La historia real de los Nikola Tesla modernos que lucharon contra la todopoderosa Google
La serie ¡®El c¨®digo que val¨ªa millones¡¯ recrea la demanda que los creadores del proyecto alem¨¢n Terravision interpusieron contra el gigante tecnol¨®gico por copiar su patente al crear Google Earth
El cient¨ªfico de origen serbio Nikola Tesla se ha convertido en un referente cultural. Hasta los coches m¨¢s modernos del mundo llevan su nombre. Aunque durante d¨¦cadas fue ignorado. Sus m¨¦ritos se atribu¨ªan a otros cient¨ªficos, en especial al estadounidense Thomas Alva Edison, el que hab¨ªa sido su empleador al llegar como inmigrante a Nueva York y un hombre con muchos m¨¢s medios a su alcance para triunfar en el mundo de las patentes, estrechamente relacionado con el de los negocios.
La historia se repite con los cient¨ªficos alemanes que se atrevieron a denunciar en 2014 al gigante Google, acus¨¢ndole de haber violado la patente del patr¨®n tecnol¨®gico que ellos crearon durante la d¨¦cada de los a?os noventa en Berl¨ªn. Reclamaban que su proyecto, el casi desconocido Terravision, es un predecesor de Google Earth. Su enfrentamiento judicial y su lucha por lanzar una idea visionaria en un pa¨ªs con un muro separador reci¨¦n ca¨ªdo, y una limitada capacidad para imaginar un futuro por estrenar, inspiran ahora un relato basado en aquellos hechos. El c¨®digo que val¨ªa millones es una serie alemana de cuatro cap¨ªtulos creada por Oliver Ziegenbalg y dirigida por Robert Thalheim que ya puede verse en Netflix.
En esta ficci¨®n, dos hombres, Carsten Schl¨¹ter y Juri M¨¹ller, preparan junto a sus abogados un complejo proceso judicial que les llevar¨¢ a Delaware (Estados Unidos), al tiempo que recuerdan la historia de su amistad y de su gran gesta com¨²n. Ambos personajes son trasuntos de personas reales: el profesor de arte Joachim Sauter y el artista Gerd Gr¨¹neis en el caso de Carsten, y los genios tecnol¨®gicos Pavel Mayer y Axel Schmidt, en el de Juri. Todos ellos han ejercido de asesores de esta producci¨®n.
A pesar de la magnitud de su demanda, casi nadie conoce el proceso judicial. Ni siquiera en su Alemania natal. ¡°?Te ha costado encontrar en Google informaci¨®n sobre el caso?¡±, pregunta ir¨®nico Ziegenbalg, uno de los creadores de la serie, durante su presentaci¨®n mundial en el festival de cine de Z¨²rich. De hecho, ¨¦l mismo supo de la historia cuando acudi¨® a la barbacoa a la que le hab¨ªa invitado un vecino suyo en Berl¨ªn. En un momento dado, su anfitri¨®n le explic¨® que hab¨ªa demandado a Google por una compensaci¨®n de varios cientos de millones de euros. Ese vecino era el profesor de arte Joachim Sauter y no le estaba contando una broma, como ¨¦l cre¨ªa en un primer momento.
¡°Eran gente que confiaba en que la revoluci¨®n digital iba a construir un mundo m¨¢s justo y democr¨¢tico. Pero nada ha ocurrido como lo so?¨¢bamos¡±Robert Thalheim, director de la serie
Como Tesla y los fundadores de Terravision, Ziegenbalg tuvo que enfrentarse al complejo de ser un creador europeo frente a los todopoderosos Estados Unidos. ¡°Pens¨¦ que era una historia interesante para rodar, pero me la imaginaba como una de esas producciones que solo se pueden hacer en Hollywood, no en Alemania. Un d¨ªa, charlando con Robert [Thalheim, el director de la serie], me hizo ver que nosotros pod¨ªamos contarlo¡±. Con el guion ya preparado, tuvieron que esperar a que el juicio acabara, en el a?o 2016, para arrancar la producci¨®n. Cuando se lo propusieron, Netflix acept¨® de inmediato el proyecto. El elenco principal lo interpretan actores conocidos para una parte de la audiencia internacional, como Mark Waschke, el villano de Dark, el gran ¨¦xito alem¨¢n de Netflix; Mi?el Maticevic, el mafioso de Babylon Berlin; y Lavinia Wilson, la esp¨ªa de Deutschland 86, quien esta vez interpreta a la abogada que representa a los dos amigos en los tribunales.
La historia es tambi¨¦n la de un desencanto global. ¡°Esa era una de las cosas interesantes del relato. El espectador no espera que un algoritmo pueda dar lugar a cosas tan valiosas y que, adem¨¢s, haya nacido en un lugar como Alemania¡±, comenta Thalheim. ?Habr¨ªa logrado triunfar Reed Hastings de haber inventado Netflix en la Alemania de entonces? ¡°Lo hubiera tenido dif¨ªcil, aunque es un t¨ªo muy resolutivo¡±, responde Ziegenbalg entre risas.
La serie est¨¢ parcialmente ambientada en la efervescente Berl¨ªn de los a?os noventa, donde tanto el director como el m¨¢ximo responsable de la miniserie se criaron. Es el lugar en el que siguen ocurriendo cosas como que sus ciudadanos hayan votado a finales de septiembre a favor de expropiar 240.000 viviendas en manos de grandes empresas o que protestaran en 2018 hasta impedir que precisamente Google instalara un campus tecnol¨®gico en el ya de por s¨ª gentrificado barrio de Kreuzberg. La ciudad es, sin miedo al t¨®pico, un personaje m¨¢s de esta historia, admite Thalheim: ¡°En la Berl¨ªn de entonces, a la que le hab¨ªa llegado la libertad de golpe, s¨ª pod¨ªas sentir que todos somos iguales y que puedes llegar a ser inventor si lo deseas. Y este grupo de inform¨¢ticos confiaba en que la revoluci¨®n digital iba a construir un mundo m¨¢s justo y democr¨¢tico. Pero nada ha ocurrido como lo so?¨¢bamos¡±.
Para preparar la serie, sus creadores se convirtieron en ¡°buscadores de oro, husmeando entre las m¨¢s de 3.000 p¨¢ginas de transcripci¨®n del juicio¡±, recuerda Ziegenbalg. Pero es la amistad entre sus dos protagonistas, dos hombres que se complementan en sus diferencias y se ayudan a ser la mejor versi¨®n de s¨ª mismos, su recurso principal para hacer accesible un relato basado en algo tan abstracto como un algoritmo y que est¨¢ repleto de tecnicismos legales. El hecho de que Ziegenbalg tenga un hermano gemelo cuyos padres criaron como si fueran siameses y la buena relaci¨®n que mantiene con Thalheim ayudaron a los creadores a forjar sobre el papel la intimidad masculina en la que se sustenta parte de la trama. ¡°Son estos dos personajes los que han hecho que la historia sea emotiva. Todo el mundo sabe lo que es Google, pero tener la oportunidad de narrar la evoluci¨®n de una relaci¨®n personal de este tipo a lo largo del tiempo hace que la historia resulte reconocible para los espectadores de todo el mundo¡±, explican ambos.
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