Celeste Ng: ¡°Seguir las reglas no va a salvarnos¡±
La autora de ¡®Peque?os fuegos por todas partes¡¯, novela que ha dado pie a la nueva serie de Resee Witherspoon, descompone la Am¨¦rica de los suburbios
Crecer en la id¨ªlica Shaker Heights, una peque?a localidad del condado de Cuyahoga, en Ohio, hizo de Celeste Ng (Pittsburgh, 39 a?os) una idealista. La escritora recuerda que ya de peque?a, cuando jugaba con sus mu?ecas, las imaginaba provenientes de familias distintas que se hab¨ªan visto obligadas a limar sus asperezas para convivir en la casa de mu?ecas que hered¨® de su hermana. ¡°Como todos eran distintas, yo imaginaba que eran adoptadas. No se ca¨ªan del todo bien, pero ten¨ªan que ser muy educadas las unas con las otras porque as¨ª todo ir¨ªa mejor¡±, dice la escritora, que, sin querer, estaba imitando lo que ve¨ªa a su alrededor. Y lo que ve¨ªa a su alrededor es lo que explora Peque?os fuegos por todas partes (Alba), la novela en la que se basa la miniserie, disponible en Amazon Prime Video, que protagonizan Reese Witherspoon y Kerry Washington, en el papel de las opuestas Elena y Mia. Es decir, dos mujeres de dos vidas (y razas) distintas en un pretendido orden establecido en un suburbio americano militantemente correcto y condenado a estallar en cualquier momento porque ?acaso seguir las reglas te mantiene a salvo?
¡°Eso es lo que cree Elena, y ojal¨¢ fuese cierto, pero seguir las reglas no va a salvarnos¡±, dice la escritora. Est¨¢ tom¨¢ndose un caf¨¦ en una habitaci¨®n de paredes verdes en su casa de Cambridge, Massachusetts. Lleva dos meses encerrada all¨ª con su marido y su hijo. Lo que peor lleva son las videollamadas del colegio. ¡°Elena encarna la idea misma del Shaker Heights que recuerdo. Su vida es tal y como la plane¨® de ni?a. Nada ha salido mal porque ha seguido las reglas. Cree estar port¨¢ndose bien en todo momento y no se da cuenta del da?o que hace. Tiene buenas intenciones, pero hay cosas que no ve. Mia es, en ese sentido, su opuesto. Mia ha nacido para romper las reglas. Que sea artista tiene mucho que ver con eso. Representa el caos. Lo ¨²nico capaz de mostrarte aquello que no quieres ver¡±, relata. Como le dice la propia Mia a Elena cuando ¨¦sta le pide que fotograf¨ªe a la familia: ¡°Lo malo de los retratos es que tienes que mostrar a la gente como quiere ser vista; yo prefiero mostrarla como yo la veo¡±.
Ng nunca se sinti¨® a gusto en esa idea de suburbio rico excepcionalmente respetuoso ¨Cdesde los a?os 50, la localidad ha hecho un esfuerzo por integrar a familias de todas partes, con una especial intenci¨®n de demostrar que las razas blanca y negra pueden convivir sin problemas, y que puede haber mansiones junto a casitas de clase media¨C. ¡°Es algo que admiro de los noventa, que un tema como el de la raza estuviese tan presente en la discusi¨®n p¨²blica, y que en sitios como Shaker Heights se hiciesen semejantes esfuerzos, pero yo, como china norteamericana, me sent¨ªa fuera de lugar igualmente. Tampoco ten¨ªamos una mansi¨®n, ni cuatro coches. Si empec¨¦ a escribir la novela fue para tratar de explicarme qu¨¦ hab¨ªa sido exactamente aquello que hab¨ªa vivido. Porque parec¨ªa una especie de sue?o extra?o¡±, cuenta. ¡°Todos los problemas que tiene Estados Unidos hoy estaban ah¨ª igualmente, pero yo estaba en aquella burbuja y, a la vez, en la burbuja de la adolescencia, y no me enteraba de nada¡±, a?ade.
