Ayuso, el sudor y la pol¨ªtica de lo cutre

He echado cuentas mientras ve¨ªa el v¨ªdeo electoral de Isabel D¨ªaz Ayuso y me sale que corre 32 kil¨®metros sin perder el resuello ni las ganas de saludar a los madrile?os, que pasean felices porque saben que su presidenta les protege del comunismo. Treinta y dos kil¨®metros es una buena distancia para una atleta que aspire a una medalla ol¨ªmpica, pero no s¨¦ si me convence para una candidata. Alguien que corre tanto estar¨¢ demasiado ocupada en mejorar sus marcas y su forma f¨ªsica como para entregarse a la res p¨²blica con la dedicaci¨®n que merece. Los corredores de ese nivel tienen el cerebro frito de endorfinas. Como se?or sedentario, ?ngel Gabilondo parece un gobernante m¨¢s plausible, con paciencia para cavilar pros y contras antes de decidir cosas, aunque lo de ¡°soso, serio y formal¡± tampoco sea un eslogan como para salir corriendo a votarle, cual Ayuso dominguera.

Quienes vieron el debate de Kennedy contra Nixon y teorizaron sobre la espectacularizaci¨®n de la pol¨ªtica no previeron esta deriva hacia lo cutre. Cuando la guerra electoral se traslad¨® a los plat¨®s, la pol¨ªtica se hizo teleg¨¦nica y sofisticada, pero tambi¨¦n hogare?a. Parec¨ªa que la tele, con su sensaci¨®n de intimidad, liquidaba el mitin de masas y la tentaci¨®n totalitaria asociada a este. Con primeros planos y un buen juego de luces, los pol¨ªticos pod¨ªan seducir sin gritar y recurriendo al ingenio. Pero todo eso se acab¨® con las redes y los v¨ªdeos de un minuto. Lo cutre se impone como norma. Cuanto mejor encajen los v¨ªdeos en el amateurismo de Instagram y TikTok, mejor.

En otra ¨¦poca, Ayuso habr¨ªa salido con un vestido de modista y el mejor maquillaje. Hoy sale en ch¨¢ndal y sudando. Hace sesenta a?os, Nixon perdi¨® unas elecciones por sudar demasiado. Hoy, Ayuso puede ganarlas por lo mismo. Una estrategia cutre para un mundo cutre.

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