La tragedia del ni?o que cay¨® a un pozo en Italia se convierte en el argumento de una serie televisiva
Los esfuerzos por rescatar a Alfredino en el verano de 1981 fueron el primer gran acontecimiento medi¨¢tico retransmitido en directo en el pa¨ªs
Cuando el peque?o Alfredo Rampi, de seis a?os, cay¨® fatalmente a un pozo artesiano el verano de 1981, los infructuosos intentos por rescatarle durante tres d¨ªas con sus tres noches acapararon la atenci¨®n de toda Italia, que pudo seguir minuto a minuto la odisea, con el coraz¨®n encogido, a trav¨¦s de la televisi¨®n. La cadena p¨²blica, la Rai, convirti¨® este suceso en el primer gran acontecimiento medi¨¢tico nacional en tiempo real y para seguir el caso puso en marcha su primer directo ininterrumpido. Dur¨® 18 horas y lo siguieron m¨¢s de 21 millones de espectadores.
Alfredino, como se le conoce cari?osamente en Italia, se encontraba de vacaciones con su familia en el pueblo de Vermicino, no lejos de Roma, cuando una tarde de junio, de paseo por el campo, cay¨® a un pozo estrecho y qued¨® atrapado a unos 36 metros de profundidad. El propietario del terreno, sin saber que el ni?o estaba dentro, lo cubri¨® posteriormente con una losa y por eso la polic¨ªa tard¨® en encontrarlo. Cuando lo localizaron y pudieron hablar con ¨¦l, pusieron en marcha una complicada operaci¨®n de salvamento que no pudo hacer nada por su vida. El peque?o falleci¨® tres d¨ªas despu¨¦s y su cuerpo fue recuperado un mes m¨¢s tarde.
Esta tragedia, que recuerda tristemente al caso de Julen, el peque?o de dos a?os que se precipit¨® en un pozo en la provincia de M¨¢laga hace dos a?os, se ha convertido en el argumento de una miniserie emitida el pasado junio por la plataforma Sky y que lleva por t¨ªtulo Alfredino - Una storia italiana (¡±Alfredino - Una historia italiana¡±). La ficci¨®n revive 40 a?os despu¨¦s un trauma colectivo que sobrecogi¨® a todo un pa¨ªs, incluidas sus sombras, como la sobreexposici¨®n medi¨¢tica y los m¨²ltiples errores en la cadena de rescate, y sus luces: que todo aquel desastre sirviera para impulsar la creaci¨®n del sistema de protecci¨®n civil tal y como se lo conoce hoy en d¨ªa.
Dicen que quien vivi¨® esta terrible p¨¢gina de la cr¨®nica negra italiana la recuerda como una conmoci¨®n nacional y un punto de inflexi¨®n para la televisi¨®n; y quien no, podr¨¢ hacerse una idea de lo ocurrido viendo la serie, que ha cosechado muy buenas cr¨ªticas. ¡°La historia de Alfredino Rampi pertenece al ADN de Italia de forma transgeneracional. Recuerdo haber vivido la tragedia en casa con mis padres. Para narrar un acontecimiento de esta magnitud, siempre fuimos con pies de plomo. El rodaje fue especialmente dif¨ªcil. No nos interesaba tocar los sentimientos como en un melodrama, sino seguir un camino que se alejara lo m¨¢s posible de la televisi¨®n de la pena y del pietismo televisivo. Tengo la esperanza de que el p¨²blico, al rememorar hoy la historia, pueda revivirla, superarla tomando los mejores aspectos de ella¡±, ha se?alado el director de la ficci¨®n, Marco Pontecorvo.
Eco medi¨¢tico
El rescate, por las dificultades del terreno, fue muy complejo y angustioso y los errores, clamorosos, en parte debidos a la falta de coordinaci¨®n entre los cuerpos de emergencias que intervinieron. Primero se trat¨® de bajar con unas cuerdas una tabla de madera para que el ni?o pudiera sujetarse a ella y ascender, pero las amarras se rompieron y la tabla qued¨® encajada a medio camino, taponando el pozo. Excluida as¨ª la posibilidad de acceder al interior desde la embocadura, los bomberos excavaron un pozo paralelo y posteriormente un t¨²nel horizontal para conectar ambos, pero se descubri¨® que Alfredino, tal vez impulsado por las vibraciones de las excavadoras, hab¨ªa ca¨ªdo a¨²n m¨¢s profundo. Hasta all¨ª trataron de bajar para llegar al peque?o varios voluntarios: un socorrista de complexi¨®n menuda, Angelo Licheri, que pudo hablar con el ni?o pero que nunca lleg¨® a alcanzarlo; otros dos espele¨®logos y hasta un contorsionista que trabajaba en un circo. Ninguno lo consigui¨®.
El eco medi¨¢tico fue abrumador. ¡°El p¨²blico, los telespectadores quieren noticias de Vermicino. Si hoy en Italia hubiera un golpe de Estado, no le interesar¨ªa a nadie¡±, resume un personaje en la serie. La Rai envi¨® inmediatamente a un reportero y a un c¨¢mara al lugar del suceso que consiguieron colocar un micr¨®fono en el interior del pozo, junto al peque?o. Sirvi¨® para que los bomberos pudieran comunicarse con el ni?o, darle instrucciones y saber c¨®mo se encontraba o qu¨¦ necesitaba en todo momento, pero tambi¨¦n para retransmitir en directo los lamentos de Alfredino en horario de m¨¢xima audiencia.
La atenci¨®n y el morbo del p¨²blico no se quedaron detr¨¢s de la pantalla. Hasta el lugar del suceso acudieron unas 10.000 personas para asistir al espect¨¢culo en vivo. Hab¨ªa incluso quien vend¨ªa agua y comida entre la multitud como en un estadio. La afluencia era tal que los bomberos y socorristas apenas pod¨ªan moverse con libertad o controlar a los curiosos y todo el que quer¨ªa pod¨ªa acercarse al pozo y mirar dentro, por ejemplo.
El entonces presidente de la Rep¨²blica, Sandro Pertini, interpretado en la serie por Massimo Dapporto, se enter¨® de lo ocurrido por la televisi¨®n y se traslad¨® hasta all¨ª para prestar su apoyo a la familia. Cuando todo pas¨® se reuni¨® con la madre del peque?o, y esta le relat¨® uno a uno los desaciertos garrafales que hab¨ªa presenciado impotente. Algo m¨¢s de un mes despu¨¦s, el presidente la llam¨® para anunciarle la creaci¨®n del sistema de protecci¨®n civil para coordinar a los diferentes servicios de rescate que intervienen en una emergencia.
Alfredino - Una historia italiana es tambi¨¦n un intenso retrato de las m¨²ltiples Italias: la vil que se congreg¨® en torno al pozo a contemplar la escena y que criticaba que la madre del peque?o se hab¨ªa cambiado de ropa y hab¨ªa comido un helado en pleno sufrimiento; la emp¨¢tica, representada por los socorristas y voluntarios altruistas dispuestos a dar la vida por ayudar y salvar al ni?o; y, de fondo, la representaci¨®n de un Estado desorganizado, obtuso y autocomplaciente, en eternas dificultades, pero listo para actuar.
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