Cree que si la historia ¨Cque arranca con el incendio de la casa de los Richardson, un incendio hecho de peque?os incendios, de ah¨ª el t¨ªtulo, e indaga en el pasado cercano de la comunidad en busca del culpable¨C tiene paralelismos con el mundo de hoy es precisamente por eso, porque ¡°los problemas son siempre los mismos ¨Cla imposici¨®n del que ejerce el poder, la lucha de clases, el racismo¨C, ni siquiera cambian de forma, solo se adaptan a su momento¡±. Cuando la novela se public¨® en 2016, la cr¨ªtica quiso verla como una reacci¨®n a la elecci¨®n de Donald Trump, ¡°?y no pod¨ªa serlo, hab¨ªa pasado seis a?os escribi¨¦ndola!¡±. Lo mismo ocurrir¨¢ con la adaptaci¨®n televisiva, cree. Al respecto, ?hasta qu¨¦ punto se ha involucrado? ¡°Oh, me han pedido consejo en todo. He ido leyendo los guiones, visit¨¦ un d¨ªa el set, me han preguntado sobre los personajes, la ciudad. He sido una consultora, pero no he escrito nada. Quer¨ªa que fuese algo distinto¡±, dice.
?Algo distinto? ¡°Quer¨ªa ver qu¨¦ hac¨ªa otro creador con mi novela, y el resultado me gusta. ?He llegado a no saber qu¨¦ pod¨ªa pasar en el siguiente cap¨ªtulo!¡±, contesta. La elecci¨®n de las actrices no pod¨ªa ser mejor, dice. Especialmente en el caso de Whiterspoon. ¡°Recuerdo estar viendo Big Little Lies con mi marido en 2017 y decirle que el personaje de Reese ten¨ªa muchas cosas en com¨²n con Elena. '?Te imaginas que acaba ley¨¦ndose mi novela y quiere adaptarla?', le dije. Nos miramos y nos re¨ªmos. Pero seis meses despu¨¦s recib¨ª una llamada de una de sus agentes diciendo que Reese iba a comprar los derechos. No pod¨ªa cre¨¦rmelo¡±, cuenta.
Fan de Arundhati Roy ¨C¡°releo El dios de las peque?as cosas una vez al a?o¡±, dice¨C y su manera de abordar la familia, admite que escribe para verse, en otro tiempo, desde fuera. ¡°Supongo que es una de mis obsesiones. C¨®mo te ven los dem¨¢s, o c¨®mo te vieron, y qu¨¦ eras en realidad¡±, dice, y est¨¢ hablando tambi¨¦n de Elena y Mia, de lo que la verdad esconde.
Madres e hijas, la relaci¨®n explosiva
Cuanto m¨¢s complicada es una relaci¨®n, dice Celeste Ng, m¨¢s interesa a un novelista. De ah¨ª que uno de los ejes Peque?os fuegos por todas partes sea la relaci¨®n madre e hija. ¡°La sensaci¨®n es la de que nadie va a entenderte mejor que tu madre y nunca es as¨ª, porque no puede verte con claridad. Est¨¢ demasiado cerca¡±, dice la escritora. Mia, de hecho, est¨¢ tan cerca de su hija Pearl ¨Ccon la que viaja, sola, por todo el pa¨ªs¨C ¡°que olvida que es una persona distinta¡±. Por eso Pearl se enamora del trato y espacio que le da Elena, un tipo de madre opuesto, que sin embargo, encaja a la perfecci¨®n con la hija peque?a de los Richardson, la rebelde Izzy. ¡°Elena e Izzy son tan distintas que son incapaces de entenderse, no quieren tener que hacerlo, en realidad¡±, dice Ng. ¡°Me gusta pensar que puedes encontrar a la madre que necesitas en otro lugar¡±, a?ade. Pero, claro, hacerlo provocar¨ªa un peque?o terremoto. ¡°S¨ª, una y otra se sienten traicionadas por sus hijas, y eso motiva tanto la investigaci¨®n de Elena como los actos de Mia, que van envenenando la situaci¨®n¡±, dice. Insiste en lo dif¨ªcil que es ver algo cuando lo tienes delante. ¡°Ocurre a menudo. Puedes juzgar mejor los problemas de matrimonio de tus amigos que los tuyos propios. De la misma forma, es imposible que Mia y Elena sepan con exactitud qu¨¦ est¨¢n haciendo mal. Necesitan distancia, pero no pueden tenerla¡±, a?ade.
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