¡°La vida despu¨¦s de matar es complicada, no es f¨¢cil ser exterrorista¡±
La periodista Ana Terradillos re¨²ne en un libro el testimonio de 11 exetarras que renegaron de ETA tras acogerse a la 'v¨ªa Nanclares'
"Es gente valiente porque no es f¨¢cil dar la espalda a ETA"., afirma la periodista de la Cadena Ser Ana Terradillos (San Sebasti¨¢n, 1973) tras mantener encuentros con 11 de los 23 exetarras acogidos a la v¨ªa Nanclares, el programa de reinserci¨®n de presos de la banda terrorista que se puso en marcha en 2009. En el libro Vivir despu¨¦s de matar (La esfera de los libros) relata los testimonios de estos exterroristas que decidieron desvincularse de la organizaci¨®n armada y pedir perd¨®n a las v¨ªctimas. Se ha encontrado a "gente muy vulnerable y desconfiada", que a¨²n tiene la sensaci¨®n de haber perdido los mejores a?os de su vida y ser "moneda de cambio" de ETA y el Estado. Terradillos quiere abordar ahora un nuevo proyecto literario, relacionado con la captaci¨®n de menores por el yihadismo terrorista.
?C¨®mo viven los exetarras despu¨¦s de matar?
Cada uno vive a su manera el reconocimiento del da?o causado. Los protagonistas del libro son 11 exterroristas que un d¨ªa deciden que han hecho un da?o, que tienen que pedir a las v¨ªctimas, colaborar con la justicia y renegar de la organizaci¨®n armada. Todo empieza con un arrepentimiento, aunque en el libro este t¨¦rmino no aparece por petici¨®n expresa de ellos, al considerarlo despectivo. La vida despu¨¦s de matar es complicada, no es f¨¢cil ser exterrorista.
?La decisi¨®n de desvincularse de ETA se produce por convencimiento o por estrategia?
Es dif¨ªcil dirimir esa cuesti¨®n. No me atrevo a juzgar si el arrepentimiento es completamente sincero. Arrepentimiento pol¨ªtico no hay. Tienen la sensaci¨®n de haber perdido mucho tiempo, de defender una causa que despu¨¦s no les ha arropado y tienen el hast¨ªo de haber sentido en muchos a?os en prisi¨®n como moneda de cambio, tanto por ETA como por el Estado. Arrepentimiento no hay porque siguen pensando que cuando entraron en la organizaci¨®n hab¨ªa una causa que lo justificaba, la liberaci¨®n del pueblo vasco.
Los acogidos a la v¨ªa Nanclares responden a perfiles muy diversos.
Hay mucha diferencia entre quienes entraron en ETA en los 80 y quienes se integraron a partir del 2000. Entre los primeros est¨¢n los ?lvarez Santacristina Txelis, Garc¨ªa Corporales o Astarloa. Estos no tienen nada que ver con, por ejemplo, I?aki Rekarte y otros que no han querido identificarse. Lo que tienen en com¨²n es la sensaci¨®n de que han perdido el tiempo y el fracaso y la rabia porque nadie les ha ayudado en la c¨¢rcel.
?C¨®mo relatan el momento de separarse para siempre de ETA?
Pr¨¢cticamente en todos los casos, la reflexi¨®n es larga y sincera. Algunos han tardado hasta nueve a?os, otros en dos decidieron desvincularse. Son 23 presos en total y en cada momento ha habido una especie de l¨ªder que ha tirado de otros presos. Txelis al comienzo, Urrusolo Sistiaga tambi¨¦n y m¨¢s tarde Rekarte, fueron los que m¨¢s se destacaron dentro del colectivo. Garc¨ªa Corporales tard¨® unos ocho a?os en desvincularse, Urrusolo lo hizo en cinco a?os aproximadamente y Rekarte, en cambio, lo hizo m¨¢s r¨¢pido.
?Qu¨¦ razones dan para dar ese paso?
Algunos por amor, otro porque su hijo tiene problemas con la droga, otro por estar harto de ser moneda de cambio. Todos coinciden en que despu¨¦s de tantas treguas y negociaciones ellos segu¨ªan en la c¨¢rcel.
?Qu¨¦ sentimiento les queda del trato recibido por el n¨²cleo duro de los presos?
Lo viven con mucho resentimiento. Hay un caso, el de Andoni D¨ªaz Urrutia, sin delitos de sangre, condenado por el caso Ekin. Me dec¨ªa: es una desfachatez que Sortu se haya inscrito como partido pol¨ªtico en febrero de 2009 con unos estatutos en los que reconocen el da?o causado por la violencia de ETA, y a nosotros no nos dejan siquiera hablar con los funcionarios, ni acogernos a la legalidad penitenciaria vigente.
?Tienen la sensaci¨®n de haber sufrido una doble condena?
Totalmente.
?Sufren el vac¨ªo de la izquierda abertzale?
S¨ª, en la mayor¨ªa de los casos. Urrusolo Sistiaga me dec¨ªa que a ¨¦l le han recibido muy bien, pero es una excepci¨®n. Valent¨ªn Lasarte ha recibido amenazas verbales, a Astarloa le apartaban la mirada por las calles del Casco Viejo de Bilbao, Rekarte se fue a vivir a Navarra y ahora su hijo peque?o est¨¢ sufriendo mobbing en el pueblo. Son personas que quedan en tierra de nadie, porque la mayor¨ªa de la sociedad les dio la espalda cuando formaron parte de ETA y ahora est¨¢ se?alados y condenados por sus excompa?eros, que les consideran traidores.
?En las conversaciones con los presos de la v¨ªa Nanclares le ha permitido conocer cu¨¢l es el p¨¢lpito en el colectivo de presos de ETA?
Ellos lo describen como una secta, como una mafia. Llama mucho la atenci¨®n que al colectivo de presos etarras (EPPK) no les dejen tomar decisiones por s¨ª mismos. Me ha llamado mucho la atenci¨®n la dureza con la que la direcci¨®n del colectivo sigue tratando a sus presos.
Ahora se ha abierto el debate sobre la dispersi¨®n de los presos.
Lo que dicen es algo muy sensato. La dispersi¨®n es una medida que se toma en un momento muy concreto, cuando ETA comet¨ªa decenas de asesinatos. Los presos creen que el Estado no ha jugado bien esta partida. Si hubiese acercado a todos los presos a las c¨¢rceles vascas, el problema se hubiese solucionado antes y de otra manera. Critican la dispersi¨®n y lo interpretan como una jugada poco inteligente del Estado para acabar con el terrorismo. Algunos inclusos sostienen que el Estado nunca ha querido acabar con ETA.
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