¡®Oficina de infiltrados¡¯, esp¨ªas de la vieja escuela
La interesante serie francesa , que llega a su quinta temporada, reivindica el lado humano del espionaje
La tecnolog¨ªa ha llevado el espionaje a una nueva era. Control de cantidades ingentes de datos procesados por algoritmos, reconocimiento facial, seguimiento de objetivos desde sat¨¦lites... un Gran Hermano de manual. Pero afortunadamente las mejores historias de ficci¨®n relacionadas con el tema no se olvidan de los esp¨ªas de a pie. El lado m¨¢s personal de los agentes, y la trama en torno a ellos, es sin duda uno de los puntos m¨¢s interesantes de Homeland. Y tambi¨¦n lo es de Oficina de infiltrados (Movistar Seriesman¨ªa), la serie francesa de ?ric Rochant, en su quinta temporada, que narra el d¨ªa a d¨ªa de un departamento de los servicios secretos galos dedicado a infiltrar agentes para obtener informaci¨®n y reclutar, con suerte, a desertores.
La visi¨®n que el protagonista (interpretado por Mathieu Kassovitz) tiene del espionaje est¨¢ lejos del triunfalismo tecnol¨®gico y m¨¢s cerca de una novela de John Le Carr¨¦. La tecnolog¨ªa tiene su papel, claro, pero la serie reivindica la importancia del trabajo de los agentes, tanto en las labores m¨¢s burocr¨¢ticas ¡ªde hecho, gran parte de las escenas se desarrollan en la oficina¡ª como en el terreno, y muestra sus dilemas (entre la lealtad a su pa¨ªs y los deseos personales).
No es desde luego una serie hecha para los amantes de la acci¨®n y las persecuciones a lo Misi¨®n imposible. Tampoco es una serie para los espectadores que huyen de tramas en principio desconectadas, que a veces tardan cap¨ªtulos en tener un sentido claro. Es una serie sobre todo para los que les gusta el suspense, disfrutan con las convulsiones geopol¨ªticas y a?oran el espionaje de la vieja escuela. Como dice un jefe del FSB ruso (heredera del KGB) en la serie, al premiar con una medalla a uno de los personajes clave de la ¨²ltima temporada tras 35 a?os de carrera: ¡°Gracias por demostrar que el servicio secreto humano no est¨¢ muerto y puede convivir con la inform¨¢tica¡±.
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