La verdad del farsante Umbral

Todo en ¨¦l fue impostado, incluso la voz que usaba en p¨²blico, muy distinta de la que ha quedado registrada de sus momentos m¨¢s ¨ªntimos. ?l mismo se proclamaba un farsante que no se quitaba nunca la m¨¢scara. Sin embargo, su momento m¨¢s famoso, el ¨²nico que conoce todo el mundo, resobado y triturado hasta ser un meme y una frase hecha (ay, en cuant¨ªsimos actos literarios me habr¨¢n dado paso diciendo: ¡°Bueno, pero t¨² has venido a hablar de tu libro¡±), fue verdad. El d¨ªa que Francisco Umbral le arm¨® aquel foll¨®n a Mercedes Mil¨¢ en directo, no estaba actuando.

Aquella noche, Umbral estaba engorilado de veras, como recuerda ?ngel Antonio Herrera en Anatom¨ªa de un dandy, el maravilloso documental que Charlie Arranz y Alberto Ortega han dirigido para romper a tijeretazos el personaje y ense?ar algo de la persona del escritor. Acababa de presentar un libro y se hab¨ªa ido a cenar con sus amigos, cuando le apremiaron desde la tele para que acudiese. Su aparici¨®n no estaba programada, y le irrit¨® mucho que lo sacaran del jolgorio, pero fue porque Umbral no desaprovechaba una ocasi¨®n de chupar c¨¢mara, aunque le jodiese. Era Umbral, qu¨¦ carajo.

En la pel¨ªcula abundan las irrupciones umbralianas en la tele, y se entiende bien la fascinaci¨®n jocosa que despertaba. Seguramente hoy no llamar¨ªa tanto la atenci¨®n, pero en aquella tele acartonada, engolada, rancia y mojigata, la llegada de alguien que se comportaba en el plat¨® como si estuviera en la tertulia del Gij¨®n pon¨ªa los decorados del rev¨¦s, romp¨ªa el guion que recitaba Jes¨²s Hermida y hac¨ªa que la mism¨ªsima Lola Flores se retorciera de risa.

Vistos hoy, esos v¨ªdeos son una hermosa paradoja: el escritor farsante e histri¨®n era lo ¨²nico verdadero de una tele que se vest¨ªa como los ni?os antiguos para ir a misa de domingo.