La bunkerizaci¨®n de los pol¨ªticos
El g¨¦nero de la entrevista pol¨ªtica no vive sus mejores momentos, y no porque le falten maestros o aprendices esmerados, sino por incomparecencia de los pol¨ªticos. Quiz¨¢s la excepci¨®n es D¨ªaz Ayuso
El g¨¦nero de la entrevista pol¨ªtica no vive sus mejores momentos, y no porque le falten maestros ni artesanos dignos o aprendices esmerados, sino por incomparecencia de los pol¨ªticos. Al contrario que el resto de la sociedad, que ha vivido sometida al imperativo chipiritifl¨¢utico de salir de su zona de confort, los l¨ªderes pol¨ªticos se han apoltronado en un sal¨®n privado al que solo entran los amigos y donde nadie les molesta con preguntas impertinentes.
El veto de Vox a medios como este es un ejemplo extremo, pero se dan variantes atenuadas en todos los partidos. Todos lanzan sus pedradas verbales a trav¨¦s de canales seguros, mediante sus propios veh¨ªculos de propaganda o rode¨¢ndose de periodistas que consideran afines y que, no pocas veces, se esfuerzan m¨¢s en demostrar su afinidad que su independencia.
La excepci¨®n quiz¨¢ sea Isabel D¨ªaz Ayuso, que va a todas partes y lo mismo le da un Gonzo que un Alsina que un Bert¨ªn. Unas veces sale escaldada, y otras, creyendo salir favorecida, aparece hecha un desastre (me refiero a sus palabras), pero me temo que esa liberalidad parlanchina no se debe tanto a un compromiso democr¨¢tico como al hecho de que nunca dice gran cosa y, por tanto, puede no decirla en cualquier escenario y ante cualquiera. En cambio, quienes temen que una contrapregunta deje al desnudo sus contradicciones y lagunas, se cuidan de no exponerse.
En una Espa?a de trincheras ¡ªpor suerte, ideol¨®gicas y desarmadas¡ª los l¨ªderes se bunkerizan y arengan solo a quienes consideran los suyos, sin entender qu¨¦ ventaja sacar¨ªan de colocarse a pecho descubierto en lides donde ning¨²n asesor puede susurrarles una respuesta al o¨ªdo o no pueden permitirse el lujo de ignorar la pregunta. Creen que no pierden nada, pero en la medida en que esta actitud deteriora el debate p¨²blico, puede llevarlos a ellos tambi¨¦n a perderlo todo.
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