El oscuro secreto que cambi¨® para siempre los Navy Seals
La docuserie ¡®The Line¡¯ (Apple TV +) hace un repaso exhaustivo y equilibrado del juicio contra Eddie Gallagher por cr¨ªmenes de guerra, un caso que alter¨® la tradici¨®n de hermandad y silencio de la unidad de ¨¦lite
¡°A veces tenemos que enfrentarnos a lo que tratamos de evitar¡±, reflexionaba el francotirador Howard E. Wasdin en SEAL Team Six (Cr¨ªtica, 2012) el libro de memorias en el que contaba su vida en los Navy Seals, una de las unidades m¨¢s exclusivas y cerradas de la Armada de EE UU. Wasdin pertenec¨ªa al sexto pelot¨®n, el mismo que a?os despu¨¦s mat¨® a Bin Laden. En este caso, ¨¦l se refer¨ªa a los agujeros de bala que ten¨ªa en ambas piernas y con los que aguant¨® escondido sin moverse atrapado varias horas durante una incursi¨®n. Preparados para lo que sea en el campo de batalla, nadie podr¨ªa imaginar que parte de la ¨¦lite del mejor ej¨¦rcito del planeta iba a explotar por otro motivo, un proceso que casi todos habr¨ªan querido evitar y que cambi¨® las reglas del juego entre quienes creen que hay l¨ªneas rojas que no deben franquearse y quienes piensan que cualquier cosa vale con tal de derrotar al enemigo.
En mayo de 2017 el s¨¦ptimo pelot¨®n de los Seals captur¨® con ¨¦xito una posici¨®n del ISIS durante la lucha junto al ej¨¦rcito de Irak por recuperar Mosul. Para sorpresa de todos, hab¨ªa un superviviente tras el intenso bombardeo, un joven desnutrido y d¨¦bil, herido y desorientado, que muri¨® poco despu¨¦s en manos de sus captores. Lo que ocurri¨® en aquellas horas y sus consecuencias son el tema central de The Line, docuserie disponible en Apple TV+.
A trav¨¦s de cuatro cap¨ªtulos de factura impecable, el documental nos mete de lleno en el caso contra Eddie Gallagher, jefe del pelot¨®n acusado por varios subordinados de asesinar al combatiente del ISIS de varias pu?aladas en el cuello. En una cultura cerrada, basada en la hermandad, la lealtad y el silencio, varios soldados decidieron dar un paso adelante y denunciar este y otros desmanes de su jefe, al que acusaban de disparar a civiles, de robar y de arriesgar la vida de los suyos en operaciones sin sentido. ¡°Nunca nos dijeron que nuestros l¨ªderes cometer¨ªan cr¨ªmenes de guerra¡±, asegura uno de los testigos en los primeros cinco minutos de la serie, organizados como una pieza informativa larga en la que se condensa ya todo el caso, pero que no destripa nada. La narraci¨®n, en la que participan todos los afectados por el caso de uno y otro lado (varios denunciantes, el acusado, abogados, familiares, expertos, periodistas¡) cuenta con im¨¢genes extraordinarias del quehacer diario de estos soldados en Irak, operaciones, bombardeos, momentos de camarader¨ªa, todo narrado por sus protagonistas para el documental lo que le otorga verosimilitud y ritmo. Tiene, adem¨¢s, una estructura de thriller que no pierde en ning¨²n momento y que ayuda a seguirlo, se conozca el desenlace o no.
Eddie era una leyenda, una bestia en lo f¨ªsico, adicto a los entrenamientos, siempre dispuesto al siguiente reto. Fue nombrado Seal del a?o y condecorado varias veces. Era un buen l¨ªder, un mentor para los m¨¢s j¨®venes. Pero quienes se desplegaron con ¨¦l en su novena misi¨®n, en Irak y contra el ISIS, fueron viendo su progresiva ca¨ªda en el lado oscuro, sus errores, sus obsesiones, su abuso de drogas para mitigar el dolor, su conversi¨®n en El diablo Gallagher, como se le empez¨® a conocer entre algunos. Aquellos que ten¨ªan principios m¨¢s s¨®lidos no lo soportaron, y menos cuando, en contra de lo que dice la correcta organizaci¨®n del pelot¨®n, empez¨® a pasarse el d¨ªa en un puesto de francotirador, desde el que disparaba a civiles, ancianos, ni?as y mujeres. Eso es lo que aseguran quienes lo denuncian, claro, el grupo de soldados que rompi¨® el muro de silencio y se gan¨®, para muchos, un estigma que todav¨ªa pervive. Sus quejas quedaron estancadas en una jerarqu¨ªa de la que el acusado formaba parte. Hasta que estall¨® todo y el secreto dej¨® de serlo.
¡°Es la guerra. Si puedes justificar el disparo y luego puedes dormir y vivir con ello, adelante¡±. ¡°Cuando luchas contra estos monstruos durante tanto tiempo, terminas pareci¨¦ndote en algunas cosas a ellos. Convi¨¦rtete en un monstruo para combatir a otro¡± ¡°?Estamos aqu¨ª para ganar o no? Parece que si sigues las reglas que nos han dado, no estamos ni cerca de ganar. Hay que mancharse un poco las manos para vencer¡±. Son algunas de las muchas frases que un ufano Gallagher suelta durante la docuserie. Su declaraci¨®n en los minutos finales del ¨²ltimo cap¨ªtulo, a modo de triste ep¨ªlogo, es un canto triunfal para criminales de guerra, un haz lo que quieras con tal de ganar, una asunci¨®n impl¨ªcita de cr¨ªmenes por los que no se le puede ya condenar que da escalofr¨ªos.
Un juicio espect¨¢culo
Antes, los dos ¨²ltimos cap¨ªtulos se centran en el juicio militar al que fue sometido Gallagher, que se enfrentaba a cadena perpetua si era condenado por asesinato. De nuevo con gran pulso narrativo, el documental nos muestra c¨®mo la familia aprovech¨® la cobertura de la Fox y otros medios de la derecha m¨¢s dura y la ayuda del presidente Trump y mostr¨® a Gallagher como un h¨¦roe maltratado por un grupo de mileniales que se hab¨ªan alistado en los Seals para fardar y conseguir condecoraciones, unos soldados cobardes que encubr¨ªan con su denuncia su falta de motivaci¨®n para ir al combate. Al simplificar el proceso y olvidar detalles que jugar¨ªan en su contra, mancharon el nombre de los denunciantes (todos soldados de probada fiabilidad, que hab¨ªan superado pruebas inhumanas para llegar hasta ah¨ª) y aprovecharon el funcionamiento de la justicia en EE UU para convertir todo en un circo del que salieron beneficiados.
El juicio usa a ciertas im¨¢genes de recurso, inevitables toda vez que se trataba de un proceso militar, pero las voces aut¨¦nticas de testigos y abogados le dan verosimilitud. Corey Scott, el m¨¦dico que estaba junto a Gallagher cuando muere el prisionero, cambia su testimonio en el ¨²ltimo segundo y da la vuelta a todo el asunto. Cuando el caso parece no tener m¨¢s giros posibles, aparece en escena el personaje estelar del ¨²ltimo cap¨ªtulo, un abogado oscuro y brillante que juega con unos y otros. Pueden ver el resultado final en las noticias que se publicaron con el caso ya resuelto o dejarse cautivar por esta docuserie (tambi¨¦n disponible en un podcast muy completo), una reconstrucci¨®n fascinante de un secreto ominoso que, al dejar de serlo, cambi¨® para siempre los Navy Seals.
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