?Te gusta la poes¨ªa?
Si las obras correctas nos hacen mejores personas, es inevitable que las obras incorrectas, empezando por ¡®Lo que el viento se llev¨®¡¯, nos hagan peores. Es un dilema propio de una clase de catequesis
Hab¨ªa en mi pueblo, hace mucho tiempo, un sujeto que se apostaba en la entrada de la librer¨ªa m¨¢s grande. Vest¨ªa como un B¨¦cquer, con barba y pelos rom¨¢nticos, y abordaba a los clientes con una pregunta: ¡°Disculpe, ?le gusta la poes¨ªa?¡±. Casi todo el mundo respond¨ªa que s¨ª, much¨ªsimo, lo que m¨¢s, momento que aprovechaba el bohemio para sacar de su zurr¨®n una edici¨®n fotocopiada de sus poemas y vend¨¦rsela al pich¨®n.
El pobre hombre se ganaba su jornal del mismo modo que los acad¨¦micos de Hollywood: explotando la idea de que la cultura es la expresi¨®n de la virtud. Sab¨ªa que pocos se atrever¨ªan a decir que no les gustaba la poes¨ªa, porque reconocer tal cosa los hac¨ªa inmorales, puede que abyectos e incluso fascistas. Tal vez temiesen que los acusaran de matar a Lorca o algo peor. Algunos a?ad¨ªan que tambi¨¦n ve¨ªan los documentales de La 2, para asegurarse la absoluci¨®n.
Es un camino muy corto y barato hacia la virtud. Por ejemplo: ver una de esas pel¨ªculas que dicen que te hacen mejor persona es una forma de ser mejor persona al alcance de todos. ?Qu¨¦ hacemos con las obras que no tienen ese efecto? ?C¨®mo valoramos todo lo inc¨®modo, ambiguo o perverso? ?Acaso podemos disfrutar de historias sin moraleja, o con moralejas que atentan contra nuestra moral? Si las obras correctas nos hacen mejores personas, es inevitable que las obras incorrectas, empezando por Lo que el viento se llev¨®, nos hagan peores. Es un dilema propio de una clase de catequesis que suena muy raro entre gente a la que le puede gustar el cine e incluso la poes¨ªa, pero no espera salvar su alma con sus gustos est¨¦ticos.
El bohemio becqueriano de mi pueblo solo me estaf¨® una vez. Cuando volvi¨® a preguntarme si me gustaba la poes¨ªa, respond¨ª: ¡°No, la detesto¡±.
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