su juventud la transexualidad no era ni una palabra, mucho menos una causa). ¡°Yo soy Miguel¡±, afirmaba a menudo, alejada de conceptos tan ex¨®ticos para su existencia como g¨¦nero o identidad. ¡°Bailas, cantas, comes, duermes, vives, vistes, pero en el fondo solo hay amargura¡±. El p¨²blico ya conoc¨ªa a Cristina Ortiz, La Veneno (fallecida en 2016), que hab¨ªa conquistado a Espa?a con su energ¨ªa, sarcasmo y una incansable verborrea. Carmen era su reverso amargo, derrotado y silencioso. De hecho, cuando La Veneno sali¨® de prisi¨®n a mediados de la d¨¦cada de los 2000, empez¨® a parecerse mucho m¨¢s a Mairena.
Una escena ordinaria, a la par que bell¨ªsima y significativa, tuvo lugar muchos a?os despu¨¦s, ya en la d¨¦cada de los 2010, cuando reunieron a las dos en el plat¨® de S¨¢lvame Deluxe. Era habitual que Carmen ense?ase los pechos entre las risas del p¨²blico y el horror de los colaboradores, que escapaban de ella con cara de asco. Era, casi, su sello personal desde los inicios en Cr¨®nicas Marcianas. Pero cuando lo hizo ante La Veneno aquella noche, esta ni escap¨® ni hizo una sola mueca: se agach¨® para acariciarle el pecho y despu¨¦s besarlo. Lo que para unos result¨® repugnante y para otros excitante, fue entre estas dos mujeres una especie de ritual codificado: el p¨²blico crey¨® estar viendo una escena porno, pero se trat¨® de una ceremonia casi m¨ªstica.
La Veneno, hoy de actualidad por el inminente estreno de su serie biogr¨¢fica, acab¨® convirti¨¦ndose en un involuntario s¨ªmbolo de la causa trans en Espa?a, pero curiosamente no ocurri¨® eso mismo con Carmen, que recibi¨® m¨¢s golpes en tiempos much¨ªsimo m¨¢s oscuros. Del lumpen vino y al lumpen regres¨®. Sus ¨²ltimos a?os, ya alejada de los medios de comunicaci¨®n, los pas¨® en un geri¨¢trico. En 2016 todos los objetos y fotograf¨ªas que decoraban su humilde apartamento en el Raval aparecieron tirados en la basura. Marcos con fotograf¨ªas de Miguel de Mairena y Carmen de Mairena, los dos personajes con los que se subi¨® a los escenarios en d¨¦cadas diferentes, rotos sobre el asfalto. La estampa reflejaba de forma cruda su recorrido vital y fue recibida con amargura por todos los que la hab¨ªan seguido. Pero Carmen pertenec¨ªa a otra estirpe, una que ya estaba acostumbrada a la amargura y para la que solo seguir viva era algo que celebrar. Que una figura tan transgresora e inc¨®moda como ella haya durado 87 a?os y haya fallecido de causas naturales es algo que hoy debemos celebrar el resto.
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