Campanas de Bel¨¦n

La semana pasada Bel¨¦n Esteban fue a divertirse a La resistencia. Hizo una entrada triunfal en un trono el¨¦ctrico rodeada de bolsas de patatas y de botes de salmorejo de su propia marca, Sabores de la Esteban, y cuando lleg¨® al borde del escenario del teatro Pr¨ªncipe Gran V¨ªa, se baj¨® y lanz¨® las bolsas de patatas entre el p¨²blico enfervorecido ¡ªel salmorejo lo entreg¨® en mano para evitar da?os¡ª. La euforia all¨ª era prima hermana de la que provoc¨® Oprah cuando regal¨® un Pontiac a cada uno de los 276 asistentes a su programa.

Hasta aqu¨ª el entretenimiento, porque luego vino la entrevista. Ella le declar¨® a David Broncano admiraci¨®n por poderes ¡ªa su marido y a uno de sus sobrinos les encanta¡ª y ¨¦l le pag¨® pregunt¨¢ndole c¨®mo se llama su hija y qu¨¦ es un Deluxe. Con dos cojines. Cuando ella habl¨® de sus amigas y mencion¨® a Tina y Mariv¨ª ¡ªconocidas por cualquiera que haya pasado por primero de S¨¢lvame¡ª, el presentador apostill¨® que le pegaba tener una amiga llamada Mariv¨ª. Sociolog¨ªa de baratillo, observar con actitud de entom¨®logo lo normal y corriente, y despreciar lo excepcional. Ella supo estar, ¨¦l no supo mirar.

Es normal que Nadia Calvi?o no supiese qui¨¦n es Paca la Pira?a cuando se la ment¨® en el Congreso. Aunque algunos hayan cre¨ªdo que s¨ª, los ministros no est¨¢n para analizar series o programas. Pero si uno se dedica al entretenimiento, mirar a Bel¨¦n Esteban por encima del hombro o reducirla a carne de meme dice m¨¢s del que lo practica que de ella. A David Broncano le gusta entrevistar haciendo como que oye campanas y no sabe d¨®nde, pero las campanas de Bel¨¦n suenan demasiado como para que ignorar su procedencia ¡ªo fingir hacerlo¡ª aporte algo m¨¢s que desconcierto.

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