?ngeles Afuera: ¡°Estaban tardando en darme el Ondas¡±
La periodista, creadora del departamento de Documentaci¨®n de la SER, reivindica su papel en la recuperaci¨®n de la memoria sonora de la radio y se declara una jubilada feliz, ¡°ocupada, que no preocupada¡± tras una vida de ¡°esclava del trabajo¡±
?ngeles Afuera entra en la hist¨®rica sede de la Cadena SER en la calle Gran V¨ªa, 32, de Madrid como ?ngeles por su casa. Lo es, tanto o m¨¢s que su domicilio. En sus estudios, pasillos y cub¨ªculos pas¨® casi 40 a?os, de los 23 a los 62, a raz¨®n de 10 o 12 horas diarias. Primero, informando de la actualidad. Despu¨¦s, rescatando y poniendo orden y concierto en la memoria sonora de la emisora desde el departamento de Documentaci¨®...
?ngeles Afuera entra en la hist¨®rica sede de la Cadena SER en la calle Gran V¨ªa, 32, de Madrid como ?ngeles por su casa. Lo es, tanto o m¨¢s que su domicilio. En sus estudios, pasillos y cub¨ªculos pas¨® casi 40 a?os, de los 23 a los 62, a raz¨®n de 10 o 12 horas diarias. Primero, informando de la actualidad. Despu¨¦s, rescatando y poniendo orden y concierto en la memoria sonora de la emisora desde el departamento de Documentaci¨®n, que cre¨® de la nada. Desde hace cinco a?os, cuando se retir¨® anticipadamente, esta jubilada ¡°ocupada, que no preocupada¡±, toda una instituci¨®n en la casa, solo vuelve cuando se la llama, como hoy, para esta entrevista. Se ruega leer la misma, por cierto, con el mismo tono amable y socarr¨®n que exhibe durante toda la conversaci¨®n su protagonista.
?Tuvo v¨¦rtigo al prejubilarse?
Fue la mejor decisi¨®n de mi vida. Sal¨ª de firmar y fui andando a casa por el Paseo del Prado. Era primavera, hac¨ªa sol, hab¨ªa gente paseando a mediod¨ªa. Sent¨ª felicidad. Acced¨ªa a una vida totalmente distinta que no hab¨ªa podido vivir porque era esclava del trabajo. Los periodistas tenemos horarios que rechazan todo lo dem¨¢s: familia, hijos, aficiones, amigos. Todo.
?Y qu¨¦ es entonces de la conciliaci¨®n?
Entonces ni exist¨ªa la palabra. Cuando te pon¨ªas a trabajar sab¨ªas que tu vida personal iba a ser limitada. Mi marido, que era t¨¦cnico de radio y s¨ª ten¨ªa un horario decente, era el que conciliaba. Y, como sab¨ªa c¨®mo se trabajaba en la Redacci¨®n, comprend¨ªa que tuviera que salir a currar el d¨ªa de Navidad porque hab¨ªa dimitido Gorbachov o hab¨ªa habido un atentado de ETA.
Expl¨ªqueles, por favor, a los ajenos al gremio por qu¨¦ compensa ese infierno.
Porque te apasiona tu trabajo. Porque tus hijos ven que eres una mujer feliz. Llegaba a casa contenta, o cabreada, pero completa. No me han reprochado que no fuera nunca a recogerlos al cole, pero algo les ha debido de quedar dentro, porque ninguno ha querido dedicarse a esto.
Su promoci¨®n inaugur¨® la Facultad de Ciencias de la Informaci¨®n de Madrid. ?Por qu¨¦ estudi¨® Periodismo?
Siempre me fascin¨® escribir y ten¨ªa claro que quer¨ªa contar historias, aunque nunca he sido una persona valiente como para jug¨¢rmela de corresponsal, o buscarte las ma?as o las fuentes, como una reportera intr¨¦pida. He sido felic¨ªsima siendo una rata de redacci¨®n, contando historias y comunicando. No podr¨ªa haber sido la compa?era Ana Terradillos, por ejemplo.
Ni ella podr¨ªa haber sido usted, a lo mejor.
Pues igual s¨ª, pero tambi¨¦n te digo que contar una historia corta y con sentido lo hago como nadie. No tengo problema de autoestima, tengo mucho ego. Todos los puestos de una Redacci¨®n son necesarios y se complementan.
?C¨®mo se le ocurri¨® montar un departamento de Documentaci¨®n en la locura de una radio?
Por pura curiosidad. Aqu¨ª se grababa cinta sobre cinta y no se guardaba nada. Parece mentira, pero hasta el 23-F, en 1981, se dieron cuenta de que habr¨ªa que guardar las cintas de aquella noche aciaga. Se le encarg¨® a un t¨¦cnico, que era mi suegro. En el 89, propuse hacerlo yo, con criterio period¨ªstico. Y digamos que me dejaron.
?Y no la consideraron sus colegas una periodista de segunda? ?La miraban por encima del hombro?
Al principio, me dec¨ªan que estaba loca y se preguntaban qu¨¦ hac¨ªa ?ngeles metida en ese despachito. Me cost¨® 10 a?os que pusieran a alguien a ayudarme. Parec¨ªa que ese trabajo no ten¨ªa el brillo, la lentejuela que da el micr¨®fono. Pero tuve la intuici¨®n de, en cuanto tuve 10 o 12 cintas catalogadas, tirar de hechos consumados y pedir salir a antena a hacer una pieza de documentaci¨®n de una noticia del d¨ªa y que me dieran paso: ?ngeles Afuera, departamento de Documentaci¨®n. Aquello fue el escaparate perfecto. Los jefes vieron que aquello pod¨ªa servir para algo y se le pod¨ªa echar unos duros, y los compa?eros siguieron sin envidiarme porque, aunque firmaba mis piezas, hac¨ªa brillar a¨²n m¨¢s las suyas.
