¡®Antidisturbios¡¯, entre la ficci¨®n y la realidad
La pol¨¦mica por el estereotipo policial que ofrece la serie oculta que aborda asuntos acuciantes de la actualidad espa?ola como la corrupci¨®n y la volubilidad judicial
Antidisturbios es quiz¨¢ la serie de la que m¨¢s se ha hablado en los ¨²ltimos d¨ªas en Espa?a. Desde su estreno el pasado 16 de octubre en la plataforma de Movistar + las redes se inundaron de opiniones m¨¢s y menos a favor o en contra de la versi¨®n que ofrece de esa especialidad policial, la m¨¢s represora, la de las Unidades de Intervenci¨®n de la Polic¨ªa (UIP), creadas en 1989 fundamentalmente para el mantenimiento del orden p¨²blico y el control de masas. Los principales sindicatos policiales pusieron el grito en el cielo por entender que ¡°desborda los l¨ªmites de la creaci¨®n art¨ªstica para transmitir una imagen que denigra su honor, puesto que se trata a los compa?eros como drogadictos y alcoh¨®licos¡±, rezaba un comunicado del SUP. Por su parte, pol¨ªticos como Gabriel Rufi¨¢n (ERC), la calificaban de ¡°documental¡±. La productora se defend¨ªa con el argumento b¨¢sico de que ¡°es ficci¨®n¡±.
Mientras, los visionados crec¨ªan a medida que se incendiaban los WhastApp de los 67.000 polic¨ªas que hay en Espa?a. Y despu¨¦s se instauraba el silencio: ni la polic¨ªa daba oficialmente la oportunidad de ofrecer la versi¨®n real de los uiperos (como se les conoce en el argot interno), ni la productora conced¨ªa entrevistas para abordar el asunto desde su ficci¨®n. Los antidisturbios, como se les conoce popularmente, se quedaban as¨ª entre la realidad y la ficci¨®n.
Se trata de un colectivo de ¨¦lite dentro de la polic¨ªa formado por 2.400 miembros divididos en 52 grupos. Un grupo consta de tres subgrupos, y cada subgrupo de dos equipos, y cada equipo de seis componentes. La serie creada por Rodrigo Sorogoyen e Isabel Pe?a, y protagonizada por Vicky Luengo, Ra¨²l Ar¨¦valo, Hovik Keuchkerian, ?lex Garc¨ªa y Roberto ?lamo entre otros, est¨¢ basada en uno de esos equipos, que acomete un desastroso desahucio en una corrala del barrio madrile?o de Lavapi¨¦s.
Las consecuencias de esa intervenci¨®n marcan el resto de la cinta, de solo seis cap¨ªtulos, y que repasa en escenarios reales acuciantes temas de la actualidad espa?ola como la corrupci¨®n y la volubilidad de la justicia, term¨®metro, al fin y al cabo, de la cata moral de la sociedad de nuestro tiempo y de la madurez de una democracia.
¡°A un desahucio como el que muestra la serie jam¨¢s habr¨ªa acudido un solo equipo, fundamentalmente porque la unidad de acci¨®n b¨¢sica son dos equipos, un subgrupo¡±, explica Jacinto Morales, portavoz de la Federaci¨®n de las Unidades de Intervenci¨®n Policial, que asegura sin embargo que le ha gustado la serie. ¡°Tiene cosas muy acertadas, como la manera en que muestra la jerarqu¨ªa interna y la cadena de mando, la combinaci¨®n de veteran¨ªa y juventud que siempre se intenta que haya en un equipo, la precariedad de nuestras vidas y el car¨¢cter cada vez m¨¢s vocacional de quien elige esta especialidad basada en el equilibrio y el temple individual y el trabajo conjunto¡±, se?ala tras 25 a?os en la UIP. ¡°Pero tambi¨¦n es cierto que todos los personajes que hacen de uiperos est¨¢n desequilibrados y nosotros pasamos ex¨¢menes anuales y bianuales ¨Cincluidos test de personalidad¨C en un centro de Linares (Ja¨¦n) solo para demostrar que seguimos siendo psicol¨®gica y f¨ªsicamente estables y revalidar nuestra plaza¡±, explica. ¡°Para entrar en la UIP hay que hacer una oposici¨®n interna, y cada a?o se queda fuera el 30% de los que la superan porque no dan el perfil¡±, se?ala.
El perfil real frente al estereotipo
¡°Primero tiene que gustarte mucho el trabajo porque exige total disponibilidad horaria y espacial (viajamos mucho) y solo ganamos un 10% m¨¢s que el resto de los polic¨ªas¡±, se?ala otro miembro de la UIP que oculta su identidad ¡°por la hipersensibilidad sobre el tema¡±. ¡°Adem¨¢s tienes que saber y gustarte trabajar en equipo, acabamos siendo como una hermandad, y por descontado ser una persona con mucha paciencia y aguante, con altos niveles de autocontrol, de eso no hay nada en la serie, son todos unos atacados, hasta entre ellos mismos¡±, advierte. ¡°Responde desgraciadamente al estereotipo que de nosotros dan las televisiones, mostrando una carga de 30 segundos tras una intervenci¨®n que seguramente ha durado m¨¢s de cinco horas¡±, agrega.
¡°Hay una idea persistente en el cine de Sorogoyen y Pe?a¡±, arranca Conchi Cascajosa, columnista, profesora de Comunicaci¨®n Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid y directora del m¨¢ster de guion del sindicato de guionistas Alma. ¡°Tiene que ver con el convencimiento de que todos estamos un poco podridos; con la concepci¨®n de que la corrupci¨®n, la violencia, la mentira, est¨¢ en todos nosotros, en cualquiera, y en las peque?as miserias cotidianas, y eso est¨¢ muy bien recogido en esta serie que nos asoma a nuestro propio abismo moral como individuos y como sociedad¡±.
Sin embargo, el argumento de ¡°es ficci¨®n¡± que ha esgrimido la productora para quitarse de encima las malas cr¨ªticas, le parece err¨®neo a Cascajosa: ¡°En toda ficci¨®n, como en todo documental, hay una visi¨®n del mundo, un mensaje impl¨ªcito que quiere transmitirse, una ideolog¨ªa de fondo, el estereotipo no es m¨¢s que un mero recurso narrativo para contar otras cosas, pero esto no es un reino de Juego de Tronos, esto es Lavapi¨¦s; y estos polic¨ªas estereotipados est¨¢n tambi¨¦n muy humanizados sometidos a presi¨®n, con familias y problemas de dinero, y adem¨¢s tienen un trabajo que hacer que no hace nadie m¨¢s¡±. Y concluye: ¡°No es la serie que ha visto el SUP, pero tampoco es la que ha visto Rufi¨¢n¡±.
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