Miles

Siete veces en los a?os ochenta tuve el privilegio de ver y escuchar en los escenarios a un tipo que cuando fue invitado a una recepci¨®n en la Casa Blanca y una millonaria dama tuvo la osad¨ªa de preguntarle por la raz¨®n de que estuviera all¨ª, le contest¨®: ¡°Yo he cambiado tres veces la m¨²sica de este siglo. ?Y usted qu¨¦ mierda ha hecho en su vida aparte de ser rica?¡±. Ese se?or iracundo, resentido, arrogante, desde?oso, maltratador de alguna de sus mujeres, drogota volc¨¢nico y paranoico, era capaz de crear belleza may¨²scula mediante el sonido de su trompeta, de extraer lo mejor de la gente que form¨® sus grupos, de donar m¨²ltiples sensaciones a los receptores de su m¨²sica, de revolucionarla continuamente otorg¨¢ndole su sello. Al igual que Picasso, podr¨ªa afirmar algo tan autosuficiente y real como: ¡°Yo no busco. Encuentro¡±. Se llamaba Miles Davis.

Uno de los atractivos de Netflix (y no son excesivos) lo encarnan sus excelentes documentales sobre gente que hizo m¨²sica imperecedera. Miles Davis. Birth of the cool, recrea en dos horas la vida y la obra de alguien que expres¨® el sonido de la soledad, el amor, la sensualidad, el romanticismo, la melancol¨ªa, el luto, el miedo, el caos. Una voz en off que imita con fidelidad el tono roto y ¨¢spero de Davis nos va contando su vida. Tambi¨¦n aparece el testimonio de gente que le trat¨® de cerca y un torrente de im¨¢genes memorables ilustrando el retrato de un ser humano complicado y temible. Tambi¨¦n un artista genial. Y dedican bastante tiempo a la creaci¨®n de Kind of blue, un disco en el que sus enamorados oyentes nos quedar¨ªamos a vivir.

Durante siete a?os un Davis enclaustrado y suicida abandon¨® su trompeta, su mayor raz¨®n de ser. Pero el Ave F¨¦nix retorn¨®. Qu¨¦ suerte tuvimos.