Si se grababa cinta sobre cinta, ?qu¨¦ se habr¨¢ llevado el viento antes de que se conservaran?
Uf, tanto. La voz de Garc¨ªa Lorca, que sabemos que estuvo en Uni¨®n Radio, por ejemplo. Hechos hist¨®ricos. El patrimonio de d¨¦cadas. He disfrutado como una loca rescatando joyas como un Hamlet interpretado por un Fernando Rey adolescente, todas las telenovelas hist¨®ricas, como Ama Rosa, o el chotis Madrid, de Agust¨ªn Lara, en un disco de pizarra de gram¨®fono de 1948 donde solo pon¨ªa ¡°Actuaci¨®n de Ana Mar¨ªa Gonz¨¢lez¡±. Lo bueno es que ahora cualquier redactor tiene todo eso, y el bolet¨ªn de ayer, digitalizado y a su alcance en un minuto.
?Cu¨¢ntos techos de cristal ha roto a cabezazos en su vida?
Alguno, pero no te creas. Fui jefa de Documentaci¨®n por la v¨ªa de los hechos consumados, y, sobre todo, porque era un puesto que no envidiaba nadie, y mucho menos un hombre. Ning¨²n t¨ªo quer¨ªa serlo.
?Con cu¨¢nto machismo ha lidiado en su vida?
Entonces ¨¦ramos ya muchas mujeres, pero, sobre todo redactoras, y en campos espec¨ªficos, adem¨¢s. Las mujeres de mi generaci¨®n hemos tenido que trabajar como t¨ªos para que te respetaran como a un t¨ªo. No hab¨ªa otra.
?La buena voz nace o se hace?
Se hace, absolutamente. Cuando empec¨¦, a los 23 a?os, ten¨ªa voz de pito, con el tiempo, la he ido manejando, incluso modulando para ganarte la complicidad del oyente seg¨²n lo que quieras transmitir. En esto son m¨¢s importantes la entonaci¨®n y la puntuaci¨®n que el timbre o el acento. No apresurarse, saber contar las cosas bien, dominar los tiempos. Convencer y cautivar.
?La tele suena como la radio?
?Qu¨¦ dices? La locuci¨®n televisiva me chirr¨ªa much¨ªsimo. En casa le hablo a la tele y les corrijo. Hacen la pausa antes del punto y en el punto no la hacen. No sabes cu¨¢l es el sujeto ni el verbo ni el predicado. Suenan a pregoneros de pueblo.
Ah¨ª, ah¨ª, haciendo amigos.
Lujos de estar jubilada [r¨ªe].
Despu¨¦s de escuchar tanto, ?capta la mentira en la voz?
Digamos que hay voces muy falsas.
Y no mira a nadie...
?Yo? Dios me libre [r¨ªe].
Por cierto, para usted, ?qui¨¦n es Dios en radio, y qui¨¦n su profeta?
I?aki Gabilondo es Dios ante el micr¨®fono. Es m¨¢s, no creo que haya otro I?aki en mucho tiempo. A¨²na todas las cualidades necesarias para ello: conocimiento, cultura, inteligencia, memoria, an¨¢lisis, voz maravillosa. Alguien podr¨ªa llegar a ser su profeta, pero, enfrente de I?aki, a quien pongas palidece, qu¨¦ le vamos a hacer.
?Volver¨ªa a trabajar por una indecente cantidad de dinero?
No, el lim¨®n est¨¢ exprimido a tope. Le he dado tantos a?os de mi vida y le profeso un amor tan profundo que creo que lo estropear¨ªa todo si volviera.
Enhorabuena por el Ondas. ?Se lo merec¨ªa?
Durante 25 a?os invent¨¦ y llev¨¦ un Departamento que recuper¨® la memoria perdida de la SER y que hoy es imprescindible en la radio. Creo que claro que me lo merec¨ªa y lo he proclamado muchas veces en esta casa. Pero no me lo daban nunca, ya estaban tardando mucho y ya pensaba que no me lo iban a dar. Por eso estoy content¨ªsima y agradecid¨ªsima. M¨¢s vale tarde que nunca.
HORMIGA REINA
Ángeles Afuera (Madrid, 67 años) comenzó a trabajar como periodista a los 23 años en Radio Madrid, de la cadena SER, donde, en 1977, creó, junto a la diputada de UCD Carmela García Moreno, el programa Las ciudadanas, en el que se abordaban asuntos relacionados con los derechos de las mujeres, más allá de los tradicionales roles de esposa y madre. En 1989 creó el departamento de Documentación de la SER, en el que "como una hormiguita, pero con orgullo y determinación", preservó y puso al servicio de la Redacción el patrimonio sonoro de la casa. Antes, se grababa cinta sobre cinta y no se guardaban las grabaciones. Al día siguiente de jubilarse, en 2016, a los 62 años, se matriculó para doctorarse en Periodismo y en su tesis, Aquí, Unión Radio (Cátedra), se dedicó a rescatar la memoria de la predecesora de la cadena, eclipsada por la dictadura. Acaba de recibir el Premio Ondas a toda su trayectoria.
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